El Movimiento por un Aragón sin Transgénicos y hacia la Soberanía Alimentaria denuncia la permisividad del Gobierno de Aragón con cultivos experimientales a cielo abierto con el maiz transgénico , mientras que en el resto del mundo se está impidiendo su proliferación por los comprobados riesgos que supone para la salud.
Distintos medios publicaron ayer martes 25 de diciembre que “el Gobierno central, en respuesta al diputado de Chunta Aragonesista (CHA) por la Izquierda de Aragón en el Congreso, Chesús Yuste, ha confirmado que se han autorizado ensayos con maíz transgénico (NK603) en Exeya, Grañén, Monzón y Alagón”.
Ante este anuncio, las personas y organizaciones que forman Aragón Sin Transgénicos, demandan al Gobierno de Aragón los datos detallados de estos estudios, que en algunos casos ni siquiera habían sido reconocidos, como los de Monzón o Alagón. En vez de asegurar el principio de precaución, que previene males mayores ante situaciones inesperadas como podrían ser las provocadas por contaminación transgénica, el Movimiento denuncia que el Gobierno de Aragón y el español siguen permitiendo de forma oscura y contradictoria la proliferación de estos cultivos tan peligrosos para la salud de las personas y del medio ambiente.
Hace 3 meses una investigación dirigida por el prestigioso científico francés Gilles Eric Séralini concluyó que el maíz trangénico NK603 de Monsanto, el que se está fomentando en Aragón, provoca a largo plazo cáncer, tumores enormes y muerte prematura de las ratas con las que se expermientó.
Si a ello añadimos la peligrosidad por contaminación de cultivos cercanos de maíz convencional o ecológico, así como de la vida misma alrededor de estos campos experimentales autorizados, ya que van acompañados de letales insecticidas y herbicidas como el Round Up, los riesgos a los que nos enfrentamos son inasumibles. Aragón Sin Transgénicos pregunta públicamente al Gobierno de Aragón qué medidas de seguridad está aplicando, distancias con respecto a otros cultivos y poblaciones, etc.
Detrás de estos experimentos a cielo abierto no hay más que intereses lucrativos por parte de unas pocas multinacionales, en este caso Monsanto, y que pueden ocasionar importantes problemas de salud en los consumidores, ya que son estos a los que llegan al final estos alimentos envenenados sin que lo sepan. Aragón sin Transgénicos exige también que el etiquetado deje de ser incompleto como en la actualidad e incluya información detallada de la procedencia de todos los alimentos. De esta forma, evitaríamos que las personas ingieran sustancias peligrosas para sus organismos sin saberlo y lograríamos una información suficiente para un consumo responsable.
Por todas estas razones, el movimiento por un Aragón Sin Transgénicos y hacia la Soberanía Alimentaria solicita la declaración de Aragón como zona libre de transgénicos, la paralización de los proyectos experimentales, la legislación en defensa de la salud de las personas y del respeto al medio ambiente, y la apuesta por una agricultura campesina y ecológica, como una de la salida más a las crisis económica, social y ambiental en nuestro territorio.
