Históricamente, los invisibles tentáculos del Opus Dei siempre se han deslizado con facilidad en los gobiernos de la derecha española. Muchos de los autoproclamados ‘tecnócratas’, ese término esterilizado, aparentemente neutro, ocultan la siniestra realidad de ser marionetas movidas por los hilos del ala la Iglesia Católica más reaccionaria.
Ignoro si Wert pertenece o no al Opus, pero, en todo caso, ha sucumbido a las presiones de ese lobby. A pocas han sorprendido las declaraciones realizadas por el ministro en las que justifica la derivación de fondos públicos a centros educativos que segregan por sexos. El máximo responsable de Educación entiende que, siempre que no suponga una forma de discriminación, se deben mantener los conciertos. Olvidando que, en esencia, esa separación es la discriminación más aplastante. ¿Considera que el desarrollo intelectual de hombres y mujeres no puede ir parejo? ¿O su mayor temor es ver peligrar su desarrollo moral porque seguimos siendo portadoras del pecado original?.
Pese a las particularidades en el desarrollo escolar de chicos y chicas, que suelen ser más motivados por circunstancias individuales que por género, cabe recordar al señor ministro que la escuela no es sólo un lugar de aprendizaje académico, también lo es de socialización. Pero la sociedad es mixta, y desde pequeños tenemos que aprender a desenvolvernos con naturalidad en ella, algo que la segregación impide radicalmente.
Oficialmente, en Aragón sólo dos centros educativos tienen el requisito de ser hombre o mujer para acceder a ellos, pero la segregación encubierta sigue siendo un hecho en otros muchos concertados en que tradicionalmente han sido de chicos o de chicas. Los fondos públicos para educación deben buscar la integración real de la mujer, al igual que la de otros colectivos como los inmigrantes. Pero esto no podrá ser efectivo hasta que la administración educativa no exija cupos para equiparar, también, la escuela pública y la privada.
Pero esto se ha permitido, en un sentido amplio, por gobiernos de PSOE y PP durante décadas y hasta hace muy poco tiempo con casos indignantes. Desde su fundación en 1954 hasta la primera década del siglo XXI, la Escuela (ahora Facultad) de Enfermería de la Universidad de Navarra ha prohibido el acceso a hombres a esta carrera. El Opus Dei, organización gestora de esta universidad privada, entendía que el rol de los cuidados sólo podía ser desempeñado por una fémina. Como anécdota, cabe recordar los mandiles, cofias y batas de lona marrones que constituían los uniformes (propios de la segunda guerra mundial) que obligaban a vestir a las alumnas hasta hace un par de años.
Desde Izquierda Unida seguiremos combatiendo el paradigma de segregación todos los sentidos: vamos a luchar contra la segregación de ricos-pobres-inmigrantes en sanidad, en la atención a la dependencia, también entre las personas que tienen acceso a ayudas y a las que no. Y, por supuesto, continuaremos trabajando para impedir que sea homologable con el currículo oficial la enseñanza que imparten los centros que separan a las mujeres de los hombres.
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Paloma Lafuente. Responsable de Políticas Sociales e Igualdad de Izquierda Unida de Aragón
