La dimensión transformadora e innovadora de la economía social y solidaria contrasta frontalmente con la ineficacia y la opacidad de las soluciones propuestas desde el sistema dominante, que una y otra vez aplica medidas correctoras bajo la misma lógica con la que crearon los problemas que pretenden solucionar, tomando siempre como premisas la competitividad y el lucro, privatizando los beneficios y socializando las pérdidas y los costes sociales y ecológicos.
En los tiempos que corren ya es un hecho irrefutable que la economía social y solidaria emerge con fuerza a lo largo y ancho de la península en forma de miles de experiencias y prácticas económicas que hacen de la cooperación y el bien común los principales valores sobre los que asentar un nuevo paradigma económico.
Ahora más que nunca necesitamos visibilizar, articular y reforzar las prácticas y discursos de la economía social y solidaria, consolidar nuestros rasgos de identidad como movimiento social globalizado pero arraigado en lo local, seguir sembrando semillas y cultivando con cariño y con empeño los brotes de un nuevo paradigma socioempresarial radicalmente opuesto al dominante.
Una de las principales contribuciones del sector para hacer frente a estos nuevos retos son las metodologías y herramientas de Auditoría Social y Balance Social. Éstas consisten en una serie de procesos de evaluación y autodiagnóstico sobre criterios como la democracia, la igualdad, el compromiso social, el compromiso con el medioambiente, la calidad laboral o la calidad profesional.
¿Qué buscamos? Visibilizar y comunicar prácticas socialmente responsables de las organizaciones, contribuyendo así a construir y consolidar la identidad del sector, sus prácticas y sus discursos. También facilitar procesos de mejora continua en las organizaciones y garantizar la sostenibilidad, en sentido amplio, de la actividad económica a lo largo de todo el ciclo económico. Y ofrecer criterios objetivos a la ciudadanía para que pueda practicar el consumo crítico y responsable también.
No se trata tanto de poner al servicio de las empresas convencionales instrumentos de marketing social, si no de poner al servicio de las empresas y organizaciones de la economía social y solidaria instrumentos de transparencia que les permitan visibilizar prácticas socialmente responsables que forman parte de su ADN. Prácticas que, lamentablemente, a menudo quedan silenciadas u ocultas por la falta de recursos económicos o humanos necesarios para poder trabajar la comunicación de estas prácticas socialmente responsables.
La Auditoría Social y el Balance Social también han sido diseñados para facilitar procesos de mejora continua en las organizaciones. Ofrecen una fotografía de las aportaciones sociales y ecológicas de la empresa en el ultimo ejercicio y permiten comparar los resultados ejercicio tras ejercicio. Los elementos evaluados informan, no solamente sobre los aspectos internos de la organización, si no también sobre la cadena de proveedores y todo el ciclo económico: producción, distribución o comercialización, consumo e instrumentos financieros.
Mediante la aplicación de un sello de confianza se están ofreciendo también criterios objetivos y fiables a la ciudadanía sobre los orígenes y condiciones de producción de los bienes y servicios que consumimos, facilitando los procesos de toma de decisiones en tanto consumidores críticos y responsables. Comprando un bien o servicio a una empresa con el sello de confianza de auditoría social o balance social sabemos que estamos contribuyendo activamente a la construcción del Mercado Social, y por tanto al cambio de paradigma socioeconómico.
Datos que nos cuentan
Finalmente la auditoría social y el balance social se proponen también profundizar en la identidad de la economía social y solidaria como sector emergente. Son instrumentos diseñados bajo una perspectiva de transformación socioeconómica no funcionalista, y que en cada ejercicio, mediante la elaboración de un balance social agregado, aportan datos globales sobre el sector hasta ahora inexistentes, y que contrastan con los datos aportados por el sistema económico dominante.
Un dato para concluir: el Balance Social agregado en 2011 de la XES, en términos de generación de empleo, muestra cómo éste ha aumentado en 7,5% los contratos respecto al año anterior. La economía social y solidaria resiste la crisis con más efectividad que las empresas convencionales. Otro modelo económico es posible, necesario, urgente y real. Podemos decirlo alto y claro sin temor a equivocarnos.
Jordi Ribas, es parte de la Xarxa d'Economia Solidària (XES) | En DIAGONAL
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