El campo militar de San Gregorio, una amenaza constante para la población cercana y para el medio ambiente

A los constantes incendios allí ocurridos, con la consecuente quema del terreno y de su vegetación, se suman problemas como el impacto provocado por las maniobras militares sobre el medio ambiente, la limitación de uso y/o de las infraestructuras actuales y futuras, la caída de paracaidistas en urbanizaciones colindantes, el vuelo rasante de los helicópteros y el escape de varios proyectiles del campo de maniobras

Foto: Diagonal

De sobra es conocida la mala reputación que existe sobre el campo de maniobras de San Gregorio. Entre otras muchas cosas, por los riesgos constantes que allí se generan de forma directa o indirecta para la población que vive en las localidades colindantes. Este pasado domingo se volvió a declarar un incendio que afectó a 126 hectáreas, de las que 45 son del campo de maniobras, 70 forestales y 11 agrícolas. De hecho, no es el primer incendio de estas características, ni será el último mientras se sigan desarrollando actividades que conlleven riesgos inminentes como las militares.

El campo de maniobras y tiro de San Gregorio, situado en las inmediaciones de Zaragoza, abarca casi 34.000 hectáreas y tiene un perímetro total de 108 kilómetros. De las cuales, 28.925 corresponden al término municipal de Zaragoza -un tercio de todo su término municipal-, 1.724 a Villanueva de Galligo, 1.649 a Tauste, 332 a Castellón de Val de Chasa, 187 a Torres de Berrellén y 33 a Zuera. Este campo de maniobras militares es el más grande de toda Europa y comenzó a funcionar a principios del siglo pasado. Su ubicación, al encontrarse situado situado en las puertas de una ciudad del tamaño de Zaragoza, representa además de su potencial peligro, un enorme impacto acústico en la zona norte de la ciudad.

A esto hay que sumar los problemas causados por los múltiples incendios ocasionados por las maniobras militares, y que se han repetido en numerosas ocasiones. Ya en el año 2009 se indicaba en la base de datos correspondiente a la estadística oficial de Aragón (EGIF), que se han registrado en los últimos 25 años, diez incendios en que han participado medios de extinción aragoneses. De ellos, el más relevante en términos de complejidad y superficie fue el que se produjo el 1 de septiembre de 2004, afectando aproximadamente a 630 hectáreas y convirtiéndose, por tanto, en el incendio más importante que se produjo aquel año en Aragón.

Cabe recordar también el incendio que se originó en el año 2009, cuando los militares, nuevamente a través de sus prácticas, volvieron a provocar un incendio que afectó a los municipios de Tauste, Castejón, Remolinos y Pradilla, llegando a quemar aproximadamente 7.000 hectáreas de terreno. Los constantes incendios provocan que la vegetación de la zona no tenga tiempo suficiente para recuperarse, y año tras año se pueden seguir observando las cicatrices ocasionadas sobre el terreno. El espacio, que posee un gran valor medioambiental y patrimonial, tiene además vetado el acceso a la ciudadanía, -en el año 2014 el gobierno del PP mediante un decretazo declaró la zona de interés para la defensa del Estado español en contra de la voluntad popular- que es la que sufre las molestias que genera el uso militar.

Además, la utilización de este campo para maniobras militares deriva en un impacto considerable sobre el medio ambiente: ruidos, erosión provocada por el desplazamiento de personas y vehículos pesados sobre suelos muy frágiles y por los impactos de proyectiles, destrucción del patrimonio natural, cultural y arqueológico, generación de residuos altamente contaminantes -combustibles, restos de munición, elementos químico-; produce una limitación de uso y/o de diseño de las infraestructuras actuales y futuras -agua y vertidos, vías intraurbanas, carreteras, autovías, ferrocarril-.

Entre las molestias a los vecinos están, la caída de paracaidistas en urbanizaciones colindantes, el vuelo rasante de helicópteros, los ejercicios en la zona del Galacho de Juslibol, un humedal declarado ‘Zona natural protegida’, y el escape de varios proyectiles del campo -uno de ellos impactó en un bloque de viviendas sin causar víctimas-. Asimismo, el campo militar también ha sido escenario de sucesos trágicos como la muerte de soldados y civiles en varios accidentes.

Por todo ello, CHA considera necesario que el ministerio de Defensa inicie una investigación sobre el origen de dicho incendio e informe sobre los resultados. Para posteriormente, establecer un programa suficiente de mecanismos de control y prevención que mejoren la eficacia demostrada hasta la fecha, con el objetivo de evitar este tipo de incendios en el futuro. Jorge Marqueta, presidente del Ligallo de CHA-Zaragoza, manifestó a través de un comunicado, "una vez más perjudicados por el campo militar: ruidos, peligros de potenciales accidentes, limitación al desarrollo urbano e incendios. Sin embargo, el PP ha blindado su uso y ni siquiera se ha planteado la posibilidad de compensar a Zaragoza y su entorno por los problemas generados".

No hay que olvidar, que Zaragoza y su entorno lleva décadas soportando la servidumbre del mayor campo de maniobras militares de Europa. Y todo ello sin recibir ni una sola compensación, en forma de terrenos, económica, de inmuebles, nada, absolutamente nada. Para Marqueta, “debería llevarse a cabo una auditoría ambiental, para conocer el estado del suelo, de la flora y fauna y, a partir de esos datos, elaborar un plan de recuperación ambiental o de ordenación de recursos que conllevaría la posibilidad  de reutilización para agricultura, ganadería y otros usos el terreno que hoy ocupa el campo de maniobras”.

Para CHA-Zaragoza, “la cerrazón de los sucesivos gobiernos han supuesto un hito en la pasada legislatura por parte del PP, que blindó este espacio para  su uso militar, sin ni siquiera plantearse una mínima compensación a las zonas afectadas". Al mismo tiempo, recuerdan que en este mismo campo de maniobras, ante un problema de posible contaminación de acuíferos, CHA ya preguntó en Europa al respecto, dado se podría estar incumpliendo Directiva Marco del Agua. La contestación fue demoledora, y muestra de esa falta de transparencia, se indicó que sobre los terrenos militares no había información, no cabe la entrada de autoridades civiles para recabar datos.

Por otra parte, desde el grupo en la diputación En Común, lamentan por segunda vez este verano, el incendio provocado en el interior del campo de San Gregorio. La concejala de la localidad zufariense y diputada, Marta Abengoechea, ha criticado duramente la proliferación de este tipo de incidentes todos los veranos. “Una vez más, somos las y los vecinos de las zonas los que pagamos las consecuencias de convivir con unos vecinos tan peligrosos como el ejército de Tierra”, ha indicado la diputada de En Común.

“La opacidad y falta de transparencia acerca de las actividades que se llevan a cabo en el interior del perímetro del campo de maniobras -critica Abengoechea-, sumadas a los riesgos de los proyectiles abandonados y la falta de mantenimiento nos llevan, una vez más, a exigir la reversión de esos terrenos a sus dueños originales”. Por último, Abengoechea ha advertido que “ha habido circunstancias que han atenuado unas consecuencias que podían haber sido mucho peores si el viento hubiera soplado en otra dirección”, pero ha añadido que “en definitiva, somos las y los vecinos quienes sufrimos las consecuencias negativas”.

La realización de prácticas de tiro en la estepa zaragozana en pleno verano se convierten en una temeridad. Además, hay que tener en cuenta la proximidad de otros puntos potencialmente peligrosos, como por ejemplo el polvorín que se halla a menos de un kilómetro del centro de atención a personas con diversidad funcional Aspace. La zona también cuenta con castillos, ermitas, zonas fortificadas e incluso antiguas calzadas romanas, algunas ya muy deterioradas por las maniobras militares, por lo que resulta increíble que este deterioro del patrimonio histórico se siga permitiendo desde las más altas instituciones.

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