¿Morimos o nos matan?

Marisa Fanlo. Foto: Mar Fanlo Del Ruste

La primera vez que recuerdo haber visto llorar a mi madre fue por un accidente en la N-II, en Osera de Ebro, en el que fallecieron un matrimonio de Pina y el padre de una compañera de mi clase y de un compañero de mi hermano. De eso hace más de treinta años, pero lo tengo grabado a fuego.

Casi veinte años después, volví a ver llorar a mi madre por otro accidente; éste en la N-232, en Fuentes. Era el día de Año Nuevo de 2003 y mis padres pasaron por Fuentes de Ebro poco después que dos primos de mi madre. A su prima, aunque en ese momento no lo sabían, la vieron debajo de una manta, en la orilla de la carretera. Su hermano sobrevivió, pero con graves lesiones.

Como esos casos, podría añadir decenas.

En Pina, y en los pueblos de la redolada, vivimos con el alma en un puño cada vez que escuchamos que ha habido otro accidente en la N-II o en la N-232. Somos concientes del riesgo en que incurrimos cada vez que salimos a la carretera. Recordamos nombres de víctimas a las que conocimos en cada kilómetro que recorremos.

Vayamos hacia Quinto o hacia Fuentes, hacia Osera o hacia Bujaraloz, vemos cómo el Ministerio de Fomento nos ha abandonado a nuestra suerte; o a nuestra desgracia.

Y, como somos concientes de ese riesgo, vivimos con angustia cada titular de un nuevo accidente, porque siempre puede ser alguien conocido quien esté implicado. Como ha pasado las últimas semanas. El 23 de octubre fue una joven de Lécera en la N-232, entre El Burgo y Fuentes. El viernes 3, en aquel choque entre dos camiones, un vecino de Pina entró en la lista de quienes hemos sobrevivido a un accidente en la N-II. Él tuvo suerte, dentro de lo que cabe. Al día siguiente, no hubo tanta. El sábado 4 fallecía un joven en ese mismo tramo de la N-II, entre Pina y Bujaraloz.

Somos pocos por aquí -de hecho, somos desierto demográfico a pesar de nuestra cercanía con Zaragoza- y nuestra gente joven vive con estos riesgos, sobre todo si quiere quedarse en el medio rural. En estos tiempos, en los que tenemos la oportunidad de cambiar tendencias y de vender lo bueno de nuestros pueblos para luchar por la repoblación y contra la despoblación, debemos seguir luchando y exigiendo. Porque así... vamos camino de nada.

Autor/Autora

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies