Laura Lanuza, de 'Proactiva Open Arms': “No somos héroes, somos personas salvando personas”

“Las mujeres junto con los niños son las víctimas más desfavorables en este trayecto. Como siempre, desde hace mucho tiempo la violación se ha convertido en un arma de control, sobre todo si tienes una familia detrás de ti”, nos explica esta montisonense durante la entrevista

Laura Lanuza (Proactiva Open Arms). Foto: María T. Solanot

La Ong ‘Proactiva Open Arms’ cumple por estas fechas su primer año de existencia. La enorme labor realizada en tareas de salvamento marítimo en el norte de la isla de Lesbos no ha pasado ni mucho menos desapercibida, ni para los medios de comunicación ni para la ciudadanía. Cientos de miles de vidas han pasado por sus manos durante este tiempo, algo que su fundador, Óscar Camps, no se hubiera podido imaginar cuando decidió emprender esta aventura con sus propios ahorros en septiembre del año pasado. El objetivo, rescatar del mar a las personas que se juegan la vida huyendo de su país por culpa de la guerra.

Actualmente, esta Ong cuenta con un velero llamado 'Astral' y con él, han podido ampliar el radio de trabajo y así cubrir la zona del Mediterráneo central, frente a las costas de Libia. Una historia llena de muchas historias que provocan un sinfín de emociones. Laura Lanuza, nacida en Monzón, es responsable de comunicación y relaciones exteriores de ‘Proactiva Open Arms’, y aprovechamos que se encuentra en Zaragoza dando una charla, para hablar con ella y que nos cuente la realidad de este drama humanitario que están sufriendo las personas refugiadas en pleno siglo XXI.

¿Cómo surge en un principio la idea de acudir a la isla de Lesbos en Grecia?

Justo ahora hace un año. Un año que llegamos a Lesbos con la intención de ayudar. Óscar Camps –fundador de ‘Proactiva Open Arms’ y socorrista profesional- tenía unos ahorros de 15.000 euros que decidió gastarlos para estar allí un mes con su equipo, fue allí donde empezó todo. Pero al ver las dimensiones de la tragedia se dio cuenta que con un mes no se conseguía nada, había que hacer algo más. Resultaba urgente organizarse porque no había nadie ayudando en el mar, solamente había personas voluntarias en tierra y no nos podíamos quedar en eso. Es en ese momento cuando nos convertimos en asociación. Unos amigos nos hacen una página web y empezamos una campaña de crowdfunding y lo comenzamos a difundir por las redes sociales. Si no hubieran existido las redes sociales esta iniciativa se hubiera muerto por el camino, porque nadie se hubiera enterado de que esto estaba pasando. Óscar Camps es empresario y tiene una empresa de socorrismo profesional, estaba entonces terminando la temporada en playas y decide irse para Lesbos.

¿En qué condiciones realiza Proactive Open Arms sus labores de rescate?

Al principio las condiciones eran pésimas porque se trabajaba con el silbato, el uniforme y unas aletas. Luego, y a raíz de un naufragio de grandes dimensiones que ocurrió el 28 de octubre de 2015, en el que nuestro papel fue decisivo, nuestro trabajo se dio a conocer. Es ahí cuando los medios de comunicación comenzaron a hacerse eco de nuestra labor y empiezan a llegar donativos. Es cuando podemos comprar barcas neumáticas para poder llevar a cabo las tareas con seguridad, porque hasta ese momento utilizábamos las barcas que dejaban las personas refugiadas, con lo cual para salvar vidas ponías en riesgo tu propia vida. Gracias a todas las donaciones que recibimos en ese momento fue cuando pudimos empezar a comprar los materiales para realizar esas tareas. Posteriormente y ahora que estamos en el Mediterráneo, las condiciones son diferentes. Tenemos un barco que es el ‘Astral’, un velero que nos cedió un empresario, y que hemos tenido que remodelar de arriba abajo. Hemos gastado 300.000 € en ponerlo al día, además de todas las averías que han ido saliendo por el camino. Y en ese momento es cuando nos vamos al Mediterráneo. Allí las condiciones son diferentes porque la tripulación está 15 días en alta mar haciendo tareas de salvamento y de rescate.

¿Qué parte de territorio cubrís con vuestra tarea en la isla de Lesbos?

Estamos todavía con un equipo en el norte de la isla, en Scala y en el Mediterráneo estamos frente a las costas de Libia, en los puntos de salida que ya tenemos localizados.

¿Cómo es la rutina diaria de una jornada de trabajo?

La rutina de la jornada la marcan las mafias, nuestros horarios los marcan ellos. Por ejemplo, en el Mediterráneo sabemos que los lanzan por la noche, cuando evidentemente son menos visibles, porque claro, ¿cómo escondes 2.000 personas en la costa? Los suben a los barcos de noche y para cuando llegan aguas internacionales, es al alba. Normalmente la rutina empieza con una llamada o una localización en el plotter de un barco de una posible embarcación con problemas sobre las cinco o las seis de la mañana. Los localizamos nosotros o recibimos una llamada desde Roma o de otras organizaciones y entonces nos vamos para allá. Y a partir de ahí nunca se sabe, si son días de salida sueles encadenar uno con otro, vas haciendo transfers, normalmente hasta la hora del mediodía porque los suelen lanzar por la noche. Después llegan los días de mal tiempo cuando no salen y nosotros realizamos labores de alerta.

¿En qué condiciones llegan estas personas desde Turquía?

Vienen fatal, ya no solamente por el viaje sino porque vienen, muchos de ellos con 3.000 kilómetros a sus espaldas, después de haber pasado por Libia, que es un país en el que sobre todo, si tu color de piel es negro, te consideran directamente un esclavo, con lo cual pueden hacer contigo lo que quieran y la mayoría de ellos son fruto de abusos. Para cuando suben al barco suben sin agua, sin nada, con un calor impresionante y cuando los encontramos están la mayoría de ellos con signos de deshidratación importantes, sobre todo los niños y las mujeres. Están desesperados porque muchos de ellos llevan tantas horas en el mar que la mayoría piensan que van a morir. Hasta que alguien les localiza y finalmente son rescatados.

En concreto, ¿las mujeres que tipo de problemas encuentran durante este tránsito?

Las mujeres junto con los niños son las víctimas más desfavorables en este trayecto. Como siempre, desde hace mucho tiempo la violación se ha convertido en un arma de control, sobre todo si tienes una familia detrás de ti. La mayoría de ellas cuando llegan al barco han sido violadas, han sido abusadas, muchas veces delante de sus propias familias. De hecho, nos hemos encontrado con casos en que hasta llevan anticonceptivos porque ya saben lo que les va a suceder. Nos han explicado muchas veces que mientras están en la playa esperando a que llegue el barco, ha llegado un grupo de gente armada y han decidido que esa noche era su noche de ‘fiesta’. Las mujeres junto con los niños son el colectivo más desfavorable.

¿Cuántas horas de travesía tienen que realizar estas personas?

Para llegar a aguas internacionales si no hay problemas son unas cuatro horas. Y una vez allí, el tiempo que tardan en localizarlos. Porque también pasa a menudo que se les para el motor y se quedan a la deriva hasta que alguien les localiza, entonces se pueden pasar horas, y durante tanto tiempo expuestos al sol, les puedes llegar a ver en sus rostros la sal incrustada en la piel.

¿Siguen su ruta hacia la isla de Lampedusa o hacia la ‘bota’ de Italia?

En realidad, les dan un compás naútico -o brújula- y les dicen que vayan al norte, porque al salir de noche hay unas luces que se ven al fondo, y entonces les dicen que una de las luces es la isla de Lampedusa y la otra la isla de Malta. Les mienten, porque son unas plataformas en medio del mar. Con un compás y con esas luces como única guía, nunca llegarán a ninguna parte. Además, el combustible que les ponen es para llegar como mucho a 15 millas. Es terrorífico porque muchos de ellos no han visto el mar en su vida y no saben a lo que se enfrentan. Es tal el calvario, no solamente desde el punto de origen sino durante todo el trayecto, que cuando llegan allí, es ya a vida o muerte, a tumba abierta porque no les queda nada. Por eso, da igual las políticas de fronteras que se utilicen, que ellos van a seguir saliendo porque no tienen miedo a nada, la muerte la tienen asegurada, es simplemente pobrar o morir.

Laura Lanuza (Proactiva Open Arms). Foto: María T. Solanot
Laura Lanuza (Proactiva Open Arms). Foto: María T. Solanot

¿Qué piensas sobre el papel que desarrolla el Estado español en la política de reparto de personas refugiadas dentro de la Unión Europea?

El Estado español forma parte del engranaje de la Europa que tenemos ahora mismo. Hay una Comisión Europea que es la que gestiona, mal gestiona, y queda claro que existe una inacción deliberada por parte de todos los gobiernos, y del nuestro en primer lugar, porque no hay ninguna intención ni ninguna voluntad de cambiar esa política. Y por otra parte, a nivel europeo, la mayoría de los estados miembros son de tinte nacionalista, que en lugar de promover la solidaridad hacen todo lo contrario, fomentan el egoísmo y el miedo. Estamos gobernados por políticas de cierre de fronteras que tiene mucho que ver con esas políticas de tinte nacionalista.

La situación, en general, ¿ha mejorado o ha empeorado desde la firma del acuerdo entre la UE y Turquía?

Evidentemente, ha empeorado. No salen tantas personas como salían, pero salen con el triple de riesgo. Hay que pensar que si hay 2 o 3 millones de personas que han salido de Siria y están esperando en Turquía, éstos no van a volver a sus hogares, cruzarán de la manera que sea porque no tienen nada que perder. Y los que siempre salen beneficiados son las mafias. Antes de que se firmara el acuerdo ya se escuchaba que las mafias están buscando otras rutas alternativas de miles de kilómetros de travesía con una cantidad de riesgos ingente.

Durante la charla, has mencionado que vuestros principios se basan en desobediencia, determinación y comunicación. ¿Dichos principios, os han supuesto algún problema a la hora de realizar vuestro trabajo durante este año tan intenso?

Claro que sí, lo que sucede es que al final ha primado la labor que hemos realizado y eso ha sido lo que ha sobresalido por encima de todo lo demás. Al final hemos llegado a la conclusión de que nos tienen que asumir. Porque cuando sucede algo como lo que ocurrió por ejemplo el 28 de octubre, un naufragio en el que más de 300 personas caen al agua, y no hay ninguna institución ni guardacostas ni Frontex ni nadie que esté preparado para asumir una circunstancia como esa, y que son cuatro socorristas los que sacan del mar a casi 150 personas, evidentemente no les queda más remedio que asumir que estamos haciendo un enorme trabajo. Y por otra parte, nosotros hemos intentado siempre también ponernos a su disposición, dialogar con ellos porque al final es su territorio, es su mar, son sus leyes. Y a nosotros en cualquier momento nos pueden mandar a casa. Con lo cual, con la responsabilidad que nosotros tenemos asumida debemos de asegurarnos que podemos realizar ese trabajo, porque si no serían vidas perdidas en el mar.

¿Crees que este drama humanitario que afecta a todas las personas migrantes y refugiadas, resulta al final un negocio para la Unión Europea?

Tiene que serlo. Al final llegas a la conclusión, que lo único que mueve todo es el dinero. No hay más. Lo que está claro es que no se ha puesto ni un solo recurso para salvar vidas, cuando después han dispuesto un montón de recursos para evitar que lleguen a Europa. Son millones de euros ahí invertidos y es nuestro dinero. Entonces si no se para hay una razón que ellos sabrán cuál es, pero al final siempre hay una razón económica detrás de todo. De hecho, si durante tanto tiempo en Turquía hubo carta blanca para que salieran porque tenían facilidades, mientras las mafias se lucraban a niveles ya estratosféricos con cada una de las barcas que salían, alguien más tiene que estar detrás de todo esto. Y ahora en Turquía, como las relaciones con Europa están tirantes porque no consiguen lo que querían, de repente nos damos cuenta que comienza a salir más barcas, quizá es que hay un grifo que se abre y se cierra en función de como van las conversaciones. Al final está claro que vivimos en una sociedad capitalista y el dinero lo mueve todo.

¿Cuál es el balance que hacéis desde Proactive Open Arms en este primer año de existencia?

El balance es positivo por el trabajo que llevamos realizado. En Lesbos han pasado por nuestras manos más de 150.000 personas y en los dos meses escasos que llevamos en el Mediterráneo, hemos rescatado directamente a 12.500 personas. Vidas que de otra manera hay un alto riesgo de que hubieran acabado en el fondo del mar. Por esta parte nuestro balance en este aspecto es muy positivo por el trabajo que hemos realizado. Por otra parte lo que nos gustaría decir es que ya no somos necesarios, que nos vamos a casa, plegamos velas y nos dedicamos a otras cosas. Desgraciadamente esto no es así y esa es la parte que más nos duele, que seguimos siendo necesarios. Son las dos partes de todo, la gran humanidad y el lado oscuro de toda esta situación.

¿En algún momento, con todo lo que has vivido, has llegado a perder la esperanza en el ser humano?

No, cada vez que coges alguien que te sonríe y te da las gracias, ya está, es la gasolina que te anima para los siguientes 15 días. La esperanza en el ser humano es lo último que se pierde.

Para terminar, un deseo.

Que todo esto termine. Un mundo ideal sabemos que es imposible pero si se terminaran las desigualdades, si se terminara el que para conseguir un futuro en paz se tuviera que huir de los hogares, entonces todas las personas vivirían más felices.

 

 

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