Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea examinaban este lunes con el ejecutivo turco cerrar el paso en la frontera de este país con Grecia también a los demandantes de asilo sirios, con el objetivo de estudiar caso por caso y aceptar o rechazar su reubicación dentro de la UE "desde Turquía".
La reunión se ha convertido en una auténtica locura contra el refugiado, que ha terminado por alcanzar un preacuerdo que establece un plan de choque que incluye medidas muy polémicas. Entre otras se barajan la devolución, desde territorio UE a Turquía, de miles de refugiados atrapados en las islas griegas, e incluso en el continente.
Además, se ha propuesto un intercambio de refugiados. Según el documento, la peculiar idea consiste en que por cada refugiado no sirio enviado a Turquía, la UE aceptaría la entrada de uno sirio. En resumen un inhumano cambio de cromos, que vulnera la Convención de Ginebra, la Carta de los Derechos Humanos y el artículo 19 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE.
Por su parte, el ejecutivo de Erdogan, habría solicitado de la UE mayores ayudas económicas, la agilización de los viajes para los ciudadanos turcos sin visado a países miembros de la unión, así como acelerar los trámites para la adhesión turca a los tratados del bloque.
Algunas voces hablan de cantidades solicitadas por el gobierno turco que superarían los 20.000 millones de euros, a cambio de aceptar la deportación de miles de refugiados desde Grecia. Sin embargo, el documento tan solo estima esas ayudas en 3.000 millones de euros.