Luis Bárcenas y el Partido Popular escenifican sus paces

Luis Bárcenas compareció ante la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados el pasado 26 de junio, e hizo evidente el pacto de silencio que existe entre el extesorero del Partido Popular y la propia formación política. Una vez más, la política se acerca peligrosamente a un guion de una película de gangsters

Omertá: dícese del silencio basado en el código de honor de la mafia, que impide que un miembro de un clan u organización criminal denuncie las prácticas delictivas de otros miembros del mismo clan u organización criminal.

El pasado 26 de junio comenzó la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados sobre la financiación irregular del Partido Popular. La comisión, a la que se llegaba tras el voto por unanimidad de todo el Parlamento, difícilmente servirá para esclarecer las vicisitudes del entramado de corrupción, supuestamente practicado por el partido de Mariano Rajoy durante 28 años, de 1990 a 2008. Más, cuando como se demostró en la primera sesión de la comisión en la que compareció a declarar el extesorero de la formación popular, Luis Bárcenas, parece que las reyertas internas dentro del partido han terminado para dar paso a la cerrazón de filas.

Durante más de dos horas, Bárcenas escuchó como los representantes del resto de partidos del Congreso relataban la trama de financiación y sobresueldos de la que se acusa a los populares. Era la misma narración de los hechos que Luis Bárcenas había dado en 2015, en su escrito de defensa en el Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, y en el que el extesorero denunciaba que tanto Manuel Fraga como Antonio Hernández Mancha, José María Aznar y Mariano Rajoy, conocían a la perfección las prácticas ilícitas del PP. Era la misma narración que en la comisión, Bárcenas no quiso, con su silencio, corroborar.

Durante toda la sesión del pasado 26 de junio, el extesorero y exsenador, se negó a contestar a las preguntas lanzadas desde la oposición, amparándose en el artículo 24 de la Constitución Española que dice lo siguiente: “Todo el mundo tiene derecho (…) a no declarar contra sí mismo, a no confesarse culpable y a la presunción de inocencia”. De facto, con esta actitud que Bárcenas ha achacado a su negativa de interferir en los procesos judiciales por corrupción en los que está personado, el extesorero no ha hecho otra cosa que proteger al partido del que fue miembro.

Algo ha cambiado desde ese tiempo en el que el político pasó de la noche a la mañana, de ser “Luis se fuerte” a un apestado. De nuevo se respira un clima de paz tensa en el que el extesorero encubre al PP hasta el punto de calificar de despropósito que Mariano Rajoy declare en el Caso Gürtel el próximo 26 de julio.

Bien podríamos fechar ese cambio el 13 de septiembre de 2016. Entonces, el exsenador retiraba su acusación contra el Partido Popular en el caso del borrado de sus ordenadores e intentaba hacer lo mismo en su petición para que testificasen Arenas, Cascos, Rato, Mayor Oreja y Acebes en el juicio Gürtel. Por su parte, los antiguos prohombres del PP citados, en sus comparecencias en el mismo juicio, daban unas versiones de los hechos muy favorables a Bárcenas; ya no lo acusaban de ser el monstruo nada confiable que un día fue.

El nuevo enemigo es, para el PP, Álvaro Lapuerta, el tesorero del partido entre los años 1993 y 2008 que el mismo día 13 de septiembre de 2016 era eximido de someterse a sus obligaciones judiciales (estaba encausado en el Caso Gürtel) cuando un perito forense le diagnosticaba “demencia sobrevenida”.

En la reciente Comisión de Investigación por financiación ilegal, el trato del Partido Popular contra el extesorero tampoco fue beligerante. No hubo preguntas dirigidas a Luis Bárcenas y durante su turno de palabra, el representante de la formación del Gobierno, Carlos Rojas, se centró en denunciar al resto de partidos políticos, considerando que la comisión se parecía más a un tribunal inquisidor que a un organismo dedicado a la investigación. Por su parte, el diputado que encabeza al PP en la comisión, Fernando Martínez-Maillo, reiteró que su grupo recurriría al Tribunal Constitucional para que declárese la comisión ilegal.

El Partido Popular nuevamente y más que nunca pareciéndose así mismo: amenazando en denunciar al Tribunal Constitucional todo aquello que no le es favorable y exprimiendo hasta el último centímetro sus tácticas para hacer creer a quienes votan que la corrupción es cosa de manzanas y no de cestos enteros.

Puede parecer exagerada la comparación entre la actitud de Bárcenas y del Partido Popular con la omertá. Sin embargo, una simple prueba hace la realidad cristalina: cambiar cada nombre propio de este artículo por otros como “Luigi”, “Angelo” “Francesco” o “Don Beppe Maria”. El guion de la política cada vez más se parece a un guion de película mafiosa.

Autor/Autora

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies