La web cumple 25 años y ya está enferma

La televisión, que ya cuenta con 87 años –las primeras emisiones de la BBC datan de 1927–, puede perfectamente aventurar el triste futuro de la web (la World Wide Web), que este jueves cumplió 25 años. La televisión actual es una caja tonta en manos del gobierno de turno y la web, otro invento fantástico del siglo XX, lleva el mismo camino. Cuanto más grande es un invento (imprenta, televisión, internet), cuantas mayores posibilidades tiene para el ser humano, mayor es el control que ejerce el gobierno sobre él para subvertir –invertir, desestabilizar o destruir– completamente la idea original para …

Foto: Michael Maggs
Foto: Michael Maggs
Foto: Michael Maggs

La televisión, que ya cuenta con 87 años –las primeras emisiones de la BBC datan de 1927–, puede perfectamente aventurar el triste futuro de la web (la World Wide Web), que este jueves cumplió 25 años. La televisión actual es una caja tonta en manos del gobierno de turno y la web, otro invento fantástico del siglo XX, lleva el mismo camino.

Cuanto más grande es un invento (imprenta, televisión, internet), cuantas mayores posibilidades tiene para el ser humano, mayor es el control que ejerce el gobierno sobre él para subvertir –invertir, desestabilizar o destruir– completamente la idea original para la que fue concebido.

Las imprentas, y antes las copias manuscritas, sirvieron fundamentalmente para publicar biblias. Con el invento atribuido a Gutenberg se consiguió hacer quince copias de la Biblia en menos de la mitad del tiempo que tardaba en copiar una el más rápido de los monjes copistas del mundo cristiano. La imprenta, los libros y las bibliotecas fueron controlados por la iglesia y otros estamentos durante siglos. La ciencia tuvo que arder durante mucho tiempo en la hoguera para conseguir dignificar al libro. Entre la primera Biblia impresa y la primera enciclopedia de Diderot existe una separación de más de trescientos años… y trescientos son muchos años de ventaja.

En sus orígenes, la televisión, controlada por el gobierno, nace con la vocación de “informar” y “entretener”. Prácticamente nunca ha sido, ni será, utilizada para alfabetizar o como herramienta pedagógica. El gobierno nazi fue el primero en poner en marcha un servicio mundial de televisión electrónica, emitiendo los juegos olímpicos de Berlín y ocultando al pueblo alemán las victorias de atletas de color.

En 1953 se crea Eurovisión, que asocia a varios países de Europa conectando sus sistemas de televisión mediante enlaces de microondas, y de dicha unión que la tecnología ya permite no hace nada más destacado que… el festival de Eurovisión. Aun pudiendo estar enlazados, cada país comienza a desarrollar su propia señal de televisión impidiendo de esta manera el desarrollo de una televisión global. El estado tiene un nuevo y potente vocero y la educación sigue en manos de curas y monjas. Con el tiempo, los gobiernos barren, legislación en mano, a las televisiones y radios locales e independientes (tachadas de piratas).

Hace 25 años, en Europa, en el CERN, Tim Berners asocia la técnica del hiperenlace a un tipo de red que hasta el momento utilizaban fundamentalmente los militares norteamericanos, grandes universidades y empresas (internet como protocolo de comunicaciones). Internet (con I mayúscula para diferenciarla del protocolo de comunicaciones llamado internet) ha nacido y con ella el sueño de una biblioteca virtualmente infinita que da cabida a la totalidad del conocimiento humano.

Como ya sucediera con la televisión, los gobiernos de turno convierten una herramienta global en una aldea estatal. Los más descarados incluso castran el acceso a Internet, los más democráticos permiten que Internet sea un 80% de spam y un 20% de contenidos. Todos los males de la televisión se multiplican por 100 en Internet (pues un telespectador no puede ser espiado y de un internauta se puede averiguar, al instante, cualquier cosa).

Buscadores tontos y multimillonarios que premian la cantidad de páginas escritas y almacenadas en vez de la calidad de las mismas. Redes sociales conductistas que  perpetuán el modelo híper-capitalista y, finalmente, el gobierno de turno que no ha utilizado ni utilizará a Internet como herramienta para la educación y el desarrollo, comienza a legislar.

De nosotros depende –de ahí mi pesimismo– que Internet no acabe convirtiéndose en algo peor, mucho peor que la televisión.

En su 25 aniversario, el padre de la criatura hace un llamamiento a la sociedad para proponer una Carta Magna de Internet. O los ciudadanos acotamos el poder que los gobiernos y grandes empresas (especialmente medios de comunicación) quieren tener en Internet o dentro de poco:

  • Habrá que pedir permiso al gobierno de turno para tener un servidor web, un blog o una tienda de comercio electrónico.
  • Seguirás siendo espiado por empresas y gobiernos
  • La información, al igual que ahora ocurre con la riqueza, estará en manos de unos pocos, dejando el “entretenimiento” para la mayoría.
  • La transparencia será una quimera perseguida por ley
  • Aumentarán las fronteras digitales y por tanto las guerras con sus ejércitos cibernéticos.

Internet será libre o acabará convirtiéndose en la mayor trampa del ser humano durante nuestra era.

“Sin una internet abierta y neutral en la que podamos confiar sin tener que preocuparnos de lo ocurre en su puerta trasera, no podremos tener un gobierno abierto, una buena democracia, una buena sanidad, unas comunidades conectadas y una cultura que consagre la diversidad. No es ingenuo pensar que podemos llegar a tener eso, lo que es ingenuo es pensar que podemos simplemente sentarnos a esperar que llegue”. Sir Tim Berners-Lee.

Jorge Izquierdo | Publicado en La Marea

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