El drama de los refugiados convertido en números por la UE

Los estados miembros de la UE utilizan los asilos como arma arrojadiza entre ellos, convirtiendo el mayor éxodo desde la II Guerra Mundial en un insolidario baile de cifras

Campo de refugiados sirios de Za'atri, en Turquía.

La crisis humanitaria que supone el éxodo de miles de sirios, desde los campos de refugiados en los que permanecían, hacia la Unión Europea (UE), ha convertido el drama en una competición por evitar los cupos de asilo asignados.

Alemania critica la inoperancia de Francia. Lo mismo hace el país galo con el Reino Unido. Sin embargo, se trata de un problema anunciado, que la propia Alemania vive desde hace años sin dar solución. Miles de sirios eran ya atendidos, desde el comienzo de la guerra, por redes ciudadanas en ciudades como Hamburgo y Berlín, mientras el Bundestag miraba hacia otro lado.

La solicitud de cupos por parte de la UE obligará a los países a atender las solicitudes de asilo que crecen vertiginosamente. Es evidente que la ayuda va a llegar tarde y mal. A España, que en la primavera de este 2015, rechazaba las exigencias de Francia y Alemania de atender las solicitudes de asilo, la UE le exige la aceptación de 15.000 asilados en los próximos dos años. 24.000 acogería Francia. 20.000 más Reino Unido. Unas cifras que terminarán de discutirse el próximo 14 de septiembre en la reunión de Ministros de Interior.

Todas ellas parecen grandes cifras, sin embargo, ante la magnitud del éxodo son mínimas. En una sola semana, el puerto de Pireo, en Grecia, ha recibido a 15.000 refugiados sirios y continúan llegando a miles. Hay más de cuatro millones de personas que han huido de la barbarie. Dos millones permanecen en campos de refugiados en Turquía, desde donde dan el salto a la UE vía Grecia. Pero, todavía dentro de la frontera siria hay más de cinco millones de desplazados, atrapados en un conflicto enquistado.

Aun así, pese a lo exiguo de las cifras que sugieren los cupos, existen países en la Unión Europea que ya han anunciado públicamente su rechazo a las propuestas de Bruselas. Polonia, Eslovaquia, Lituania, Republica Checa y Hungría han rechazado estas solicitudes. Este último país se afana en terminar de vallar con alambre de espino su frontera y son numerosas las voces de refugiados que critican el trato vejatorio sufrido en Hungría.

 

Un éxodo obligado

El éxodo al que se han visto abocados miles de ciudadanos sirios no es debido únicamente al fundamentalismo de ISIS. La guerra en Siria se ha convertido en una locura que involucra a decenas de facciones inmersas en un conflicto que ha desgarrado al país. Una guerra alimentada por armas de Estados Unidos que apoyó desde el primer momento a los que hace apenas dos años eran los elogiados “rebeldes” y hoy son integristas del Estado Islámico que dominan la mitad del país.

Un conflicto que ha generado una gran cantidad de exiliados que fueron confinados en campos de refugiados que en estos momentos se encuentran al borde de la quiebra. La Organización de Naciones Unidas (ONU), anunciaba que carecía de fondos para mantener los campos que albergaban más de cuatro millones de sirios en Líbano, Irak, Jordania o Egipto. Una escasez que ha hecho incrementarse el número de refugiados que desean viajar a Europa y salir del confinamiento.

Es ahora cuando la UE deberá dar respuesta a un problema al que ha estado haciendo caso omiso durante meses, y en el que han fallecido miles de personas en el Mediterráneo, sin llegar a tomar ninguna decisión. De los fondos solicitados para todo 2015 por la ONU para mantener los campos de refugiados sirios, tan solo el 24% han sido recaudados. Sin embargo, han sido miles de millones los dispuestos para reforzar las fronteras europeas. Una valla imaginaria que la presión del éxodo más grande vivido desde la II Guerra Mundial ha terminado por romper.

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