Por primera vez nos sentimos identificadas e involucradas en la organización del 8M

Las Trabajadoras del Hogar y los Cuidados de Zaragoza (THCZ) aunque no pudiésemos salir todas a la calle y hacer la huelga ese día histórico del 8-M, conseguimos incorporarnos y formar parte del movimiento que ahora es internacional, situación que hace sentirnos identificadas...

Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

Las Trabajadoras del Hogar y los Cuidados de Zaragoza (THCZ) aunque no pudiésemos salir todas a la calle y hacer la huelga ese día histórico del 8-M, conseguimos incorporarnos y formar parte del movimiento que ahora es internacional, situación que hace sentirnos identificadas porque era una huelga donde cabíamos todas, independiente de donde hubiésemos nacido; de si éramos de pueblo o de ciudad, de si éramos autóctonas o extranjeras, de si teníamos o no “papeles”, de si teníamos o no, empleos remunerados, de si trabajamos en nuestras casas o en las de otros, de si cuidábamos niños, mayores o personas dependientes.

Ese llamado a la huelga (Si Nostras Paramos, se Para el Mundo), en cuyo manifiesto se plasmaron nuestras principales reivindicaciones, hizo sentirnos identificadas, puesto que era la primera vez en Zaragoza que las Trabajadoras del Hogar y los Cuidados, cuya mayoría somos extranjeras, nos veíamos involucradas directamente en la organización del 8-M.

Previo a la huelga, el 4 de marzo, las THCZ enlazadas con el Eje Laboral de la huelga ya habíamos hecho en Plaza España una concentración avisando de que en el 8-M íbamos a estar más presentes que nunca.

Nosotras en Zaragoza, que llevamos un año de estar organizadas, hemos venido participando en las diferentes actividades realizadas, previas a la huelga, con el objetivo claro de sacar a la luz esos trabajos invisibles históricamente hechos por mujeres, no pagados o mal pagados que sostienen todo este sistema capitalista y heteropatriarcal, que considera la vida como un medio de acumulación.

Nuestra intención es que los cuidados, es decir, la vida, se pongan en el centro de este sistema, ya que sin ellos no podríamos realizar nuestras actividades diarias, debido a que los cuidados no solo los necesitan personas mayores, niños o personas dependientes, sino que también los necesitamos todos a lo largo de nuestras vidas, desde que nacemos hasta que morimos. Las THCZ también necesitamos de esos cuidados y que las instituciones nos cuiden concediéndonos derechos.

Las tareas del hogar forman parte de un engranaje más amplio que son los cuidados, pero nunca han sido consideradas un trabajo, y el empleo de hogar hereda ese menosprecio por este campo tan vital.

Las condiciones en que realizamos estos trabajos son precarias, el salario máximo fijado en situación regular (con papeles) no supera los 735,90 Euros mensuales, tengamos o no, régimen de interna, es decir que por ese salario trabajamos 24 horas diarias y 6 días a la semana, y que se incumple en la mayoría de los casos, sobre todo con las trabajadoras “sin papeles”.

Derechos tan básicos como la prestación por desempleo, no la tenemos, es decir que cuando nos despiden no podemos cobrar el paro, ni ninguna otra prestación estatal. Los despidos que en el resto de trabajos son improcedentes, en este sector son procedentes, puesto que existe la figura legal del despido por desistimiento, que evita que la afectada pueda demandar a su empleador.

Las empleadas del hogar, sobre todo las internas, nos vemos afectadas por racismo, discriminación, violencia y machismo, sin poder denunciar al empleador, puesto que las inspecciones de trabajo son prácticamente inexistentes por considerarse un ámbito privado. Tampoco tenemos una ley de protección de riesgos laborales ni derecho a un convenio colectivo.

Todas estas demandas que fueron puestas sobre la mesa en su momento y que sacamos a la calle el 8-M, nos lleva ahora a preguntarnos, ¿qué hacemos después de parar el mundo?

Lo que nos queda es seguir reivindicando, visibilizando, y sumando a más compañeras a esta lucha para poder transformarlo, queremos convertir este tema en prioridad política, que se dé una respuesta inmediata de parte del gobierno con la ratificación del Convenio 189 de la Organización internacional del trabajo, que daría igualdad de derechos que al resto de trabajadores.

Este 30 de marzo, día de la mujer trabajadora del hogar, exigimos nuevamente:

- La ratificación del Estado Español al convenio 189 de la OIT “Trabajo decente para trabajadores y trabajadoras y domésticas”

- Que aplique al empleo de hogar el Estatuto de los Trabajadores para que tengamos:

- Derecho a la Prestación por Desempleo

- Derecho a la creación de un fondo de garantía salarial

- Igualdad de derechos en la Seguridad Social con el resto de personas trabajadoras

- La eliminación del régimen de interna, así como el despido por desistimiento

- Inspecciones de trabajo más eficaces que constaten nuestras condiciones de trabajo.

- Ejercicio real del derecho a la sindicalización y a un convenio colectivo que regule las características de nuestro trabajo.

- Protección efectiva frente a toda forma de acoso, abuso y violencia en el trabajo.

- Fin de los descuentos abusivos en el salario por la manutención y el alojamiento (salario en especie).

- Garantía de condiciones de seguridad y salud en el trabajo. Determinar y prevenir los riesgos laborales. En definitiva, inclusión en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.

- Protección real frente a los abusos de las agencias de colocación e intermediación laboral: prohibición de actuar sin licencia, inspección de su funcionamiento.

Sin cuidados no hay vida, y sin vida no hay familia, política, ni mercados, ni crisis… absolutamente nada.

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