CGT llama a frenar el fascismo institucional contra las personas migrantes y refugiadas

A lo largo del 2018 han perdido la vida en el Mediterráneo central más de 700 personas, el triple que en 2017. Junto al auge del fascismo, las políticas racistas crean falsas alarmas sociales que solo tienen el objetivo de tapar corruptelas y expolios en nombre de fronteras y banderas.

Foto: CGT

La Confederación General del Trabajo (CGT) ha denunciado la peligrosa deriva que están tomando las políticas migratorias de la Unión Europea y las declaraciones, de corte racista y xenófobo, que se vienen vertiendo desde algunos sectores sociales y a través de diversos líderes políticos europeos.

Las organización anarcosindicalista considera que las políticas sobre migración puestas en marcha por la Unión Europea, tratan a las personas que huyen de sus territorios de origen por guerras y miseria como mano de obra barata, y señala la doble vara de medir que en el Estado español se utiliza en relación al trato de las mismas. “En este sentido, se fomenta una desigualdad entre migrantes puesto que no es lo mismo quien cruza nuestras fronteras con dinero que quien lo hace solo con lo puesto”, denuncian.

En este sentido aparece también una paradoja, por un lado se necesita a las personas migrantes para el funcionamiento de la economía europea y por otro se les “odia” y deshecha cuando ya no son funcionales.

Por ello, la organización sindical critica que la UE se desentienda de los derechos que estas personas tienen, cuando a través de sus mecanismos “legales” las derivan a Centros de Internamiento para Extranjeros (CIE) donde muchas de ellas incluso perderán la vida, o se las expulsa del país en apenas 24 horas sin la menor consideración.

CGT recuerda que la deriva de estas políticas, junto al auge del fascismo, crean falsas alarmas sociales que solo tienen el objetivo de tapar corruptelas y expolios en nombre de fronteras y banderas. En este sentido, CGT recuerda que la mayoría social debe frenar el avance del fascismo institucional y posicionarse del lado de las víctimas, puesto que no hacerlo nos convertiría en cómplices de su inhumanidad.

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