El Fénix arranca un punto en la visita de La Vila

El sábado era un auténtico desafío jugar en el Velódromo. La lluvia había caído sin descanso durante toda la mañana y el cielo estaba tan encapotado, que las luces de los aviones que sobrevuelan los pinares camino del aeropuerto, se veían a duras penas. El Fénix estaba con confianza. Dos victorias en los dos últimos partidos habían generado una buena dinámica en el grupo. Los chicos volvían a sonreír y ya se sentían un equipo de División de Honor B. Pero faltaba confirmar todas esas sensaciones contra un grande, y este sábado, los jugadores del Fénix consiguieron un punto bonus contra La Vila, algo soñado como inalcanzable hace apenas unos meses.

Karmelo Elorriaga se dirige al banquillo tras ser expulsado temporalmente durante el partido contra La Vila. Foto: Luis López.
Karmelo Elorriaga se dirige al banquillo tras ser expulsado temporalmente durante el partido contra La Vila. Foto: Luis López.
Karmelo Elorriaga se dirige al banquillo tras ser expulsado temporalmente durante el partido contra La Vila. Foto: Luis López.

El sábado era un auténtico desafío jugar en el Velódromo. La lluvia había caído sin descanso durante toda la mañana y el cielo estaba tan encapotado, que las luces de los aviones que sobrevuelan los pinares camino del aeropuerto, se veían a duras penas. El Fénix estaba con confianza. Dos victorias en los dos últimos partidos habían generado una buena dinámica en el grupo. Los chicos volvían a sonreír y ya se sentían un equipo de División de Honor B. Pero faltaba confirmar todas esas sensaciones contra un grande. Y en esta liga todos son grandes. Todos tienen bagajes envidiables, han hecho historia en algún momento de sus largas trayectorias y prácticamente todos, quizás a excepción de Sitges y nosotros mismos, han militado alguna vez en División de Honor o jugado fases de ascenso a la categoría de oro del rugby español. Pero este año, esta temporada, hay tres equipos que ya se perfilan claramente como los punteros de la liga: CAU, Sant Cugat y La Vila. Un par de escalones por detrás, el resto.

La Vila es un equipo semi-profesional y la planta y maneras de sus jugadores en el calentamiento así lo atestiguaba. La diferencia de tamaño era ostensible tanto en los backs como en los forwards, pero al Fénix, a este grupo de chicos de la cantera salidos de los colegios, no parecía importarle ni el físico del rival, ni la historia que atesora. Su objetivo es hacer del velódromo un fortín y, poco a poco, lo irán consiguiendo.

El partido comenzó con dominio alicantino. El Fénix se defendía, pero el peligro acechaba pronto. Una entrada entre Juanjo y Thomas de Lucas Poggi, potente centro Vilero, no acaba en ensayo por poco pero, lamentablemente, sí con su presencia en el partido. Una rotura fibrilar le obliga a abandonar el terreno de juego para dar entrada a Duncan Tout, nuevo fichaje procedente de Inglaterra. En el minuto 15 La Vila gana una touche en la 22 zaragozana y, tras un maul y varios pick’n'go consigue un ensayo y la consiguiente transformación, poniendo el 0 – 7 en el marcador que, a la postre, sería el definitivo.

El Fénix se fue para arriba con el ensayo. Comenzó a dominar territorialmente y la posesión, pero los alicantinos tienen mucho oficio y es muy complicado penetrar entre su defensa muy organizada y con contactos individuales muy fuertes. Aún así, el Fénix insistía, los minutos pasaban, y no se llevaba peligro real a la 22 contraria. La Vila cimentó su triunfo, o el Fénix su derrota, en dos aspectos fundamentales: el line out y el kicking game. El Fénix nunca tuvo un saque de lateral cómodo y no pudo trabajar el empuje posterior y, en el intercambio de patadas, casi siempre perdió metros.

La segunda parte continuó con dominio local, incluso más acusado. Juárez entró por Josema y la melèe notó el refresco. Poco después Baselga y Michael reforzaban la segunda y tercera línea. La Vila no movía banquillo. Hasta el minuto 20 de la segunda parte el dominio del Fénix fue creciendo, pero poco a poco el equipo iba siendo consciente de que ensayar y empatar el partido iba a ser harto difícil. La Vila lo notó y se fue para adelante. Ya solo quedó el pundonor, las ganas y la inquebrantable voluntad de este equipo que es capaz de dar la vida por un punto bonus. La Vila paró el corazón del Velódromo en el último segundo cuando un golpe de castigo factible en condiciones normales, decidió tirarlo a palos. La grada, abarrotada y respetuosa, guardó el aliento y un silencio sepulcral. El jugador alicantino falló y el Fénix consiguió un merecido punto, que ni hubiera soñado a principios de temporada.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies