Graves problemas ambientales en el río Ebro a la altura del parque San Pablo

Ocurre, que una parte de la población utiliza el inodoro como si fuera el cubo de la basura; por ejemplo, como un lugar donde arrojar muchos productos higiénicos. Estos problemas son recurrentes en los tres ríos (Ebro, Galligo, Huerva) y en especial cuando hay tormentas con gran cantidad de lluvias en poco tiempo.

Río Ebro. Foto: Amigos de la Tierra

Las limpiezas de la estación de bombeo de aguas del Ebro a la potabilizadora de Casablanca en los días pasados han originado, por falta de una gestión adecuada de esas limpiezas, un grave problema al lado del Centro Ambiental del Ebro.

Ocurre, que una parte de la población utiliza el inodoro como si fuera el cubo de la basura; por ejemplo, como un lugar donde arrojar muchos productos higiénicos. En especial, en estos últimos años, se ha agravado por el uso de las toallitas húmedas, muy empleadas en limpieza de bebés y mayores, que se arrojan directamente al inodoro. Éstas se acumulan en los sistemas de rotación de depuradoras y estaciones de bombeo y están ocasionando, además de pérdidas económicas, el que no funcionen los sistemas operativos. Se da el caso de que los textiles no degradables están sustituyendo a los plásticos en el medio ambiente y se pueden encontrar ya formando parte de las arenas y gravas de sedimentación fluvial.

Ante todo, hace falta que a nivel estatal los organismos competentes –gobiernos, administraciones públicas– establezcan normativas del uso de estos productos higiénicos encaminadas a preservar la calidad ambiental. Se llega al caso de que en productos de una gran cadena de supermercados se recomienda en las etiquetas no tirar más de una toallita por cada descarga de la cisterna en vez de estimular el arrojarla al cubo de basura. En este sentido, es prioritaria también la presión o la exigencia a la industria mediante una regulación que fomente el uso de buenas prácticas, de la mejor tecnología disponible, de la fabricación de materiales inocuos y de la responsabilidad de los productores en la protección del medio natural.

Junto a ello, es necesaria finalmente la colaboración y toma de conciencia de las y los consumidores y de la ciudadanía en general, evitando hábitos ambientalmente nocivos como los arriba descritos. Algo que debería impulsarse también mediante las oportunas campañas institucionales.

A los problemas señalados en el caso que nos ocupa se ha unido la falta de previsión en la gestión por parte de la Sociedad Pública Ecociudad en la limpieza de la estación de bombeo. Los restos de la limpieza han salido por tres clapetas próximas al puente de la Almozara y parque de San Pablo. En este lugar hay un brazo de río que con el estiaje no tiene flujo de las aguas y durante al menos cuatro días han salido las aguas residuales con restos de productos higiénicos que está provocando malos olores y un foco de posibles problemas sanitarios además de la contaminación del río. Urge que se limpie en el plazo más breve posible.

Estos problemas son recurrentes en los tres ríos (Ebro, Galligo, Huerva) y en especial cuando hay tormentas con gran cantidad de lluvias en poco tiempo. Solucionarlo exige grandes inversiones que la economía maltrecha del Ayuntamiento tiene difícil el asumirlo. Si al final hay que pagar catorce millones de euros al Gobierno de Aragón por el agujero negro de los costes de la depuración y cuyos costes ya pagamos los zaragozanos desde hace veintitrés años, será muy difícil asumir esos gastos.

Pero los temas del agua son prioritarios en cualquier ciudad. Y además exigen que la sociedad pública Ecociudad tuviese una dirección más eficiente y diligente, lo que supone una reorientación administrativa de la gestión del agua a nivel del Ayuntamiento.

Pero sin duda, hay que resolverlo.

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