Grupo San Valero: Proyectos europeos en las cuentas corrientes de sus directivos

La pasada semana hemos tenido acceso en AraInfo a cierta información que vincula una entidad aragonesa, del prestigio del Grupo San Valero, con prácticas que, cuando menos, se pueden denominar de alegales.

fundacion san valeroLa pasada semana hemos tenido acceso en AraInfo a cierta información que vincula una entidad aragonesa, del prestigio del Grupo San Valero, con prácticas que, cuando menos, se pueden denominar de alegales y que, según las fuentes que nos han acercado a esta información, relacionan a altos directivos del Grupo con la creación de una empresa privada que, en paralelo, se ha lucrado económicamente del desarrollo de ayudas públicas a proyectos de investigación europeos concedidos a la Fundación San Valero.

Fundación San Valero ¿sin ánimo de lucro?

Desde que se pusiera en marcha hace más de 61 años la Fundación San Valero ha trabajado por la inclusión social y la educación de jóvenes para su incorporación en el mercado laboral. Su centro de estudios, así como la posterior creación de la Fundación Salduie y la agencia de colocación vinculada a la misma, conferían cierto carácter de formación total de sus alumnos, algo muy asociado a su condición de obra diocesana. Una imagen idílica la que se nos pintaba a los aragoneses.

Sin embargo, el volumen de negocio de esta entidad ha aumentado exponencialmente, por lo menos, para unos organismos con apariencia de benévolos consejos de puritanos. En la actualidad el entramado San Valero maneja un volumen de negocio anual cercano a los cuarenta millones de euros.

Actualmente, el Grupo San Valero es un conjunto de centros educativos que se reparten por la provincia de Zaragoza, además de en República Dominicana. El entramado incluye la Fundación San Valero, proyecto relacionado directamente con el inicial, y que aborda la educación secundaria y profesional, tanto reglada como no; el Centro de Producción Audiovisual (CPA) Salduie, donde se imparten cursos superiores y másteres enfocados al mundo audiovisual y la comunicación; la plataforma de Estudios Abiertos Superiores (SEAS) que ofrece formación completamente on-line; la Universidad San Jorge (USJ) única universidad privada de Aragón; y por último, la Fundación Dominicana San Valero, con tres centros de estudios.

Unos centros que han generado excelencia como el reconocimiento por parte de la Unión Europea del proyecto ‘Optimizagua’ como ‘Best Life Project’, siendo elegido como ‘modelo de referencia de la gestión del agua’. Un reconocimiento que dio prestigio a la Fundación, pero como veremos más adelante, también enriqueció a quién luego sería su director.

Todo un entramado de centros educativos que depende directamente del Arzobispado de Zaragoza, que a la postre es el máximo responsable del funcionamiento del mismo. No en vano, Manuel Ureña Pastor, el hasta hace unos días Arzobispo de Zaragoza, sigue siendo, y este título no es broma, “Gran Canciller de la Universidad de San Jorge”. Todavía sin esclarecerse las causas de su abandono, medios como El País, dan por supuesto que la donación de más de cien mil euros, que realizó el Arzobispo Manuel Ureña al diácono de Épila, tenía que ver con unos abusos sexuales y el dinero, era el precio de su silencio.

Un volumen de negocio apetitoso

Con el cambio de siglo, la Fundación San Valero avanzaba rápidamente en sus proyectos, en un principio colaborativos, pero de los que pronto se hace titular. Así, el proyecto en Republica Dominicana, en un principio realizado a medias con la Obra Social y Cultural Sopeña (OSCUS), para 2008 ya dependía únicamente de la Fundación San Valero. Algo similar ocurre con la creación del CPA Salduie, que si en un principio se fundó en sociedad con la empresa Master-D, en menos de tres años San Valero compraría las participaciones de la empresa para manejar la totalidad del portal.

Pero claro, cuando los negocios van bien, muchos quieren ser partícipes de los mismos. La Fundación San Valero tiene un organigrama netamente vertical, en el que las decisiones tomadas por el comité directivo, dependen de la supervisión de un director, que a su vez depende de la supervisión del patronato, que depende directamente del Arzobispado de Zaragoza.

La pertenencia al patronato no significa una suma elevada de dinero en la cuenta de quien es miembro, pero eso no suele ser problema, quienes lo son, vienen con el dinero puesto. Lo que sí ha conseguido la Fundación San Valero con su labor en la educación es hacerse con un nombre y una marca que sí otorgan prestigio. Un prestigio que muchos anhelan.

El patronato es un órgano gestionado directamente por la diócesis de Zaragoza y en el que los miembros suelen ser grandes empresarios y personalidades de grandes instituciones públicas que sostienen no solo el cargo del patronato, si no que lo compaginan con sus actividades profesionales. Una manera poco casual de unir poder e iglesia, y una forma útil para abrir muchas puertas.

Entre los miembros actuales de este patronato nos encontramos a Aurelio López de Hita, presidente de Cepyme en Aragón; el director del Hotel Meliá Zaragoza y presidente de la Comisión de Turismo de Cámara Zaragoza, Francisco Velázquez Muñío; Ángel García Jalón Comet, Jefe de Servicio de Bioquímica del Miguel Servet, actual presidente del patronato; Pedro Baringo Giner, abogado y antiguo Director de Cáritas en Aragón; María López Palacín, Vicepresidenta de la Cámara de Comercio de Zaragoza, y gerente de Industrias López Soriano. Una lista que podríamos seguir completando y en la que todos los nombres tienen relevancia propia en el mundo empresarial aragonés.

El poder fuera del patronato

Ser miembro del patronato parece conferir cierto poder, pero viendo los currículos e imaginando sus cuentas bancarias, no parece que les haga falta a sus miembros. Si acaso buscan cierta dosis de prestigio. Pero este mundo rebosa ambición y ésta también recaló en la fundación.

Desde hace tres años dirige el Grupo San Valero César Romero Tierno, quien hace unos años entrara en la misma como responsable del área internacional y según fuentes conocedoras, desde su llegada el señor Romero Tierno apuntaba maneras. En apenas diez años ha llegado a dirigir la Fundación.

Estas fuentes aseguran que muchos de los empleados, proveedores, miembros del patronato y subcontratas que trabajaban para la Fundación San Valero, han sido relegadas al ostracismo, despedidas o han visto sus contratos finiquitados desde la llegada del nuevo director.

Si bien, según nos explican, César Romero Tierno pareció encontrar un filón económico en la excelencia educativa de la Fundación San Valero. En el año 2003, Cesar Romero Tierno, en compañía de Nieves Zubalez Marco, también asalariada de Fundación San Valero, crean la empresa EUROPA INNOVACION Y DESARROLLO S.L. (EID), que se dedicará, según información del propio registro mercantil, al ‘Asesoramiento y colaboración de empresas en el marco de desarrollo de la Unión Europea, asistencia en el ámbito de la propiedad intelectual’.

La empresa EID carece en estos momentos de página web y así lo dice el registro mercantil. Sin embargo, hemos encontrado la página de EID en su versión en castellano, sin actualización desde 2012, en la que se explican, uno a uno los proyectos en los que ha participado.

De los ocho proyectos en los que ha colaborado EID, todos consiguen fondos de la Unión Europea (UE), para la investigación en áreas tecnológicas. De los ocho, en siete ha participado la Fundación San Valero, lo que al menos es sorprendente. Sus colaboraciones, han sido, según la propia página web como “asistencia externa” o como “socio en los proyectos”.

Lo verdaderamente sorprendente, según las fuentes consultadas, es que en una Fundación, por definición, sin ánimo de lucro, vinculada al Arzobispado de Zaragoza, presente proyectos de investigación a la Unión Europea, de la que se reciben subvenciones, para la evolución de los mismos, para que finalmente le asesore una empresa, EID, que pertenece a dos de los empleados de la Fundación, generando unos beneficios económicos, estos sí, privados y con ánimo de lucro.

César Romero Tierno y Nieves Zubalez Marco pertenecieron a EID durante ocho años, precisamente desde 2003 a 2011, año en el que ambos pidieron su cese, y cambiaron de puestos dentro de la Fundación San Valero, a mejor. Lo que no conllevó el cierre de la empresa, sino el cambio de titularidad.

A partir del año 2011, César Romero, es nombrado Director General del Grupo San Valero. Nieves Zubalez pasaría a ocupar un puesto el organigrama directivo en el ámbito de las relaciones Internacionales y cooperación al desarrollo.

Relaciones, coincidencias y subcontrataciones que invitan, cuando menos, a las suspicacias, sobre una fundación que presume de tener un código ético ejemplar. Muy lejos de las hermosas, y muy devotas, palabras que dedica Cesar Romero Tierno en la memoria anual del Grupo San Valero: ‘En continuo proceso de cambio estamos también en todas las entidades del Grupo San Valero, pero ello sin perder nuestra identidad, nuestro sello social y nuestro código ético, cuya verdadera esencia reside en el humanismo cristiano, acorde con nuestra propia naturaleza de la Obra Diocesana’.

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