18 de julio de 1936. Comienza el golpe de Estado del ejército español, encabezado por José Sanjurjo -que murió dos días después en un accidente de avión-, y otros militares golpistas, contra el gobierno de la Segunda República elegido democráticamente por la ciudadanía.
Los sublevados, planeaban hacerse con el control del país en 72 horas, pero no contaban con que una gran parte del ejército estaba dispuesta a mantener su lealtad a la República. Por eso, el golpe fascista fracasó y la defensa de dicho gobierno desencadenó la Guerra Civil.
Una guerra, en la que las demás democracias europeas abandonaron en su defensa al legítimo gobierno de la República. Tanto Francia como Gran Bretaña evitaron intervenir en el conflicto. Este hecho fue determinante para desequilibrar el balance de fuerzas durante la guerra. Únicamente el apoyo de las Brigadas Internacionales y la ayuda de la Unión Soviética, sirvieron para que los republicanos, en un primer momento, plantaran cara a los golpistas, aunque este apoyo resultó del todo insuficiente.
El golpe, financiado por la Alemania nazi y la Italia fascista, y que contó con la inestimable ayuda de la iglesia católica, fue planeado meses antes y sirvió para implantar, tras tres años de una guerra cruenta, un régimen dictatorial que duró 40 años. Años de represión, en los que se cometieron una serie de atrocidades que aún hoy, determinados sectores de la clase política sigue sin condenar.
Sin ir más lejos, hace unos días el parlamento madrileño se negó a sacar adelante esta condena. Tanto Partido Popular como Ciudadanos fueron incapaces de reconocer este suceso. Un hecho que demuestra que todavía existen determinados residuos franquistas en la sociedad actual y que después de 80 años, a diferencia de Alemania e Italia, el Estado español se empeña en su negación.
Cabe destacar, a diferencia por ejemplo de otros territorios del Estado español, que en Aragón se consiguió que el pasado 29 de junio, que todos los grupos parlamentarios decidieran de manera unísona la condena explícita de dicho golpe. Sin lugar a dudas un hecho histórico.
Por otra parte, durante este 18 de julio se ha convocado en Uesca una movilización en repulsa y condena al golpe militar del 36. Desde las asociaciones republicanas de Uesca (Círculo Republicano Manolín Abad de Uesca; Ateneo Republicano Josefina Buil de Monzón; Ateneo Republicano de Binéfar y Comarca; Asociación Sobrabense “La Bolsa de Bielsa; Círculo Republicano del Alto Gálligo; Colectivo Manuel Azaña de Monzón; Círculo Republicano de Balbastro), se ha organizado una manifestación que comenzará a las 19 horas en la plaza de Zaragoza, y que servirá para recordar el 80 aniversario de la sublevación militar, fascista y genocida.
Un aniversario que sigue sin contar con la condena explícita, en algunos territorios, de todos los partidos democráticos, y que pone en tela de juicio lo que ocurrió el 18 de julio de 1936, momento en el que se dio paso a uno de los episodios más oscuros dentro de la historia reciente del Estado español.
Casi 115.000 republicanos, víctimas y familiares, siguen abandonados en las cunetas. Mientras, la administración española mira para otro lado y continúa haciendo oídos sordos a las legítimas reclamaciones recogidas en la Comisión Permanente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en el año 2006, en la que se condenó por unanimidad el régimen franquista, y en la que se instó al gobierno a la creación de una comisión de investigación sobre los delitos cometidos por el franquismo. Seguiremos esperando.
