Un correoso Fénix pone en aprietos al favorito UBU Colina

El equipo maño supo sobreponerse a la diferencia física y al abultado marcador al descanso y apretó durante la segunda parte hasta acercarse a 7 puntos de los burgaleses

Foto: Luis López.

El Fénix saltó este domingo al embarrado césped del CDM David Cañada con una sonrisa, sabedores, jugadores y cuerpo técnico, de que el objetivo de la temporada estaba más que cumplido. Era la primera vez que el equipo maño, y a la postre todo el rugby aragonés, se asomaba al balcón de la élite del rugby estatal.

Los del “velódromo” salieron sin complejos, y en el primer minuto de juego, tras un saque de lateral con fallo por parte del equipo visitante, seguido de una tremenda presión local, Francoise Aoustou aprovechaba un balón suelto para patearlo dentro de la zona de marca defendida por los burgaleses y plantar bajo palos la primera marca zaragozana. No se podía empezar de mejor manera el Play-Off de ascenso a División de Honor.

Sin embargo, las leyes de la física son inevitables, y tras el saque de centro la delantera del UBU Colina Aparejadores de Burgos se metía dentro de la 22 zaragozana con ganas de vengar la afrenta. La melé burgalesa se convirtió en una apisonadora que por momentos pareció demoler a los ocho jugadores maños. Las faltas reiteradas de los de Jorge Molina en esta fase estática supusieron un ensayo de castigo y la expulsión de uno de los pilares del Fénix. A partir de ahí la primera parte se tiñó de color burgalés. Veinte minutos aguantó el Fénix con su casillero vacío, pero el castigo igualaba la contienda (7-7) y dejaba al equipo local con un jugador menos por diez minutos.

El Fénix se defendía como podía ante unos jugadores físicamente superiores. La melé se convertía en la mejor arma del conjunto burgalés y al equipo local le pasaba factura tanto en el marcador como en lo moral. Las cargas de la delantera contraria eran más que efectivas y ganaban metros continuamente apoyadas en descargas de balón que el Fénix no supo defender. El encuentro vivió momentos críticos, como el ensayo en primera fase del zaguero burgalés, un auténtico cuchillo durante todo el encuentro, tras un saque de centro. Hasta cuatro veces rebasaron la línea de marca los de Burgos dejando un marcador al descanso de 7-31, que hacía asomar al fantasma de la debacle.

Pero el Fénix, fiel a la leyenda que le da nombre, se conjuró en el vestuario y volvió al terreno de juego con la intención de mostrar su mejor cara ante el numeroso público congregado para presenciar el histórico encuentro. La melé dejaba de recular y se apuntalaba, no sin dificultad. El Fénix comenzaba a encadenar fases de juego, instalándose en campo contrario. Fruto de un golpe de castigo un saque de lateral situaba al Fénix en la veintidós del UBU Colina. El maul se ha convertido en una de las mejores armas de los maños y fueron a por él. La plataforma se formó, los ocho se convirtieron en uno y empezaron a caminar, paso a paso, la tres cuartos se unió al maul, la grada empujó cada metro que separaba a los jugadores maños del ansiado ensayo, que finalmente fue defendido en golpe por los burgaleses y sancionado con un ensayo de castigo. El Fénix comenzaba a creer en la remontada.

Los maños consiguieron acomodarse. Disponían de balones, contraatacaban con criterio cuando el Burgos se defendía con el juego al pie. Varias rupturas de la línea defensiva quedaron en nada por falta de apoyos. Al fin, Diego Argaña rompía la línea defensiva para lanzar una patada rasa en su encuentro con la última cortina burgalesa, volvió a patearla en carrera, consiguiendo recuperar la posesión y soltar el balón en las manos de Bartel, que volvía a ensayar para el equipo zaragozano. 21-31 en el marcador y caras llenas de esperanza en la grada. El Fénix siguió intentándolo y consiguió un golpe de castigo centrado. 24-31. La remontada sobrevolaba el césped del velódromo.

Pero el enorme equipo burgalés supo sacarse la presión de encima. Cinco minutos después pasaba un golpe para situarse a diez puntos en el marcador, en el momento en el que el encuentro se igualaba en el juego. El Fénix lo intentaba en vano, aunque estuvo cerca de conseguir otra marca. El encuentro llegaba a su fin cuando una melé centrada en las cercanías de la veintidós maña concluyó con un conjunto de errores en la zaga que terminaban con un nuevo ensayo para el equipo visitante. 24-41 y final del partido. Sin duda un espectáculo precioso el ofrecido por los dos conjuntos, ante una grada entregada y con la presencia de 150 aficionados burgaleses.

El partido dejó dos cosas claras. La primera: el equipo burgalés es claro candidato al ascenso a la élite del rugby estatal. La segunda: el Fénix es un equipo repleto de pundonor, un grupo con calidad suficiente para sobreponerse a las circunstancias y plantar cara a cualquiera, que viajará a Burgos el próximo domingo de nuevo con una sonrisa, sabedores de lo difícil de la gesta, pero con la ilusión intacta y con muchísimas ganas de poner en aprietos al UBU Colina Aparejadores de Burgos.

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