El futuro de Chile queda en manos de la coalición de izquierdas Frente Amplio

Tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales el 19 de noviembre en Chile, se ha abierto el panorama político del país. Las encuestas prometían un escenario dominado por la disputa entre las dos formaciones del bipartidismo, pero la irrupción del Frente Amplio de Beatriz Sánchez ha pillado por sorpresa a todo el ruedo político.

Foto: Frente Amplio

Antes de las elecciones presidenciales del 19 de noviembre, las dos candidaturas tradicionalmente mayoritarias -derecha y centroizquierda-, esperaban, terminada la jornada electoral, llevar a cabo una gran celebración. Las fiestas tendrán que esperar hasta que la segunda vuelta -balotaje- se efectúe el próximo 17 de diciembre.

Los resultados, con una participación del 46% -4,1 puntos porcentuales más que en los comicios de 2013 que ganó Michelle Bachelet del Partido Socialista- dejaron a Sebastián Piñeira como vencedor con el 36,64% de los votos. El líder de Chile Vamos, formación de derechas, esperaba revalidar los resultados que en 2005 y 2009 le llevaron a la presidencia del país.

La segunda posición quedó en manos del heredero de Bachelet, Alejandro Guillier, de la coalición socialdemócrata La Fuerza de la Mayoría, que se hizo con el 22,7% de los votos. Guillier del mismo modo que Piñeira se las prometía más felices el 19 de noviembre. Esperaba una segunda posición holgada que le permitiera llegar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con unos números más contundentes.

¿Qué sucedió para que ni derecha ni centroizquierda pudieran celebrar la fiesta que tenían preparada? Varios motivos explican el fin del bipartidismo. En primer lugar, cabe destacar que estas elecciones eran las primeras sin el formato binominal impuesto por Pinochet que favorecía a las mayorías. El reparto proporcional de los escaños por primera vez en la historia, pudo ser un detonante en el cambio de la mentalidad de las y los votantes.

En segundo lugar, hay que hablar de dos nuevos agentes que irrumpieron el 19 de noviembre en el ruedo político chileno pulverizando todas las encuestas -algo que empieza a ser frecuente en medio planeta-.

Frente Amplio es una coalición de 12 partidos de la izquierda transformadora liderada por la periodista Beatriz Sánchez. En agosto de 2017 las encuestas daban a la formación el 16% de los votos y en octubre algunas previsiones hablaban de que Sánchez solo obtendría el 12% del sufragio. El recuento final dio a la periodista el 20,28% de las papeletas. La coalición aúna partidos como el Partido Pirata de Chile, la Izquierda libertaria, la Izquierda Autónoma, el Partido de la Igualdad, el Partido Ecologista, Poder Ciudadano o el Partido Liberal.

Cerrada la jornada del 19 de noviembre, la coalición y su líder estaban exultantes por los resultados obtenidos. Pese a que no pasarán a la segunda vuelta de las elecciones, lo cierto es que mientras las urnas estuvieron abiertas y se efectuaban los sondeos, en esta palabra tan de nuestro tiempo, nadie descartó el “sorpasso” sobre la candidatura socialdemócrata.

Pese a que no optará a la presidencia, Beatriz Sánchez será indispensable para La Fuerza de la Mayoría si quiere gobernar. De hecho, Alejandro Guillier, ya durante la noche de la primera vuelta de las elecciones, dejó entrever su voluntad de arrastrar los votos de la coalición de la izquierda transformadora. Eso a la postre puede suponer ciertas concesiones política.

La segunda fuerza política que dejó en entredicho el trabajo de las personas encuestadoras fue la extrema derecha chilena. El abogado José Antonio Kast, a quien las previsiones estadísticas daban entre el 2 y el 3% de los votos, se hizo con el 7,92% de las papeletas.

Hegemonías en América Latina

En 2016 se hablaba del fin de la hegemonía de determinadas izquierdas en América Latina. Lo cierto es que algunos cambios en el continente así lo hacían prever: la derrota del chavismo en las elecciones parlamentaria de 2015, la victoria de Macri o la caída Rousseff eran vaticinios del inicio de la hegemonía de la derecha liberal. Parece que el panorama político americano no está tan claro. ¿Qué ha detenido el cambio? Muchos factores pueden explicarlo: desde la llegada de Trump a la Casa Blanca o la evolución de la economía en el continente entre otros tantos avatares.

En el caso chileno -el país neoliberal por excelencia de la zona- efectivamente, venció la derecha en todas las regiones del país, pero con la segunda vuelta en el horizonte y la irrupción del Frente Amplio de Beátriz Sánchez, el futuro de Chile es un enigma. ¿Quién sabe si estas elecciones pueden ser la piedra de toque de la llegada de una nueva hegemonía que aún no tiene nombre?

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