La cita ciclista escolar ha llenado de niños y niñas en bicicleta las calles de Zaragoza un año más, y ya van diez, reclamando una ciudad de movilidad más amable. El doble recorrido, para grandes y para pequeños, ha comenzado en Plaza del Pilar y ha finalizado con una animada fiesta y una sesión de cine en la Plaza de Las Armas.
Niños, niñas, familias y educadores han recorrido el centro de Zaragoza dejándose ver y coreando cánticos a favor de la bicicleta, y del carril bici, especialmente a su paso por grandes avenidas como Paseo Constitución, donde recientemente se ha inaugurado esta infraestructura, o Paseo Pamplona, donde se reclama su continuidad.
El manifiesto de esta edición, ideado y leído por alumnas de secundaria del IES Pedro de Luna, decía: "Queremos poder movernos con seguridad por nuestras calles, con menos ruidos, menos prisas, menos contaminación y menos coches. Queremos una ciudad más verde y cívica donde se respete a la bici. Queremos reducir la importancia del coche en la ciudad. Queremos que haya más espacio para las bicis y también para los peatones. Queremos que las niñas y niños puedan pedalear sin miedo".
A su llegada en la Plaza Las Armas, la concejala de Movilidad Teresa Artigas se ha dirigido a las cientos de personas asistentes señalando el buen hacer de programas municipales como Caminos Escolares con 17 colegios participantes y La Bicicleta en la Escuela, un proyecto de formación ciclista en colegios e institutos que este curso ha completado su segunda edición.
Tras las palabras de la concejala la fiesta ha continuado con la animación de Callejeatro y los talleres del Circo Social, para finalizar con la sesión de cine infantil enmarcada dentro del Festival de Cine y Cultura Ciclista Rueda Rueda.
Esta décima edición se ha visto teñida de luto por la noticia del fallecimiento en carretera de David Cañada, exciclista profesional y hermano de Chabier Cañada, uno de los organizadores de este evento y activo militante en los colectivos ciclistas de la ciudad. La X Bicicletada Escolar ha comenzado con un minuto de silencio y los chalecos reflectantes de los organizadores lucían crespones negros en señal de duelo.