En el reconocimiento del acto de amar se halla una respuesta a la desesperanza”, Audre Lorde.
Para Berta todo comenzó cuando tras finalizar su descanso volvió a la librería donde trabaja y se encontró con las persianas bajadas, algo había ocurrido a tres minutos de allí. Dentro, todos y todas trataban de calmar los ánimos: “Fuimos haciendo grupitos, yo no podía estar en la redacción porque era Gran Vía y se veían pasar constantemente ambulancias, era muy agobiante, por eso, me metí en la cafetería que está en la parte de abajo y no se oye nada, fue un momento de evasión y no leí nada hasta por la noche”.
Mientras Berta seguía encerrada en su oficina junto con sus compañeras y compañeros, en las calles el miedo dejaba paso a la solidaridad y ante el caos desatado en la zona, las redes de apoyo y los cuidados comenzaban a funcionar.
Transporte gratuito para salir de las Ramblas
La asociación Elite Taxi que cuenta con una flota de unos 2.000 vehículos se acercaba a las calles colindantes para evacuar de forma gratuita a los y las transeúntes atrapadas en la zona y así llevarles a sus casas u hoteles. Asimismo, desde esta asociación aseguraban que no se olvidaban de los y las familiares de las personas heridas y pusieron un teléfono -665 167 685- para organizar su traslado a los hospitales.
También Cabify publicó en sus redes sociales que a través del código que mostraban se podían pedir coches para salir del centro de la ciudad. Al parecer, la guerra abierta desde hace meses entre taxis y las apps de transporte no parecía existir y ambos colectivos se empeñaban en ayudar a las personas que todavía permanecían en la zona.
Si estás en #Barcelona y necesitas movilizarte, Cabify será gratuito durante el día de hoy introduciendo el código UNIDOS1708
— Cabify España (@cabify_espana) 17 de agosto de 2017
El Banc de Sang saturado
Incluso el Banc de Sang tuvo que avisar a través de las redes sociales que disponían de las reservas de sangre suficientes para atender a las personas heridas dada la masiva llegada a los hospitales de donantes de sangre, cuatro veces más de lo normal.
Ante esta respuesta recordaron que la sangre es un elemento biológico caduco por lo que emplazaban a todas aquellas personas que querían donar que se acercasen a los puntos de recogida a lo largo de la próxima semana cuando haya que remontar nuevamente las reservas.
Mientras, el miedo y el peligro parecían pasar a una calma tensa y al parecer se produjeron diversas estampidas en varios puntos de la ciudad. En una de ellas se encontraba Berta, que tras salir de su oficina y reunirse con una amiga, tuvo que refugiarse en un hotel cercano para escapar de la avalancha.
Allí comprobó que tanto el servicio del hotel como sus huéspedes abrían las puertas de sus habitaciones si alguien lo necesitaba: “Cuando estaba en el hotel que estaba en pánico absoluto poder calmar a un chico que estaba teniendo un ataque de ansiedad me hizo sentir muy bien. Después de cuidar, pasé a necesitar los cuidados yo, claro, porque estaba muy nerviosa y me acogieron unas señoras inglesas que estaban tan tranquilas y me dieron de su vino”. También cuenta como una chica alemana le dejó entrar en su habitación para cargar el móvil, darle agua y de comer. Algo que Berta describe como “solidaridad en lo mínimo”.
Y es que los hoteles, establecimientos y tiendas de Barcelona permanecieron abiertos para acoger a todas aquellas personas que escapaban del terror de la calle. Turismo de Barcelona explica que los hoteles de la ciudad estuvieron abiertos para todas aquellas personas que necesitaron alojarse. Concretamente el Hotel Avenida Palace atendió en la noche del jueves a unas 500 personas y dispusieron una docena de habitaciones gratuitas y otros tantos colchones.
De la misma forma y a través de las redes sociales, tras cuatro días de paro en el aeropuerto del Prat, el Comité de huelga de Eulen lo suspendía temporalmente e instaba a los y las trabajadoras a acudir al aeropuerto: “De momento se aplaza la huelga por los acontecimientos sucedidos hoy en Barcelona, las personas que tengan que ir a trabajar, aunque no tengan la carta de servicios mínimos tienen que ir a trabajar. Los miembros del comité de huelga se dirigen al aeropuerto para colocarlo en el vestuario”.
La tarde de Berta acabó cuando pudo contactar con su amiga de la que se había separado durante la estampida y acudieron juntas a casa de otra amiga que las esperaba para pasar la noche juntas.
Sin duda, nunca olvidará la tarde del 18 de agosto como tampoco olvidará a todas las personas que le ofrecieron su ayuda y a las que ayudó ella. Catalunya es un ejemplo más de las profundas redes de apoyo que nos hacen interdependientes y fuertes, por lo general invisibilizadas tras la máscara del individualismo capitalista. Si la violencia es performativa como afirman algunas autoras, la población catalana ha convertido el terror en solidaridad y ha combatido la violencia con las manos, con sus coches, con sus habitaciones de hotel, con su vino y con todo aquello que pudiera ofrecer un respiro ante el terror.