Denuncian la llegada de gas de fracking estadounidense

El gas se almacenará en la planta de Reganosa, que cuenta con la oposición vecinal desde el inicio de su tramitación (a menos de 100 metros de las viviendas). El Tribunal Supremo español la declaró ilegal en dos sentencias y el Gobierno en funciones acaba de renovarle los permisos a base de eximirla de la evaluación de impacto ambiental.

Gracias al empuje brindado por diversos gobiernos, entre ellos el español, en forma de atractivos marcos normativos y fiscales, la amenaza del fracking en Europa sigue vigente. A pesar de los abandonos por parte de diversas empresas, de la oposición institucional creciente en forma de prohibiciones o moratorias y la consiguiente reducción en el número de permisos solicitados o concedidos, el fracking ya ha hecho una tímida incursión en nuestro continente.

En Polonia, fuera del campo de interés de las empresas a día de hoy, se empleó la fractura hidráulica en un puñado de pozos. En Reino Unido el empleo de la técnica en Lancashire parece inminente, después de que el Gobierno haya sorteado la voluntad popular y municipal. En el Estado español hay varios permisos en estado avanzado de tramitación y, aunque el reciente abandono por parte de la empresa BNK de algunos de ellos han supuesto una victoria para el movimiento de oposición al fracking, la amenaza de ver los primeros pozos perforados en nuestro país sigue muy patente.

Sin embargo, la mayor y más inminente amenaza de entrada del fracking en el Estado español, y en Europa en general, lo representan las importaciones de gas de fracking estadounidense en forma de gas natural licuado (GNL). Al calor de las negociaciones del Acuerdo Trasatlántico de Comercio e Inversión (TTIP por sus siglas en inglés) con EEUU, el país norteamericano levantó a finales de 2015 una prohibición establecida desde 1975 a las exportaciones de gas. En febrero de 2016, EEUU exportó a Brasil el primer cargamento internacional de gas de lutita en forma de GNL, pero Europa era uno de los destinos claros a futuro de estos cargamentos.

Este hecho se concreta ahora con el anuncio de la llegada del metanero Sestao Knusten a las costas españolas. El buque, que partió de la terminal de Sabine Pass en el golfo de México el día 1 de julio cargado con 135.000 metros cúbicos de GNL, ha llegado a la Ría de Ferrol el 22 de julio a las ocho de la mañana. Varias empresas europeas, entre ellas las españolas Iberdrola, Gas Natural Fenosa o Endesa, ya han firmado contratos a 20 años con empresas americanas para el suministro de gas. La Unión Europea se ha embarcado en la promoción y construcción de gasoductos y terminales para la importación de gas natural licuado.

La aprobación por parte de la Comisión Europea en febrero pasado de varios documentos conocidos como el ’paquete de inviernoVentana nueva’ suponen una apuesta explícita por el gas, a pesar de que la demanda europea viene cayendo en los últimos años. En particular, la "Estrategia europea para el Gas Natural Licuado y el Almacenamiento de Gas" supone un auténtico empuje a la importación de gas natural, con recomendaciones de inversiones milmillonarias en infraestructuras de gasoductos y capacidad de almacenamiento y regasificación. Capacidad en la que el Estado español es puntero en Europa, lo que nos convierte en la más que probable puerta principal de entrada del GNL en el continente en el futuro.

El movimiento de resistencia contra el fracking ha tenido entre sus muchos aciertos su carácter global. El lema "Ni aquí ni en ningún sitio", repetido en varios idiomas, dejaba clara la solidaridad entre territorios pero también un rechazo implícito a continuar la apuesta por el modelo fósil. Una solidaridad compartida hoy con la convocatoria lanzada por el Comité Cidadán de Emerxencia para a Ría de Ferrol. Con ella pretende mostrar su oposición al fracking y a la empresa Reganosa. Será a las 20:00, frente al Edificio de la Xunta de Galicia (Praza Amada García, Ferrol).

Los movimientos de oposición en Europa deben tomar conciencia de que esta máxima repetida en innumerables pancartas implica oponerse a la llegada de barcos como el Sestao Knusten a los puertos europeos. Estar hoy contra el fracking en Europa es estar contra la importación de GNL.

Autor/Autora

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies