¿Quién custodia nuestro patrimonio?

El artículo 13.2 del Estatuto aragonés es muy clarito, “los poderes públicos aragoneses tienen el deber de conservar el patrimonio cultural”; la realidad de la Consejería de Cultura es otra. Su máximo responsable en patrimonio tiene un extraño concepto del deber de conservar. Anclado en Sijena, va pasando la legislatura sin hacer nada, preocupado por el postureo de las falsas banderas y dejando este citado artículo a la altura del betún. Mayte Pérez, la Consejera responsable avala la inacción. No han hecho nada y no van a hacer nada por nuestro patrimonio. El personaje en cuestión es Ignacio Escuín, que …

El artículo 13.2 del Estatuto aragonés es muy clarito, “los poderes públicos aragoneses tienen el deber de conservar el patrimonio cultural”; la realidad de la Consejería de Cultura es otra. Su máximo responsable en patrimonio tiene un extraño concepto del deber de conservar. Anclado en Sijena, va pasando la legislatura sin hacer nada, preocupado por el postureo de las falsas banderas y dejando este citado artículo a la altura del betún. Mayte Pérez, la Consejera responsable avala la inacción. No han hecho nada y no van a hacer nada por nuestro patrimonio.

El personaje en cuestión es Ignacio Escuín, que gana 64.743 euros brutos anuales -Director General de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón-, lo que no es poco, y el cual orienta su acción ejecutiva a la cultura de las élites (exposiciones, vanguardias, compra-venta). Poco ha pisado el territorio.

Hay actuaciones que no dan votos, muy sencillas de ejecutar pero que jamás abrirán portadas ni telediarios. El Gobierno de Aragón prefiere tirar de “listados cerrados” para su pack turístico, una deriva conformista, que subvenciona guías y financia recreaciones histórico-culturales de dudosa veracidad. Los lamentos ya han ido llegando, y no hablamos de Averly, cueva de Chaves o el terrorismo de la CHE en la ermita de Los Palacios (Mularroya).

El Hospital de San Millán (Torrelapaja) se encuentra en un alarmante estado de olvido y degradación. ¿Qué ha ocurrido con la Torre Candespina (Sobradiel) tras el derrumbe de uno de sus muros? ¿y la torre mudéjar de Villanueva de Jalón? Da igual, sólo es patrimonio de la Humanidad; eso sí, la fotico en FITUR queda muy bien. En 2018, la partida de la DGA para promoción y protección del patrimonio cultural es de 785.000 euros. ¿Dedicados a...?

El doble rasero es otra característica de Escuín. No hay ni rastro de iniciativas para que los bienes expoliados por el Estado vuelvan a Aragón; volvemos al Estatuto, su artículo 22.2 obliga a que todos los bienes que se encuentran fuera de territorio aragonés sean devueltos -retablo de Tobed, descontextualizado en El Prado; igual que la tabla de Santo Domingo de Silos (Daroca)-. En Bueña debería estar expuesta la sítula romana que hoy se encuentra en el Museo Arqueólogico del Estado. El tríptico-relicario del monasterio de Piedra fue donado mediante numerosas irregularidades. Nada se sabe, salvo que en Madrid están muy bien protegidas, ¡faltaría más! Colonialidad al gusto de todas, y los catalanes son muy malos y están abducidos (Lambán dixit). Desde Puyalón de Cuchas llevamos meses visibilizando esta cuestión, por dignidad, compromiso y para que la gente tome conciencia de la dimensión del expolio.

El listado es extenso y los toques de atención también. Hace unas semanas se actualizaba la Lista Roja del Patrimonio a nivel estatal, con 76 bienes aragoneses en peligro inminente si no se actúa: el castillo de Maluenda, las masías fortificadas del Maestrazgo, la granja agrícola de Almudébar o la iglesia de San Juan (Besians), por poner unos ejemplos. La desidia es inmensa y alcanza a todas las administraciones -provinciales, comarcales y locales-, aunque los pequeños municipios necesitan de una Dirección de Patrimonio que coordine y actúe de verdad. PSOE y su socio de gobierno actual (CHA) deberían tomar nota, igual que el resto de representantes políticos (Podemos, IU, PAR, PP, Ciudadanos).

Pero nadie hará nada, salvo que interese por un puñado de votos, ¿custodian el patrimonio? Juzguen ustedes. Mientras tanto, la intelectualidad del Grupo Heraldo aconsejando sobre lenguas, baturrismos y mentiras varias, el señor Guillermo Fatás, desde su preciada poltrona escupe odio, dirige a los gestores de lo público y mira para otro lado en cuestiones tan sensibles, sencillas y urgentes como las que nos ocupan.

Toda la vida igual.

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