El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, junto a sus concejales socialistas, participó este viernes en la ofrenda de flores a la virgen del Pilar, en las fiestas de la ciudad. Belloch hace colocar un crucifijo en la mesa del salón del plenos cada vez que hay sesión, y acude a todos los saraos de cierta importancia que organiza la Iglesia en la ciudad, a pesar de ser un representante oficial de un Estado aconfesional.
Sería discutible su presencia en la 'procesión' de la ofrenda, por aquello de la tradición en la que se basan quienes quieren mantener costumbres viejunas, estúpidas y/o salvajes. Pero es intolerable que asista a una misa como representante de la ciudad. Él y el resto de concejales.