La política de transporte del Estado español ha favorecido el transporte privado frente al público, el individual frente al colectivo, la carretera frente al ferrocarril, y el AVE frente al tren normal que utilizamos la inmensa mayoría: sólo un 4% de las personas utilizan el AVE, que se lleva el 70% de las inversiones ferroviarias, mientras que los trenes de cercanías y los trenes regionales, donde viajamos el 96%, reciben sólo un 30%. El AVE es un tren elitista, ineficiente e insostenible, caro y sumamente deficitario, que pagamos entre todos/as pero no todos/as podemos utilizar, que se diseña en periodos …