En la asamblea que ha mantenido la campaña por la absolución de “los 10 de Zaragoza”, han trabajado codo con codo tanto encausados, amigos y amigas, y simpatizantes del movimiento antifascista. Los y las familiares y allegadas de los jóvenes, también involucradas en esta asamblea, han sido el pilar fundamental que ha mantenido vivo el trabajo.
No se han limitado a estar presentes y dar apoyo moral. Ellos y ellas, padres, madres, allegados y allegadas, han organizado, preparado, meditado y ejecutado gran parte del trabajo. Merche y Begoña son dos de estas personas que componen la asamblea. Nos abren su visión de cómo están viviendo la militancia implicadas en una causa tan personal para ellas.
Los hechos por los que se juzga a los 10 de Zaragoza sucedieron en febrero de 2015. Antes de ese momento, ¿participabais en algún tipo de lucha sindical, social o política?
Merche: En mi caso, desde los noventa he estado vinculada a la lucha sindical y he apoyado otras luchas de carácter social y político.
Begoña: Yo he participado en la defensa de la escuela pública.
Pero no militabais en ningún colectivo específico contra el racismo y la xenofobia…
M: No, algunos hemos acudido a algún acto convocado pero nunca habíamos militado.
Entonces, además de una cuestión personal, como es obvio, ¿qué otro factor os empujó a dar un paso al frente?
M: Yo no soy familiar directa, son amigos de una de mis hijas, y desde el principio sentí que se estaba cometiendo una injusticia con ellos. Esto ha sido motivo suficiente para involucrarme en la campaña.
B: Aquella noche no estábamos en la manifestación, pero tengo claro que tanto mi hijo como el resto que acudieron, son parte de quienes trabajan de forma activa por una ciudad libre de fascismo. Son la voz de muchas personas que pensamos como ellos. Y es injusto que estos jóvenes sean los únicos encausados por unos hechos en los que hubo muchas partes responsables, empezando por las instituciones que permitieron el concierto.
Lleváis más de un año reivindicando la absolución de los 10, ¿qué ha cambiado en vosotras?
M: Ahora soy más consciente de la necesidad de la implicación personal en la lucha, te das cuenta de que participar activamente en el trabajo de grupo va dando sus frutos. Esto corrobora la necesidad de crear redes entre las personas para organizarse y no resignarse ante las situaciones que sientes injustas y que una, por sí misma, ve imposible de afrontar. He constatado la importancia del trabajo colectivo.
B: Ha sido volver a vivir la intensidad del trabajo en grupo y en red, y una oportunidad de vivir junto a personas de otras edades, trayectorias y compromisos, el movimiento ciudadano ante la mala interpretación de una parte del sistema.
¿Ha habido algún momento en el cual habéis pensado que no servía para nada lo que hacíais, que no iba a cambiar nada por mucho que os esforzaseis?
M: En ningún momento, todo lo contrario. Está sirviendo para cambiar la visión de los hechos. En un principio fue muy negativa, la prensa local presentó este tema como un enfrentamiento entre bandas. Creo que gracias a nuestro trabajo esa injusta visión se va disipando.
B: Además siempre hemos recibido una buena respuesta de la ciudadanía en general. En el momento en el que nos dimos a conocer, los apoyos se sucedieron.
¿Cuál creéis que han sido las mayores dificultades que os habéis encontrado a la hora de desarrollar la campaña?
M: Hacer ver a la gente que los 10 no son una banda callejera ni gente peligrosa. La visión sesgada ha sido uno de los principales problemas para que gente ajena a estos muchachos pudiera tener una visión objetiva. Se les ha culpabilizado de antemano de hechos que ellos niegan rotundamente, y que entendemos que se tendrán que demostrar. La información que hemos aportado no está basada en suposiciones u opiniones, sino extraída del propio proceso, de las propias declaraciones y atestados. Hemos querido ser escrupulosos con esto, y quizá por ello cada día son más las personas que se solidarizan con los 10.
B: Para mí, la mayor dificultad ha sido la inexperiencia, ya que no éramos un grupo organizado con anterioridad y ni siquiera nos conocíamos.
¿Y algún objetivo concreto o actividad que no hayáis podido realizar?
M: No hemos podido atender alguna invitación para acudir a otras ciudades por no poder desplazarnos, bien por trabajo o por motivos personales. En una ocasión tuvimos que suspender un acto por enfermedad. Pero por lo demás, vamos cumpliendo objetivos.
Por otra parte, suponemos que os habréis encontrado respuestas positivas y facilidades inesperadas…
M: Mucha gente, y muchos colectivos, nos han ayudado en muchas ocasiones a sacar adelante la campaña de una forma generosa y desinteresada.
B: Ha habido una gran cantidad de pequeñas aportaciones en tiempo, dinero, contactos, etc. Para muchas personas creo que hemos servido de cauce para colaborar en la idea de una ciudad libre de fascismo.
Estamos en la recta final, desde el 17 de octubre se celebra el juicio. ¿Qué creéis que habéis aportado al conjunto de la ciudadanía, independientemente de cual sea la sentencia?
M: Hemos denunciado que existen grupos de ideología nazi, hemos manifestado en todos los ámbitos que hemos podido que esto es alarmante y peligroso. Hemos pedido a los responsables políticos que ésta es una cuestión que deberían abordar de forma clara y contundente.
B: También hemos aportado el “no callar”. No debemos callar ante lo que creemos que es una injusticia. Y es una injusticia que estos jóvenes estén encausados por participar de forma activa en la defensa de una ciudad libre de fascismo. Además, hemos trabajado de manera colectiva por una misma idea, y aunque han surgido los debates, siempre hemos asumido las decisiones en asamblea, lo que nos ha hecho crecer como ciudadanas comprometidas, dando ejemplo de que la unión es nuestra principal herramienta para ser fuertes ante las injusticias.