Puigdemont afirma que no está en Bruselas para pedir asilo y denuncia "la politización de la justicia española"

Puigdemont comparece ante los medios en Bruselas para aclarar que no se encuentra en la capital belga para pedir asilo. Así mismo y declarándose como presidente legítimo de Catalunya, ha añadido que su intención es internacionalizar el conflicto catalán y la represión del Estado español.

En Bruselas, en el Club de Prensa Internacional, se han reunido más de 150 periodistas para escuchar las declaraciones de Carles Puigdemont tras marcharse de Catalunya. Es remarcable este dato porque el emplazamiento tiene aforo para 50 personas y se demuestra que el conflicto entre la República de Catalunya y el Estado español está plenamente internacionalizado.

Puigdemont ha comparecido ante medios de comunicación de todo el mundo para dar unos mensajes claros tanto en catalán, castellano como en francés. Se ha presentado como el presidente legítimo de Catalunya y ha asegurado que no está en Bruselas para pedir asilo, sino para internacionalizar el conflicto; para pedir auxilio y no exilio.

En un primer momento el president ha narrado cómo se sucedieron los hechos desde que el Parlament declarara la independencia el viernes 27 de octubre. Puigdemont ha asegurado saber de forma fehaciente que “el gobierno español preparaba una acción represiva sin precedentes”, que se concretaba en la querella que el fiscal José Manuel Maza ha interpuesto ante los miembros del Govern y a la mesa del Parlament. Tal y como ha narrado Puigdemont dicha querella suma “penas de 500 años de prisión”.

Teniendo en cuenta esta situación, Puigdemont ha asegurado que el Govern “prioriza la prudencia, la seguridad y la moderación, para evitar la violencia” en Catalunya. El expresident considera que “la paz y el diálogo han sido una prioridad del Gobierno y la mayoría del pueblo catalán”.

“Antes y después del referéndum nuestra mano ha sido extendida hasta el infinito (..) llegando al mínimo de suspender la declaración de independencia para dialogar”, ha señalado Carles Puigdemont. “El diálogo era en esas condiciones imposibles”, ha añadido refiriéndose a la represión del Estado.

Ante esta situación Puigdemont ha destacado que actualmente hay 700 alcaldes imputados y 1.000 personas heridas durante las jornadas del 1 de octubre. En lo que respecta al Estado español, el president ha asegurado que las premisas del Gobierno de Rajoy han sido la “impunidad de la extrema derecha” y las “multas millonarias”. Por ello, Puigdemont ha anunciado que, aun pudiendo “optar por forzar a los funcionarios leales al gobierno a ir hacia una disputa por la hegemonía” ha preferido que no haya violencia. “No se puede construir la república de todos desde la violencia, no nos pueden arrastrar a un escenario que el movimiento soberanista ha rechazado siempre”, ha añadido.

A continuación, Puigdemont ha censurado la querella del fiscal Maza -fiscal que ha recordado el president ha sido reprobado por el Parlamento español-, al considerar que no se sustenta jurídicamente, ya que se trata de un movimiento político represivo.

El president ha explicado porque el Govern de Catalunya destituido por el Gobierno español se encuentra actualmente dividido entre Bruselas y Barcelona. Se trata de una doble estrategia que responde a la voluntad de no ser denunciado el Govern por usurpación de cargos públicos, pero mediante la cual el Govern pretende no abandonar las instituciones catalanas con tal e defenderlas.

Según Puigdemont, el Govern seguirá trabajando en cuatro ámbitos. Él y los concellers se han trasladado a Bruselas para “hacer evidente el problema catalán en el corazón de Europa y hacer visible la situación de persecución del Estado español”. Además, el Govern se queda en Catalunya para seguir trabajando y para denunciar la querella interpuesta por el fiscal Maza. En tercer lugar, Puigdemont ha dicho que se seguirá dando apoyo a las instituciones y organizaciones que luchan para que no se dilapide el autogobierno catalán. Por último, el president ha afirmado que “no nos dan miedo las elecciones del Gobierno español”.

Es en este último punto ha sido donde el Puigdemont ha aumentado su tono contra el Estado. “Las elecciones del 21D son un reto democrático”, ha señalado para añadir segundos más tarde que el independentismo acatará los resultados que salgan de las urnas. “¿Hará lo mismo el Gobierno español? ¿Respetará el resultado que pueda dar una mayoría a las fuerzas independentistas?”, ha preguntado retóricamente el president. “Si no es así habría dos votantes en Catalunya, los que permiten aplicar resultados y los que no”, ha concluido.

Puigdemont ha pedido a la comunidad internacional y a Europa que reaccionen por una vez. Según el president, en el conflicto catalán no solo está en juego la independencia de una región de Europa. “Están en juego los valores de la UE”, ha asegurado Puigdemont. “Permitir al Gobierno español no dialogar quiere decir acabar con la idea de Europa (...) es un precio que todos pagaremos”, ha sentenciado.

Por último, el president de la Generalitat ha pedido respeto por los políticos catalanes que se han marchado de su país dejando familias atrás y ha augurado, huyendo de la retórica de una independencia express, que el camino hacia la autodeterminación será largo.

Cuando los periodistas presentes le han preguntado sobre si volvería al Estado español, el president ha considerado que regresaría “si hubiese garantías” para la no represión. Puigdemont ha constatado que el título no oficial de la querella del fiscal Maza es “Más dura será la caída” y que, por lo tanto, el Gobierno de Rajoy y las instituciones judiciales españolas siguen instaladas en la lógica de la venganza.

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