Los hombros sobre los que descansa Aragón

Son las siete y veinte de la mañana, una fila de unas 15 mujeres esperan en la parada del 41 a que llegue el autobús que cada 20 minutos recoge a todas aquellas personas que quieran llegar hasta los barrios del sur, Montecanal y Rosales del Canal. La gran mayoría de ellas son mujeres que marchan desde el centro de Zaragoza a la periferia para trabajar de empleadas del hogar.

Coco, Marisol, Cristina, Belki y Carolina, pertenecientes al colectivo Trabajadoras del Hogar Zaragoza. Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

Ellas, atravesadas por el género, la raza y la clase, son “los hombros sobre los que descansa el Estado español”, explica Carolina García del colectivo Trabajadoras del Hogar Zaragoza. Para esta organización lo que el norte llama empleo doméstico es en realidad una forma de esclavitud moderna, en Aragón el 97% de estas trabajadoras son mujeres y el 80% migrantes ­ sin contar las que tienen doble nacionalidad-.

En el territorio aragonés hay unas 12.300 trabajadoras del hogar regularizadas pero como explica Marisol Ruberte, colaboradora de Trabajadoras del Hogar, es “un nicho laboral para el empleo irregular”. La Organización Internacional del Trabajo estima que solo el 68,5% de las trabajadoras del hogar tienen cobertura legal en el Estado español, por lo que la cifra real ronda las 18.000 empleadas.

Coco Castillo, de la misma asociación, asegura que lo que hace tan vulnerables a estas mujeres es que “su lugar de trabajo está dentro de un domicilio” y asegura que es ahí donde han encontrado más problemas a la hora de denunciar prácticas: “¿Quién inspecciona el domicilio donde hay privacidad para entrar? Ahí se pueden violar todos los derechos”. Estas empleadas, y más duramente las internas que viven y trabajan en el mismo domicilio, son invisibles a los ojos del Estado y los límites sobre los horarios, las tareas y la responsabilidad se diluyen.

Para ese 68,5% de empleadas que gozan de seguridad social, las condiciones no son mucho mejores. El régimen especial - o “especialmente precario” como lo define Marisol - al que están sujetas no cuenta con algo tan básico como es el derecho al desempleo.

Además, tener un contrato tampoco da ninguna seguridad temporal ya que existe la figura del desistimiento a la cual los y las empleadoras recurren cuando quieren romper la relación con la empleada. Por ello, la primera de las reivindicaciones de este sector es la firma del Estado español del Convenio 189 de la OIT en el que se incluyen mejoras laborales como horas de trabajo razonables, descanso semanal de al menos 24 horas consecutivas o el respeto a la libertad sindical y negociación colectiva.

Después de rechazar otro empleo con mejores condiciones Belki Gamboa fue despedida recientemente cuando tuvo que coger una baja tras una operación, e “hicieron falta tres cafés con cada una de nosotras para que Belki se creyera que era una injusticia”, cuenta Cristina Sánchez. Tras esta experiencia, Belki considera que además de mejores leyes que amparen a las trabajadoras, es imprescindible “empoderar a las mujeres, de sentirse que pueden tomar buenas decisiones”.

Belki Gamboa, trabajadora del hogar, fue despedida cuando tuvo que coger una baja tras una operación. Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)
Belki Gamboa, trabajadora del hogar, fue despedida cuando tuvo que coger una baja tras una operación. Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

“Es como de la familia pero come siempre en la cocina”

Ante este régimen “especialmente precario”, la alternativa de la economía social es la creación de cooperativas. Al ser contratadas por una empresa intermediaria ya no se considera empleo doméstico y, al menos, están sujetas al régimen general que les asegura el desempleo. “Pero no resuelve el tema de los cuidados, no resuelve la precarización, no resuelve la invisibilización y la incidencia política. Es un paraguas legal pero no resuelve nada”, explica Cristina. “El Estado tiene una necesidad de cuidados que tiene que reconocer en sus políticas”, añade.

Por ello, Trabajadoras del Hogar Zaragoza apuesta por la intervención del Estado para que pague, como dice Yayo Herrero, la “huella de cuidados”. Esa cantidad de tiempo, trabajo, energía que se consume al asumir los cuidados que tantos beneficios han aportado al capitalismo y al patriarcado.

“Tenemos que irnos concienciando no solo de la importancia de los cuidados sino también de que la persona que cuida tiene que estar bien y cuidada por parte de las instituciones”, añade Carolina. En una profesión en la que la interdependencia entre la empleada y la persona que cuida es tan intensa y donde los afectos juegan un papel tan importante, la mediación resulta fundamental para que la precariedad no recaiga sobre una o sobre otra.

La vulnerabilidad en la que se encuentra ese 80% migrante también juega un papel fundamental, como dice Carolina, “nosotras asumimos la realidad que nos encontramos al venir. No tenemos ni idea de cómo funciona ni qué protección ni qué derechos. Venimos al inicio y nos ofrecen un trabajo que solo existe para cuando estás sin papeles, interna. Crees que es lo único que tienes, asumes que ese es el trabajo que te toca”, a lo que añade, “solo hay que ver la ley de extranjería, está ya planificado. Traen mujeres sin derechos para estar aquí tres años y que no puedan hacer los papeles”. Aunque los y las empleadoras quieran regularizar a sus trabajadoras, la ley de extranjería les impide contratar a alguien migrante si no ha pasado más de tres años empadronada en el Estado español. Para Marisol, es un “absurdo” incluso si se mira desde la perspectiva económica “están condenando a esta persona a la economía sumergida cuando podría estar cotizando”.

Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)
Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

“Si decidimos hacer huelga, desde ese momento no tenemos trabajo”

La huelga feminista del 8 de marzo pretende poner sobre la mesa esta huella de cuidados que las mujeres, remuneradas o no, han estado haciendo desde la invisibilidad de las casas, de hecho, para la autora feminista Silvia Federici “en los años 80 y 90 las feministas habían abandonado la lucha, sobre todo con los feminismos de Estado que se concentran en el trabajo fuera de la casa. Y han sido las trabajadoras del hogar quienes han recuperado la temática de la primera fase del movimiento, la importancia del trabajo doméstico que es el pilar de tantas actividades y que sin él no se puede cumplir ninguna. El movimiento feminista tiene que dar un apoyo más fuerte a la lucha de las trabajadoras del hogar”.

Precisamente, esta huelga espera ser distinta y, por lo tanto, las herramientas para valorar sus resultados también deben ser distintas. Aceptar solo las cifras de seguimiento en el sector de lo laboral, invisibilizaría a todas aquellas personas, como las trabajadoras del hogar, que o no tienen cubierto el derecho a huelga o tomar la decisión de hacerla supone el despido inmediato. “Nosotras no tenemos ningún sindicato, ninguna institución que nos proteja. Si nosotras decidimos hacer una huelga, desde ese momento no tenemos trabajo, eso es imposible”, comenta Carolina.

Para Marisol, trabajadora de un sindicato desde hace 10 años, los sindicatos deben replantearse su relación con este sector laboral ya que “no las consideran trabajadoras” y añade que si bien algunas sindicalistas han trabajado de manera individual la lucha por los derechos de estas empleadas, este no es un eje de acción de los sindicatos: “a mí me ha costado pelear dentro de mi sindicato para valorar el trabajo que hacíamos con las empleadas del hogar”.

No obstante, Carolina añade que tratarán de ir las que de alguna forma pueden escaparse de sus tareas pero abre otro debate, “si vas a dejar a una persona dependiente o a un niño, ¿Quién va a asumir esa labor de cuidados?”. Junto a la precariedad del sector este es el otro dilema al que se enfrentan las trabajadoras del hogar. La cadena de cuidados tiene género, y si no son unas otras tendrán que asumir la carga, por ello, este 8M se tratará de visibilizar a aquellas mujeres que no pueden dejar de cuidar.

Por su parte, Trabajadoras del Hogar Zaragoza, siguiendo a Silvia Federici, prefiere valorar más los procesos que se están produciendo en torno a esta movilización que a lo que ocurra en ese día concreto. Para Cristina, este colectivo ha conseguido algo mucho más importante: “el empoderamiento, el sentimiento de grupo, el sentimiento de lucha política. Oírlas gritar es algo muy fresco porque no es gente militante a nivel político, estamos llevando la lucha social de los cuidados a gente que no está en los circuitos politizados”.

Cristina Sánchez del colectivo Trabajadoras del Hogar Zaragoza
Cristina Sánchez del colectivo Trabajadoras del Hogar Zaragoza

Los sindicatos apoyan la huelga feminista

Tanto la Confederación General del Trabajo (CGT) como la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) han secundado la propuesta de convocar huelga general, por lo que todas aquellas personas que quieran hacer huelga, independientemente de si están o no adscritas a estos sindicatos gozan de la cobertura legal necesaria.

Desde CNT Aragón-La Rioja aseguran que esta es la primera vez que surge una convocatoria desde fuera de una organización obrera y añaden que es esencial cumplir “con esta petición de que sean paros de 24 horas porque paros de menos tiempo da la sensación de que lo que siempre nos ha pasado a las mujeres es que las reivindicaciones son de segunda categoría, que es menos importante, que es más simbólica, etc.”.

Mientras, Yolanda Nuño portavoz de Oficios Varios de CGT Teruel explica que “lo que caracteriza una huelga feminista es justamente que salimos de nuestros objetivos personales o laborales y hacemos un llamamiento a la responsabilidad social porque al final se trata de solidarizarse con aquellas mujeres que están en situaciones más precarias y de ejercer ese derecho a huelga por parte de las que estamos en una situación más favorable”.

Por su parte, Comisiones Obreras (CCOO) ha convocado dos paros de dos horas cada uno, uno en el turno de mañanas a las 11.30 y otro a las 16.00 horas. Los paros se realizarán en las puertas de las empresas y estarán acompañados por un acto simbólico en el centro de Zaragoza.

La secretaria de Igualdad y Juventud de CCOO Aragón Elena Pérez matiza que al ser un día con numerosas actividades en torno a los cuatro ejes de cuidados, estudiantil, consumo y laboral “pensamos que es la mejor manera que tenemos de contribuir sin hacerlo de una forma exclusiva”.

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