Raquel Marot: "La memoria es algo que nos define. Como persona y a nivel colectivo"

La visita de Raquel a tierras aragonesas no estuvo motivada solo por la búsqueda de información sobre su bisabuela Vicenta. Raquel está investigando acerca de cómo trasmitir esta memoria. Ver que se elige como discurso y su forma de trasmisión. Propone una solución: el turismo sin una espectacularización y sin banalizar el pasado.

Foto: Pablo Ibáñez

Raquel Marot Rouichi tiene 28 años. Historiadora y francesa de nacimiento, decidió aprender español y estudiar Historia para Investigar sobre su bisabuela, una alcañizana que al finalizar la Batalla del Ebro, tuvo que huir a Francia y pasar por un campo de concentración. Entiende su investigación como una búsqueda en su pasado y un homenaje a su bisabuela y a su abuela.

Formándose en como preservar la Memoria Histórica y la forma de transmitirla a la juventud, ha realizado varios trabajos sobre el compromiso de las mujeres con la causa republicana. Con motivo de su reunión y entrevista con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón (ARMHA), hablamos con ella, para conocer como enfoca la búsqueda de la información y sus inquietudes.

Su bisabuela Vicenta Cerdán Pellicer nacida en Alcañiz en 1905, tuvo que huir después de la guerra, como otras miles de personas a Francia, y murió en Pau en 1944. Casada con un hombre apellidado Sánchez, su nombre de casada pasó a ser Vicenta Sánchez Cerdán. Sin embargo la familia descubrió que, años más tarde se volvió a casar con un hombre llamado Antonio Cánovas. Raquel busca en los registros civiles de los ayuntamientos franceses información acerca del casamiento, pero de momento no ha encontrado datos al respecto.

Después de la guerra, la familia de Raquel decidió trasladarse Francia. Raquel indica que la vida de su bisabuela, ha sido como un tabú en su familia “se hablaba poco del tema o se decía que la bisabuela había muerto en la guerra."

Desde pequeña tenía mucho interés por su bisabuela, pero no recibía las respuestas que quería, eso le costó unos cuantos enfados con su abuela, que no quería hablar de Vicenta. “Poco a poco empezó a confiarse y a decirme ciertas cosas". Esto le motivó a investigar y querer “saber que significa ser una mujer en esos años, saber que es irse al frente para luchar por unos ideales. Y como mujer, sobretodo tener que abandonar a su familia porque no se tiene otro remedio”, aclara Raquel.

Cruzar la frontera

Tras La Batalla del Ebro, Vicenta y su hermano tuvieron que huir a Francia. Al cruzar la frontera fue detenida y trasladada a un campo de concentración. Fue su hermano quien preservó ese testimonio. Sabe que en otro momento estuvieron con los maquis, pero de esta etapa nos dice: "No tengo nada. Lo que tengo son pequeños detalles. Mi bisabuela se había ido a Francia con su hermano. Y su hermano tuvo que regresar a España. Su hermano durante varios años se tenía que presentar cada semana a la Guardia Civil. Y entonces fue él quien le dijo un par de cosas -a la madre de Raquel-. Lo que yo sé hoy en día es gracias a mi madre, que se enteró de todas estas cosas. Hizo varias preguntas. Entonces él fue quien mi madre conoció y fue mi madre quien habló y le preguntó cosas", subraya Raquel.

Cuando Vicenta Cerdán huyó dejó a su hija, que para aquel entonces tenía 8 años, a cargo de su tía: “Que luego su tía, se casó, y bueno de lo que yo sé parece ser que fuera con un franquista. Y entonces gracias a esta persona pudieron quedarse vivas. Me dijo mi abuela que apareció una persona que se las quería llevar y les dijeron que no y entonces se llevaron a otras personas.", matiza Raquel.

Su abuela intentó cruzar la frontera con su padre y sus hermanas, pero “enfermó y tuvo que regresar a Alcañiz y quedarse estos tiempos. Su hermana mayor si que pudo pasar la frontera y quedarse con su padre. Mi abuela se quedó en España y pudo pasar la frontera con veintipico años.”

Raquel recuerda alguna de las anécdotas que su madre le contaba sobre su bisabuela como, por ejemplo, cuando un día paseando por un pueblo de Aragón se le acercó un hombre, increpándole e indicando que se fuera del pueblo, al parecer, recordaba a Vicenta: “Es que tú eres una Sánchez Cerdán y conocemos a tu abuela”.

“Vicenta se había paseado por el pueblo con el abrigo de la virgen. Evidentemente había montado un escándalo en el pueblo y ese señor todavía lo recordaba y no quería que mi madre estuviera en ese pueblo”, comenta Marot. Gracias a anécdotas como esta, empezó a preguntar a su familia.

“Pero como ya os dije era un tema un poco tabú y se perdió información. Empecé yo ya a decirme tengo que aceptar quizá que no puedo recuperar toda la información como historiadora que yo quiero para saber quién soy y de dónde soy".

El compromiso de las mujeres

Estas historias fueron un desencadenante para indagar e investigar sobre su pasado “empecé a estudiar español. Hice un máster de investigación y me dediqué a trabajar sobre el compromiso político de las mujeres durante la Guerra Civil. Porque, como dije, desde pequeña había escuchado hablar de este tema. Y sobre todo de esta mujer que se había comprometido. Y que había dejado luego a sus hijos para irse después de la invasión. Esas fueron las razones por las que yo me dediqué a investigar en cuanto al tema. Es decir, la información que yo ahora tengo son fragmentos. Logré recibir esta información haciendo preguntas a mi madre y a mi abuela, que murió hace poco de un cáncer. Pero hablándolo con mi abuela era un tema un poco tabú porqué ella lo vivió bastante mal".

Marot nos habla de sus investigaciones universitarias y su enfoque de género: “La investigación que yo hice es sobre el compromiso de las mujeres. Hice dos trabajos. Uno de una obra literaria y su adaptación al cine que era Libertarias. Y entonces hice una análisis sobre esta obra y luego trabajé sobre las discrepancias dentro del bando republicano”. Esta historiadora aprovechó para ello las reflexiones de algunas políticas como Federica Montseny y de algunas guerrilleras como Micaela Feldman.

Foto: Pablo Ibáñez
Foto: Pablo Ibáñez

Nuevas perspectivas para Memoria Histórica y como preservarla en el tiempo.

La visita de Raquel a tierras aragonesas no estuvo motivada solo por la búsqueda de información sobre su bisabuela Vicenta. Raquel está investigando acerca de cómo trasmitir esta memoria. Ver que se elige como discurso y su forma de trasmisión. Propone una solución: el turismo sin una espectacularización y sin banalizar el pasado.

Para su investigación universitaria se entrevistó con técnicos del Gobierno de Aragón y con asociaciones memorialistas aragonesas. "De esto se puede sacar muchas preguntas. La memoria es algo que nos define. Como persona y a nivel colectivo. Para saber de dónde venimos y a donde vamos. Y yo creo que eso es algo primordial. Luego está el tema de la justicia, que sepamos lo que ha pasado”.

Esta joven comenta acerca del turismo “puede ser una herramienta para salir adelante, pero sin caer en la espectacularización. Porque de eso yo tengo un poquito de miedo. Que se haga demasiado el show en cuanto a esto. Creo que hay que buscar un equilibrio para no ir de un extremo a otro para intentar destacar una cierta objetividad aunque sea algo súper difícil. Un trabajo de historiador”.

A la hora de enfrentarse a este reto, Raquel plantea algunas preguntas, “¿Con qué meta al final se va a poner de relieve tal patrimonio? Porque al final estamos hablando de un patrimonio conflictivo. Es decir, quien dice turismo dice aprovechamiento económico y se puede ganar en cuanto a algo doloroso. Es toda una pregunta. Yo creo que si se maneja bien podría ser una buena herramienta además de toda la labor en la escuela. Para que se vaya restableciendo para que la gente en sí se entere un poco de lo que ha pasado”.

Sin embargo, uno de los peligros que advierte de estas conmemoraciones públicas es caer en la mercantilización de la violencia: “En Francia existe un parque de atracciones. Hay un señor que monta espectáculos de atracciones en cuanto a momentos históricos. Entonces están los Vikingos y todas estas cosas. Pero hay uno que hace… que no me sienta tan bien. Hizo una reconstrucción de una trinchera de los años 1914-1918. La gente va por vivir una experiencia, porque hoy en día no sabemos qué hacer. Se quedan 15-20 minutos viviendo la experiencia de la trinchera. Con el ruido, con el olor, con todas estas cosas. A mí me ha parecido como increíble. ¿Hasta qué punto vamos a llegar? No sé, es como si hubiéramos perdido todo el sentido moral o ético. Hay gente que ha muerto o que ha aparecido en pésimas condiciones. Y nosotros vamos porque ya no sabemos qué hacer...”, comenta.

“¿Qué pasa? Que nos cuesta demasiado ponernos a leer un libro y necesitamos vivir la experiencia y se nos quede grabado en la mente. Son cosas así. Entonces había visto este hombre que quería montar lo mismo en España. Creo que en Toledo. ¿Va a montar un show con los Reyes Católicos, Napoleón...y luego qué? ¿la Guerra Civil? Creo que hay que encontrar un equilibrio. No sé puede hacer un juego de cualquier cosa”, finaliza.

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