No os asustéis por el título. Cualquiera que haya tenido un mínimo contacto con los pueblos del Pirineo sabe que la palabra país tiene dos acepciones en aragonés, por un lado la común con el castellano (país como nación) y otra tradicional en la que se liga paisaje (territorio) y paisanaje (la transformación humana de este). Esta segunda siempre está más ligada al imaginario de la persona que a una configuración administrativa, es decir, tiene más que ver con las personas que viven el territorio que con la comarca.
El proceso de crisis y recortes en el Estado del Bienestar han producido diferentes consecuencias en cada lugar. En el medio rural los recortes apuntan hacia una mayor centralización, perdiendo competencias tanto las entidades locales como las comarcas. Es precisamente en la contestación a los recortes y a la centralización dónde se rehacen los marcos de relación humana entre las personas que habitan el medio. En este sentido el incipiente marco comarcal se reconfigura, abriendo de nuevo el debate sobre qué comarca queremos y qué funciones ha de tener.
Se trata de un proceso que todavía no está verbalizado en el debate público, pero es innegable que las luchas sociales de los últimos años están tomando como marco de acción el Viello Aragón. Dos luchas masivas y populares han tenido este marco. En primer lugar, el comité de apoyo a los 8 de Yesa conformado por personas de Sabiñánigo, Jaca y muchos pueblos de la zona. En segundo lugar la plataforma pro-hospital de Jaca también ha reunido, como afectados a personas tanto de Jacetania como de el Alto Gállego (e incluso parte de Sobrarbe). Además, estamos viviendo una segunda oleada de movimientos sociales que también ha tomado la referencia territorial histórica, la solidaridad con los refugiados y refugiadas (plataforma prorefugiados Alto Aragón) y la organización de jóvenes (Asamblea de Jóvenes d’o Viello Aragón).
Ante la deriva provincialista del Gobierno de Aragón y la sangría demográfica de población jóven se hace necesario defender los avances de las últimas décadas en materia de comarcalización para permitir la vida en el medio rural. Parece que el concepto de Viello Aragón que había quedado relegado en minorías de estudiosos y nacionalistas, vuelve a servir a los intereses de las personas que queremos vivir aquí. Reforzar los lazos del territorio y defender lo común se hace importante para el buen vivir.
En todo caso no se trata de demonizar la descentralización en dos comarcas (Jacetania y Alto Gállego), ya que en muchos casos ha tenido consecuencias positivas, pero sí que quiere señalar la necesidad de una mayor coordinación y de trabajo en común. A nivel político e institucional también se observa un cierto acercamiento en este sentido. Por ejemplo, ha habido una apuesta por mejorar el transporte público entre Sabiñánigo y Jaca o se ha creado el circulo de Podemos “Biello Aragón”. En todo caso se trata de pasos tímidos.
Por último y volviendo al principio, es importante hacerse una serie de preguntas ¿Qué país queremos? ¿Qué haremos si el Gobierno de Aragón sigue tratando de ahogar a las comarcas? ¿Qué marcos de colaboración se pueden establecer entre las diferentes instituciones públicas del Viello Aragón? Los movimientos sociales ya están demostrando que el Viello Aragón es un buen marco de acción para responder a parte de nuestras necesidades, ahora se trata de construir entre todas y todos el país que queremos.
