El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, se ha dirigido al Papa Francisco en una carta enviada la pasada semana al Vaticano. En ella le pone al corriente, "de primera mano y desde el mismo espíritu de entendimiento y respeto", del procedimiento llevado a cabo por el Ayuntamiento de Zaragoza para declarar nulas las inmatriculaciones de La Seo, la Iglesia de la Magdalena, de San Juan de los Panetes y Santiago el Mayor y cuyo último paso fue la presentación de una propuesta de acto de conciliación en el juzgado.
El alcalde, que contesta a una misiva anterior del pontífice, le expresa: “Ahora me toca a mí escribirte [...] Durante décadas – desde finales de los años 40 hasta prácticamente ayer- cientos de propiedades que anteriormente eran públicas o de uso común fueron registradas como propiedad de Obispados y Arzobispados. Sin publicidad. Muchas veces de manera opaca. No solo afectó a espacios de culto, como podríamos imaginar, sino a todo tipo de bienes: locales, viviendas de los curas en los pueblos, fincas, caminos y plazas. De hecho, los espacios de culto no se podían inmatricular hasta 1998. Y, sin embargo, en 1987 y 1988, el Arzopispo de Zaragoza, Monseñor Elías Yanes, inamtriculó a su favor dos de las joyas del patrimonio de nuestra ciudad: la Iglesia de La Magdalena y La Seo”.
En la carta, Santisteve ha dedicado unas palabras a La Seo, “un espacio emblemático que espero que recuerdes de tu visita a Zaragoza, cuando eras obispo de Buenos Aires”. El alcalde se refiere a ella como un lugar ligado a la historia de la ciudad por siglos: “Con su impresionante pared mudéjar – hija de un cruce de culturas- [...], presidiendo el foro de la ciudad cuando todavía se llamaba Cesaraugusta, lugar del templo de sus habitantes romanos; albergando más tarde la mezquita mayor de la ciudad; conquistada por los reyes cristianos; donde debían ser coronados los Reyes de Aragón y jurar los fueros”.
En la misiva, el alcalde le pide al Papa su colaboración para mantener “el marco de tranquilidad, respeto y confianza que debe tener una democracia”. Tras explicar el proceso judicial iniciado en el consistorio, le señala: “Como has podido leer, no tiene nada que ver con cuestionar el carácter sagrado que tiene para los vecinos y visitantes católicos. Ni su uso litúrgico. No se trata de expropiar ni de confiscar bienes, ni mcuho menos expoliar a la Iglesia. Solo de mantener el patrimonio común de nuestra historia”.