Radiografía de una política asesina

Lanzarse al vacío, ahorcarse... hay muchas formas de suicidarse, como también hay muchas formas de matar. Conforme avanzan las medidas de austeridad, aumenta la tasa de desempleo y con ella el aumento de suicidios. Tres en los últimos días, aunque uno de ellos no tuviese final fatal. Se calcula que una persona al día se suicida por los desahucios. La noticia saltaba a los titulares de los grandes medios de (des)información este jueves: José Miguel Domingo, granadino del barrio de La Chana se suicidaba antes de que llegase la Policía Nacional para ejecutar el embargo de su vivienda. Casi a …

Lanzarse al vacío, ahorcarse... hay muchas formas de suicidarse, como también hay muchas formas de matar. Conforme avanzan las medidas de austeridad, aumenta la tasa de desempleo y con ella el aumento de suicidios. Tres en los últimos días, aunque uno de ellos no tuviese final fatal. Se calcula que una persona al día se suicida por los desahucios.

La noticia saltaba a los titulares de los grandes medios de (des)información este jueves: José Miguel Domingo, granadino del barrio de La Chana se suicidaba antes de que llegase la Policía Nacional para ejecutar el embargo de su vivienda. Casi a la vez, Juan Carlos de Borbón apoyaba las medidas de recortes del gobierno español, que “ya han comenzado a dar sus frutos”. En efecto, las políticas guiadas por el capitalismo que cada día generan más desigualdades sociales entre la población está generando su fruto: la muerte de personas.

Estas muertes evitables en tanto mejorasen las condiciones de vida de las personas son sólo la punta del iceberg, una llamada de atención para quienes todavía no se han dado cuenta de que las políticas neoliberales que sólo piensan en salvar bancos y hacer a los ricos más ricos todavía son asesinas, pues generan cientos de víctimas a diario.

Esto que parece una pataleta, pura demagogia que pensarán algunos, son hechos probados en numerosos estudios de investigación. Pensemos en lo siguiente que ya escribieron en su día Richard Wilkinson y Michael Marmot: el ser humano, en calidad de ser social no necesita solamente contar con unas buenas condiciones materiales, sino que ya desde la primera infancia necesitamos sentirnos valorados y estimados. Necesitamos amigos, necesitamos sociedades más sociables, necesitamos sentirnos útiles y necesitamos un cierto nivel de control sobre un trabajo valioso. Sin todo ello, nos volvemos más propensos a la depresión, al uso de las drogas, a la ansiedad, la hostilidad y a la desesperación, y todo ello repercute en la salud física.

Las circunstancias sociales y económicas en las que vivimos determinan nuestra salud de por vida. Nuestro código postal influye más en nuestra salud que nuestro código genético. Así, una persona puede vivir hasta diez años más que otra, en la misma ciudad, en función de si su barrio es de “clase alta” o “baja”. En las escalas sociales más bajas existe el doble de riesgo de padecer enfermedades graves y muertes prematuras que en las escalas superiores.

Las desventajas que suponen una educación pobre, un empleo inestable, una vivienda en malas condiciones o una ausencia de la misma; intentar sacar adelante una familia con escasos recursos o vivir con una pensión de jubilación insuficientes suelen afectar a las mismas personas y tienen un efecto acumulativo. Así, cuanto mayor es el tiempo en que alguien se somete a estas circunstancias, peor va a ser su salud y menores las posibilidades de disfrutar de una vejez sana.

Estas circunstancias adversas tienen un claro efecto estresante, que se puede prolongar en el tiempo. La inseguridad, una autoestima baja, el aislamiento social y la falta de control sobre el trabajo y la vida doméstica influyen también en la salud, aumentando las posibilidades de padecer una pobre salud mental y una muerte prematura. La vulnerabilidad que implica el estrés hace que aumente la probabilidad de infecciones, diabetes, hipertensión arterial, infartos cardíacos, derrames cerebrales , depresión o agresividad. No es extraño que en las consultas de Atención Primaria se tenga que saber cada vez menos de “clínica” y más de recursos sociales, laborales, de las redes sociales con las que cuentan las personas y de su situación laboral.

Del mismo modo, hay que pensar que todos estos factores desfavorables tienen su efecto desde la infancia: una educación pobre, una nutrición escasa, la falta de espacios donde jugar...también van a influir en la (mala) salud de las niñas y niños y pueden condicionar su salud futura.

El desempleo, las malas condiciones laborales, el aislamiento social, la alimentación, la calidad del transporte son otros de los factores que influyen claramente en nuestra salud. Queda demostrado que la reforma laboral perjudica seriamente la salud y que los recortes sociales aumentan la mortalidad .

Y sin embargo, hay quienes siguen perdiendo la vida en el mar, buscando unas mejores condiciones de vida en este contexto. Al menos catorce personas morían esta semana en el Mar de Alborán, mientras viajaban en patera hacia la península. El capitalismo caníbal arrastra consigo a miles de personas a nivel global.

En un época de enfermedades inventadas o de ver enfermedades donde sólo hay factores de riesgo o una evolución fisiológica de los seres humanos, pongamos sobre la mesa las consecuencias para la salud de todas estas políticas que recortan nuestros derechos, esquilman el planeta y ahogan nuestras vidas. Vamos a empezar a hablar de las consecuencias del capitalismo en nuestra salud.

Autor/Autora

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies