Un país de idólatras

Termino por asquearme por las condenas que, desde juzgados, algunos partidos políticos, grupos de la sociedad y determinados grupos eclesiales, se vienen realizando contra todo aquel que propase, sobre todo, el “respeto a las imágenes” que los creyentes cristianos adoran. Al mismo tiempo exaltan a las imágenes, las cuidan, las besan, les hacen desagravios y piden a su dios que mande al infierno a tanto hereje. ¿Se han parado a preguntarse qué tipo de creencia es la que tienen y la han cotejado con el evangelio en el que dicen que se basan? Siempre me he preguntado sobre el tipo …

Termino por asquearme por las condenas que, desde juzgados, algunos partidos políticos, grupos de la sociedad y determinados grupos eclesiales, se vienen realizando contra todo aquel que propase, sobre todo, el “respeto a las imágenes” que los creyentes cristianos adoran. Al mismo tiempo exaltan a las imágenes, las cuidan, las besan, les hacen desagravios y piden a su dios que mande al infierno a tanto hereje. ¿Se han parado a preguntarse qué tipo de creencia es la que tienen y la han cotejado con el evangelio en el que dicen que se basan?

Siempre me he preguntado sobre el tipo de creencias que en este país tenemos, no solamente los creyentes con respecto a sus divinidades, sino toda la sociedad como actitud de vida con respecto a las famosas y famosos, a los líderes políticos, a quien está de moda por el motivo que sea y, sobre todo, al dinero.

Actuamos con un fetichismo tal que no somos capaces de ver más allá de la imagen. Con razón los medios de comunicación se han convertido en los principales valedores y sustentadores de “las verdades” que nos quieran transmitir, siempre que vayan acompañadas de imágenes.

Lo mismo nos ocurre con cualquier personaje que quiera ponerse en el candelero. Fomenta su imagen porque sabe que los medios y la percepción acrítica de la sociedad harán el resto, con el resultado de una imagen más idolatrada.

El papel que, hoy en día, juegan las creencias, sigue siendo el papel del rasero absoluto por el que todo se mide y tamiza desde lo que la sociedad toma como ejemplo: la imagen. Se cree en lo que se ve, en lo que se palpa y en lo que, de alguna manera, podemos participar y formar parte. Todo lo que vaya contra este tipo de “creencia”, va contra cada uno de nosotros y nosotras, por tanto hemos de defendernos de esos ataques. Esto da pie para preguntarme si además de la imagen disponemos de algún tipo de mensaje que dé sentido y explicación de tanta barbarie anímica. En realidad ¿en qué se cree?, ¿qués es lo que mantiene el sentido de la vida de la gente?

No trato de hacer ningún esfuerzo por iniciar alguna reflexión seria, es posible que los idólatras me tachasen de ser un hereje o un blasfemo porque no tendría en cuenta el valor que para ellos tienen las imágenes religiosas. Sin embargo, sí que quiero terminar con una petición: el mismo respeto que piden para sus imágenes, pido yo para quienes pensamos de otra manera porque, al fin y al cabo, no atacamos lo que entendemos que es la naturaleza y esencia de su creencia, pues ésta va más allá de las imágenes.

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