Elena Giner: “El municipalismo es la apuesta por devolver el poder a la gente"

Aprovechando la presentación este viernes del Manifiesto ‘La Zaragoza del Cambio: el municipalismo en 2019’, Luisa Broto y Elena Giner nos ofrecen algunas pinceladas sobre un documento que tiene como objetivo principal "reilusionar" a la ciudadanía de cara a las próximas elecciones

Elena Giner y Luisa Broto. Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

Este viernes a las 18.30 horas, en la cafetería del Teatro Romano de la capital aragonesa, tiene lugar la presentación del Manifiesto ‘La Zaragoza del Cambio: el municipalismo en 2019’. Por ello, nos hemos reunido con la consejera de Presidencia y Derechos Sociales y vicealcaldesa, Luisa Broto, y con la consejera de Participación, Transparencia y Gobierno Abierto, Elena Giner, para que a través de esta charla nos puedan explicar en qué consiste este manifiesto de base municipalista.

¿Podríais explicarnos en qué consiste dicho documento y cuáles son los objetivos?

Luisa Broto: El manifiesto lo que plantea es reeditar lo que se consiguió en el 2015, volver a la esencia. Reeditar lo que supuso una experiencia novedosa que llevó no solamente a Zaragoza, sino a otras ciudades como Madrid, Barcelona, etcétera, a que por fin los ayuntamientos, lejos de dejar de ser gobernados democráticamente por los partidos políticos, tuvieran una fórmula nueva que consistiera en aunar a gente que venía de los movimientos sociales, de las organizaciones… que políticamente se podían posicionar de una manera pero que no querían estar inscritos en un partido político al uso, no eran afiliados o afiliadas, o aun siendo afiliados y afiliadas planteaban que había que volcarse en otra forma de llegar a los ayuntamientos.

Todo con la idea de que el municipalismo es algo que está muy entroncado en nuestra tierra. Porque es algo que creo que mucha gente, que ahora mismo está votando en el entorno rural a personas, no tanto a partidos, y partiendo de esa idea de que esta es una fórmula que ha cuajado. Entonces, este manifiesto que presentamos el viernes, lo que plantea es que un grupo de gente que nos sentimos representados por lo que sería esa parte de nuestra plataforma, Zaragoza en Común, aunaría a esas personas que se sintieron interpeladas e ilusionadas en 2015, sabiendo que han pasado cuatro años, y que hemos recibido una experiencia tremenda en la gestión y hemos tenido nuestros más y nuestros menos, volver a reeditar esa postura y ese planteamiento de que queremos estar ahí.

Elena Giner: El objetivo principal es ilusionar o reilusionar. Rescatar esa esencia de que no nos olvidemos que fuimos y somos algo distinto a un partido político, que lo desborda, y que por eso mucha gente nos votó. Y con una base municipalista que tiene muchos significados, porque para cada persona que habla de municipalismo es una cosa distinta, pero que sí tiene una base que es el devolver el poder a la gente y buscar las fórmulas para conseguir abrir más las instituciones a la ciudadanía. Y eso, una de las cosas que ilusionó muchísimo y que hizo que mucha gente nos implicáramos era esa fórmula y ese formato de plataforma con esa forma tan intrínseca de hacer las cosas de manera diferente. Por eso no queremos que en el momento actual, aunque han pasado muchas cosas en estos tres años, se pierda esa esencia y nos perdamos en las cosas concretas de cómo organizarnos y que no miremos fuera a la gente que se pueda sentir llamada por algo que no sea un partido político al uso.

Yendo más a lo interno de la organización, hay distintos espacios y grupos formales o no formales de distintas sensibilidades. Hay algunas representadas bajo las siglas de un partido, y otras que no lo son tanto pero que también son sensibilidades y también queríamos salir a la luz en ese sentido. Dentro de lo que es la construcción de la plataforma que seremos en 2019, tener un manifiesto con caras visibles que digan que estamos defendiendo esta postura frente a otras y que ahora, en el momento de construcción desde la diversidad, es lo que toca. Una forma igual de legítima que cualquier otra.

L.B.: La idea fundamental es la que planteaba Elena: reilusionar, porque volvemos a estar, y porque muchas personas pueden estar todavía pensando en dónde está el municipalismo ahora mismo y es bueno que sepan que el municipalismo existe, que podemos mirar a ciudades como Barcelona o Madrid, que son muy carismáticas, pero que realmente la ciudad de Zaragoza sigue manteniendo ese espíritu y esa esencia. Y poner una cara y saber dónde acudir es una manera que, a lo mejor, como no tenemos una estructura organizada al uso, hace que se materialice ese espíritu y por eso queríamos lanzar este manifiesto. Además con la idea de sumar.

Volviendo a mayo de 2015, momento en el que ZeC accede al Gobierno del Ayuntamiento, y enlazando con 2019, ¿qué balance podéis hacer en clave municipalista de estos tres años y medio?

L.B.: Creo que todavía nos falta perspectiva y de hecho nos faltan cuatro años más (risas). Ya sabéis que tenemos un código ético que nos plantea que solo vamos a estar dos ciclos (8 años), ya sea en gobierno o en oposición, no obligatorio pero sí el máximo que hemos votado. Algo que creo que va muy en la línea de oxigenar y airear lo que han sido los ayuntamientos y la posible trayectoria política.

Pero la clave en cuanto al municipalismo me parece que se ha asentado. Hemos hecho un trabajo, creo, muy importante. Hemos hecho un trabajo de abrir una grieta, y eso siempre es difícil porque hemos tenido varios muros. Hemos tenido muros en lo que es la propia institución. Hemos tenido muros en lo que es el entorno mediático. Hemos tenido muros, incluso, a nivel de otras administraciones que han estado, de alguna manera, posicionándose en temas que a lo mejor en otros momentos no lo habían hecho con tanta vehemencia. Entonces sí, sí que creo que hemos sembrado una semilla y que efectivamente esa semilla tiene que fructificar.

Pero también creo que hay cosas que, independientemente de quién gane las elecciones o gobierne de 2019 o en el 2023, no solo en Zaragoza, sino también en Madrid, Barcelona, Galicia… se han conquistado como derechos ciudadanos. Y a mí me parece que eso, más allá de los réditos electorales es fundamental. De hecho Elena en ese sentido puede hablar muy directamente y ‘sacar pecho’ porque ha sido muy innovador lo que ha hecho Zaragoza en Común.

E.G.: En cuanto al enfoque municipalista creo que hay dos miradas: interna de lo que somos, y hacia fuera con lo que hemos conseguido cambiar en la ciudad. Y en ambas perspectivas creo que tenemos que ver el recorrido y que hemos avanzado en cosas pero que todavía queda mucho por avanzar. Si hablamos de municipalismo para mí siempre ha sido esa máxima de devolver el poder a la ciudadanía. Para eso tienes que partir, primero, de vaciar el poder de quien lo tiene, y muchas veces hemos dicho que tenemos el gobierno pero no tenemos el poder, que sigue estando de una manera u otra en manos de la oligarquía de la ciudad. Entonces, mientras ese poder no lo vacías, y no hablo solamente del resto de grupos políticos sino de otras fuerzas fácticas que se mueven y que son influyentes en la ciudad, no puedes devolver el poder a otro ente si todavía no se lo has arrebatado al que hasta ahora lo ha tenido. Y eso, con un gobierno en minoría hemos visto las limitaciones que tiene.

En lo que a mí me respecta, en cuanto a abrir la participación, romper también con unas dinámicas muy establecidas de quién tiene el poder de participar o de quién tiene la palabra y poder abrirlo más. Hemos ido abriendo brechas y abriendo caminos, pero cuesta, aunque hay que seguir avanzando en ese sentido.

Y luego internamente en la organización. Para mí una esencia o una base de lo que somos y de lo que querría que siguiéramos siendo, es esa parte del municipalismo desde dentro y de otra forma de hacer política también desde dentro: la democracia interna, la participación, el conseguir de grandes espacios de deliberación el poder tomar decisiones por consenso porque se cuidan más esos espacios, el enfoque de los cuidados… todo esto lo tuvimos muy presente cuando nos constituimos en los meses antes de que llegaran las elecciones.

Y que después, también hay que reconocer que el gobierno, y el gobierno en minoría en estas condiciones, ha pasado como una apisonadora y nos ha pasado también como organización. Es muy difícil mantener esa estructura, que sí que hemos ido manteniendo y dotándonos por reglamento de todas esas fórmulas y está en nuestra esencia, pero mantenerlo en el día a día y reproducir algo que conseguimos en un momento de desborde con un montón de gente participando, con el programa colaborativo, con los cuidados en las formas que teníamos de dinamizar las asambleas y de llegar a los acuerdos… todo eso creo que no lo tenemos que perder y además queda mucho por afianzarlo.

En comparación con otras organizaciones y otros espacios estamos a años luz, pero aun así tenemos que seguir luchando mucho por conseguir eso en lo que creemos. Y eso para mí es la garantía de que vamos a hacer las cosas de otra manera.

Concejalas y concejales de ZeC junto al alcalde Pedro Santisteve el día de la investidura. Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)
Concejalas y concejales de ZeC junto al alcalde Pedro Santisteve el día de la investidura. Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

L.B.: Para mí, de hecho, es importante que no perdamos la visión de la autocrítica porque creo que es algo muy sano. Pero no para una plataforma como la nuestra, sino para todas las organizaciones, partidos y aquel que se dedique a ser servidor o servidora pública. Y en la autocrítica yo sí creo que hemos estado siempre hablando de ciudad cuidadora. Fue uno de nuestros modelos a seguir, y sin embargo como nos ha tocado esta parte de ser gobierno en minoría y todo ese arropo que teníamos antes de cantidad de gente que estaba ahí llevándonos como cuando estás esprintando en una carrera y casi te llevan las palmadas, de repente eso se desactivó, algo completamente normal, y precisamente el manifiesto lo que intenta es activar eso y decir: sí sí, efectivamente, el gobierno y hasta ahora el municipalismo ha conseguido esto y el Ayuntamiento se consigue de esta manera. Hemos llegado pero ahora necesitamos construir todo eso y para que sea algo que se consolide os necesitamos a vosotros y vosotras porque esta es la esencia.

Es decir, da igual que haya un concejal o una concejala concreta, tiene que ser que haya un equipo detrás. Y ahí en la participación yo sí quiero poner en valor que una de las cosas que fue rompedora fue el programa electoral colaborativo, que no es que alguien de repente llegue y diga: voy a coger de aquí cuatro cosas… no no, gente del entorno que estaba siendo muy participativa y con experiencia, vino y horizontalmente pudo exponer unas demandas concretas y se plasmaron.

Y ahí también quiero decir una cosa que me parece fundamental. Yo tenía un profesor en 8º de EGB que daba ‘Ética y Convivencia’ y nos decía: “Ustedes tienen que fijarse siempre que los partidos políticos cumplan el programa electoral”. Y mira, ese paradigma es increíble. En la mayoría de las ciudades del cambio se ha conseguido cumplir al 80 o al 85% los programas electorales. Sin embargo, eso que antes estaba valía mucho, ahora es algo que, bueno, a este gobierno de la ciudad no se le reconoce tan apenas. Y me refiero a que cualquiera que nos lea puede coger medios de prensa escritos e ir viendo. Pero, en los balances económicos que hacemos, en la ejecución presupuestaria, en lo que son objetivos programáticos electorales, nosotros dentro de la organización hemos hecho el balance, pero no solo pagados por nosotros mismos sino con el entorno de los ejes de trabajo y los sectoriales y que nos han ratificado en ese sentido. Y bueno, la ciudadanía es la que tiene la última palabra. Pero casualmente ha cambiado eso y parece que ahora ya no es lo más importante.

Al hilo de esta cuestión, ¿creéis que la ciudadanía ha asimilado esta nueva forma de hacer política?

L.B.: Bueno, creo que sí que hay muchas personas que de repente vieron una posibilidad de trabajo directamente en un programa electoral colaborativo, trabajar en los ejes y en los sectoriales en los diferentes foros que se han llevado a cabo en los barrios, etcétera. Pero también es verdad que la participación es algo que tiene ahora mismo sus luces y sus sombras. Creo que el fenómeno del municipalismo está ahí, pero que efectivamente tenemos todavía que trabajar en ese entorno de cuidar y de que las personas sean capaces de aportar y tener un entorno que les permita decir: Esto es algo que hemos conseguido. Y quizá, en esa transmisión tenemos todavía mucho que hacer. No es tanto una cuestión cuantitativa que se vea, de alguna manera, en cosas materiales como puede ser un edificio que se ha construido o un servicio público que se está dando, sino el hecho de que todas las personas vean esa participación.

Sí que creo que hay un cambio en cuanto a lo que es la apertura del Ayuntamiento a todas aquellas personas de una manera accesible, y sí que creo que es muy importante que se hay visto que estos objetivos electorales que estamos planteando en nuestro programa, se están cumpliendo. En esa medida creo que sí, que el municipalismo está ahí y hay un magma de personas que entienden que un ciclo electoral es muy corto para poder ver esa capacidad de que participemos, que mis propuestas sean recogidas… y efectivamente de ver a la ciudadanía que nos den ese retorno. Hay mucho ruido, por ahora, para que eso se pueda materializar.

E.G.: Lo que ha habido también ha sido un ataque brutal por parte de quien tenía miedo de perder, como decía antes, el poder con esta otra forma de dirigir la ciudad. Y eso en lo que ha repercutido, no tanto en las capas cercanas de la ciudad que pueden estar o conocer más al Ayuntamiento, que ahí a mí lo que me llega es un reconocimiento de que nos lo estamos peleando, que se nota que las formas son distintas y que hay una mayor accesibilidad, pero fuera de esos círculos, toda la bronca que se ve o se percibe de lo que hay en el Ayuntamiento para mí genera desafección hacia la política sea de unos u otros.

Y eso creo que con ello se han ensañado a fondo para que parezca, o se vean los logros como por ejemplo el cumplimiento del programa y de los compromisos en ir avanzando en ellos desde el primer día, porque ha sido nuestro objetivo, y lo que consiguen es que se vea la nube del polvo que se levanta del ambiente bronco que hay. Y eso es una pena porque creo que en la balanza del esfuerzo dedicado y el compromiso que estamos demostrando, yo hasta ahora no había estado en política y no puedo comparar más que por lo que me cuentan, y por lo que me cuenta la gente más cercana al Ayuntamiento y relacionados con otros gobierno anteriores, lo que me cuentan es eso, que a trabajar, a honestidad y a ir a por lo nuestro, que es un programa con unos objetivos y a mejorar la ciudad, no nos gana nadie.

L.B.: Falta un poco de perspectiva. Y vuelvo a insistir, un ciclo electoral de cuatro años es muy corto para que esos cambios se vean. Y el 'ruido' que decía Elena, lo que hace es volver a la idea de que todos son iguales. Es un elemento que lo que hace es anular, de alguna manera, la curiosidad por saber y por intentar sondear e indagar dónde está realmente el trabajo que se ha hecho.

Pero bueno, yo sigo siendo positiva en este sentido y pienso que se ha sembrado una semilla. Y vuelvo a decir, igual que hay funcionarios de la casa y de los entornos en los que estamos trabajando que dicen poner en valor este trabajo, también creo que hay cosas que los ciudadanos y ciudadanas una vez que las han visto, independientemente del ruido mediático, dirán: esto no puede volverse atrás. Conquistas que se han hecho en relación a derechos de todos los ámbitos y a formas de hacer, esto volverse atrás será complicado independientemente de quien gobierne. Creo que como nuestro objetivo era realmente ese, fomentar toda esa participación y que los ciudadanos y ciudadanas puedan ser personas que entren al Ayuntamiento y se sientan cómodas, se sientan acogidas, esa es la parte que yo creo que es muy difícil de revertir.

E.G.: Y luego están los juegos políticos que ha habido hasta ahora en cuanto a la firma de convenios entre territorios, subvenciones… que antes eran totalmente oscuros y que ahora aportando luz te encuentras a alcaldes de barrio que reconocen que, lejos de ser afines a ZeC, las decisiones que se han tomado no han sido para nada partidistas y han sido aplicando criterios objetivos en cada barrio. Todo eso es algo que será difícil que se vuelva atrás. O por ejemplo los presupuestos participativos, que ahora todo el mundo defiende a capa y espada esta idea, cuando a nadie se le había ocurrido hasta ahora ponerlos en marcha. Todo esto es difícil de revertir.

L.B.: Esto es terreno conquistado, y conquistado en el buen sentido de la palabra, porque es para la ciudadanía y eso es a lo que veníamos.

Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)
Foto: Pablo Ibáñez (AraInfo)

¿Qué ha supuesto realmente para Zaragoza gestionar las instituciones abriendo la puerta a la ciudadanía?

L.B.: Elena lo ha explicado muy bien. Hay una parte que es la gestión puramente administrativa, pero hay una parte muy importante que es la de fomento de la acción municipal. Allá donde no llega la administración local se crea una convocatoria de subvenciones en las diferentes áreas, o se puede formalizar convenios, o a través de las sociedades puede generar algún tipo de gestión indirecta porque no puede asumirse propiamente… todo ello se ha planteado con transparencia y criterios lo más objetivos posibles. Sabiendo que un criterio objetivo tiene que ser algo que esté medido por el reglamento equis, por la ley equis o por el plan estratégico de subvenciones equis, pero teniendo un cierto rigor. Eso ha supuesto que haya habido 'luz y taquígrafos' y que haya posibilidad de que todo el mundo automáticamente, en la página web, conozca rápidamente una convocatoria, cómo ha salido, cuál es la puntuación, de qué manera y por qué ha sido aceptada o no aceptada su solicitud.

Y en cuanto a lo que es la atención ciudadana, creo que la idea fundamental ha sido tener proximidad con las quejas, sugerencias o planteamientos que se hayan hecho. Y luego hay una parte que es la que nos hemos impuesto de rendición de cuentas por los barrios, y que en la medida de lo posible es tener a un señor concejal o una señora concejala, independientemente de que sea en una materia u otra, pero que se acerca a ese barrio y que recibe una serie de demandas.

Y por supuesto Pedro Santisteve, que como alcalde esté haciendo toda la ronda de ‘Cafés’ (charlas) por los barrios, recogiendo de primera mano las demandas, las sugerencias, las felicitaciones y también las críticas a la gestión. Yo he estado con Pedro más de una vez, y Elena también, y nos hemos encontrado con muchas personas que nos han dicho que era la primera vez que un alcalde había ido a este barrio, a este acto, a esta institución, a este centro, etcétera.

Y ser pioneros es algo que, como en Zaragoza en Común llevamos muy a gala porque hemos sido pioneros en muchas cosas (risas) en el sentido de que hemos tenido bastantes trabas, lo digo en plano jocoso pero lo digo también en el plano de romper. Y es verdad. El hecho de que un alcalde esté siendo reconocido porque llega a sitios que no había llegado nadie, eso quiere decir que había una dinámica en la que, a lo mejor, los servidores públicos no eran tan públicos o no tenían tanto contacto directo. Y no estamos hablando de una situación de que alguien llega en coche oficial, saluda y se va. No. Estamos hablando de trabajar, de que todo lo que se recoge a través de lo que sería rendición de cuentas y a través de la intervención del señor alcalde, se le da respuesta a la máxima celeridad posible.

De hecho, ese ha sido uno de los elementos que nos tiene contentos, en ese sentido, porque la respuesta está siendo muy importante. Y las quejas, además, son de sentido común pero todo ciudadano o ciudadana de su barrio quiere el máximo exponente y que el concejal o la concejala responsable acuda y lo oiga de primera mano.

E.G.: También, contestando a la pregunta sobre qué ha supuesto para la ciudad, creo que en estos momentos la agenda de la ciudad y del Ayuntamiento no la marcan las grandes empresas ni las oligarquías, sino que se está marcando desde otro enfoque. Desde el enfoque de la sostenibilidad y de los derechos sociales. Esos dos pilares principales son sobre los que se está moviendo el urbanismo, la movilidad, el Área de Derechos Sociales… Y esas cuestiones sí que creo que son novedosas porque aportan otra mirada totalmente distinta. Luego habremos podido, nos habrán dejado o no nos habrán dejado, y por otro lado se habrán metido otros intereses, pero desde luego desde el Ayuntamiento el motor no ha sido ese, sino ha que sido en otros momentos cuando hemos visto que detrás de grandes y macro proyectos para Zaragoza estaban otros intereses que no eran los de la ciudadanía.

En la entrevista anterior que hicimos a Luisa Broto (en mayo de 2017) le preguntábamos cómo veía la disminución que se había podido comprobar en lo que a la movilización social en las calles se refiere, fundamentalmente desde la llegada de los Ayuntamientos del cambio. ¿Cómo pensáis que se encuentra en estos momentos esta cuestión?

L.B.: Fíjate que desde entonces hasta ahora, creo que me acuerdo de lo que te respondí, entiendo esa desmovilización y es un tema muy interesante que hemos hablado más de una vez con Elena con relación a los movimientos sociales, asociaciones vecinales…, porque hay un cambio, un relevo, que en el activismo es muy difícil, y ahí hay mucho que hacer y mucha gente joven que está en los presupuestos participativos con 16 años consiguiendo cosas para su barrio, para su entorno y para su bienestar.

Pero a la vez, pongo mucho en valor el movimiento feminista. Este 8M ha sido una ola imparable. Y de hecho ahora mismo, como todo, primero vienen los movimientos y luego viene la política, se está planteando todo lo que son liderazgos femeninos, se está incluyendo en todos los programas electorales, todo el reconocimiento relacionado con la cuestión de las violencias, etcétera, y que no digo que antes no estuviera, pero ahora se ha puesto en valor.

Y ahí sí que me parece que el movimiento y la gente joven está siendo espectacular. En esto he de decir que estoy personalmente muy contenta, y en la parte política que me toca me parece que es algo fundamental, como mujer obviamente, pero sobre todo porque la perspectiva feminista no se puede perder. El movimiento viene con mucha fuerza, con muchas ganas de llegar a hacer de otra forma de gestión, como nos podría pasar a los municipalistas en su momento, y que nos pasa, con unas ganas muy grandes y hay una confluencia muy importante en esas formas de hacer que no sean solamente porque una persona es mujer y entonces hacemos una lista en la que hay mujeres, sino porque son otras formas de hacer.

Y esto va un poco en torno a lo que queríamos, al tema de los cuidados, al tema de la conciliación, poner en el centro a la vida y las personas antes que la política, y que una persona siendo mujer y quiere tener una familia, eso no suponga que tenga que decidir entre una opción u otra. Esto tan básico que todos sabemos y que está muy estudiado y que ha supuesto que muchas mujeres hayan sido expulsadas de la política, de los puestos de responsabilidad, etcétera. Por eso estoy esperanzada y porque creo que es una ola que es imparable.

E.G.: Es verdad que esta pregunta hecha hace un año y hecha ahora cambia un poco la perspectiva, porque también, además del feminismo que estoy de acuerdo en que es la gran revolución después del 15M porque abre un nuevo ciclo y te abre otra perspectiva de ver el mundo, todas las movilizaciones contra el ICA y más vinculadas al tema medioambiental, también ha sido capaz de sacar a mucha gente a la calle. Puede ser que durante los primeros años hubiera cierto letargo o descoloque de todo el mundo, pero parece que ahora todo esto se ha vuelto a despertar.

Manifiesto municipalista

Principalmente porque fue una sorpresa comprobar, personalmente yo no lo esperaba, como un grupo de personas que venían de los movimientos sociales u otras entidades habían sido capaces de acceder al ayuntamiento de una gran ciudad.

L.B.: Yo creo que nadie nos lo esperábamos. De hecho, recientemente en un medio de comunicación se han publicado unas encuestas de un sondeo electoral y esas encuestas fueron las que se manejaron antes de que nosotros llegáramos al gobierno. Estuvimos hasta un mes y medio o dos meses antes de las elecciones en los que los parámetros que se nos daban eran esos 6-7 (escaños). Evidentemente nadie se esperaba que hubiera esta fuerza arrolladora. Pero como hemos hablado antes, hace un año nadie se esperaba que el 8M fuera algo tan transversal, tan grande en la ciudad y en todo el entorno estatal y fuera del Estado. Y bueno, la vida sigue y fluye, y esto es lo bonito y lo interesante.

Como nosotras y el movimiento municipalista, hablo en plural, lo que planteamos son unos idearios muy concretos que son los que nos han traído aquí, que no nos los inventamos, sino que representamos la voluntad de unas personas, pues según vaya esa voluntad irá nuestra representación, irá el municipalismo… y eso es lo maravilloso de esta vida.

E.G.: Yo me alegro de que el movimiento feminista haya surgido en estos momentos con esta fuerza. Siempre ha estado presente pero no con esta fuerza y atravesando todas las capas y sectores como ha hecho ahora. Como he dicho antes creo que es la gran revolución. Lo que ocurre es que, hace poco tuvimos un encuentro feminista en Zaragoza en Común donde reflexionábamos sobre esto, ahora la cuestión es pasar a la acción.

Es cierto que estamos logrando esa hegemonía en el discurso y en las cuestiones feministas, porque hace unos meses no todo el mundo podía asumir que fuera feminista, había que decirlo en voz baja, y ahora sí que se hace. Pero la cuestión es pasar a la acción y me refiero a hacerlo en todos los ámbitos, en todos los entornos y tener un enfoque más feminista a la hora de relacionarnos, de organizarnos la vida, de organizar el trabajo, los tiempos de cuidados, los cuidados entre las personas… ahí es donde queda muchísimo por hacer. Hay un salto muy grande entre el discurso y la acción. Este es el gran reto que nos toca ahora y este es el compromiso de todos.

Existe una frase que dice algo así como que: “La revolución será feminista o no será”. ¿Se podría también aplicar en el ámbito de la política?

E.G.: La política en la que creemos será feminista o no será.

L.B.: La política en la que creemos es una política que no puede repeler por el hecho de que la vida se abra paso. Eso es antinatural. Yo no creo en los políticos que están 24 horas al día, de lunes a domingo, y que tienen familia… con todos mis respetos yo no creo en ese tipo de políticos. Creo en las personas que tienen un compromiso personal, temporal y que dicen: vuelco todo lo que puedo y luego vuelvo a mi vida. Eso me parece que es la mayor garantía de que realmente las personas que damos un paso podamos estar construyendo una realidad que sea muy cercana a lo que nos encontramos, y que además no nos ponga ningún tipo de hipoteca de futuro. Lo decía al principio, el compromiso ético que firmamos para mí es una de las salvaguardas más importantes y creo que ha creado estilo, igual que las primarias, igual que las ‘listas cremallera’… todo lo que sea poner pequeñas cositas que vayan enlazando hacia este objetivo, perfecto.

Y sí, tiene que ser una política que sea feminista en el sentido amplio de la palabra. No solo porque haya una mujer como representante, con todos mis respetos y además reconociendo el trabajo de tantas y tantas mujeres que han estado en la política en años muy difíciles, en las organizaciones, peleando, etcétera. Pero ahora mismo creo que el objetivo es que haya mujeres, en el sentido amplio de la palabra, y que el feminismo atraviese absolutamente todo. Y ahí es fundamental el poner el cuerpo y el cuidado en todo lo que hacemos.

Hablando de cuidados, ¿qué papel desempeña este valor a la hora de gestionar una ciudad?

L.B.: Elena lo expresaba antes. Tenemos dos ejes fundamentales, aunque hay mucha gente que dice que este gobierno no tiene un modelo de ciudad, que se han planteado prácticamente desde el principio de nuestro mandato y los dos ejes tienen que ver con el cuidado: son la sostenibilidad medioambiental, que es una manera fundamental de cuidar porque supone un efecto sobre nuestra salud de forma directa y también para el planeta; y por otro lado todo lo que está relacionado con cuidar a las personas más vulnerables -personas mayores, personas dependientes, la infancia, personas que han estado un poco fuera de lo que sería el ámbito de la inserción por cuestiones variadas y que tienen un desequilibrio económico-, poner primero el cuidado y el centro en estas personas para rescatar y a partir de ahí trabajar en todo lo que es consolidar derechos.

Es decir, tener una mirada cuidadora, que es seguir saliendo a la calle, esa conexión directa que tenemos con los ejes de trabajo o con las personas que trabajan en los barrios para que nos devuelvan las demandas reales. Por eso para mí, y lo pongo en valor siempre que puedo, los presupuestos participativos es la ‘tangibilidad’ de algo que es tan claro como que ciudadanos organizados se plantean la posibilidad de llevar a cabo demandan que ellos consideran. Hay una parte del presupuesto que es el dinero de todos y que decidimos cómo queremos que vaya. A mí me parece que esto es democracia directa, participativa, real y efectiva, y eso creo que es una gran forma de cuidar.

Por último, ¿cómo definiríais brevemente qué es el municipalismo?

E.G.: El cómo desde la gestión más local es posible la democracia directa y que el poder resida en la gente. Y el municipalismo es eso. Es la apuesta por devolver el poder a la gente.

L.B.: Yo, categórica. El municipalismo ha venido para quedarse. No hay vuelta atrás. Esto en el buen sentido de la palabra. Todo esto es lo que se estaba reclamando y el municipalismo ha venido para quedarse de la manera que sea y el tiempo que nos cueste, pero no hay vuelta atrás. No va a haber otra forma de hacer política en los entornos cercanos y de proximidad.

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