Ante la noticia sobre la paralización de la inversión en la planta de biomasa de Monzón por parte de Forestalia, Cambiar Monzón manifiesta que se trata una noticia “deseada por nuestra organización” y “esperada tal y como se han producido los últimos acontecimientos y los plazos que existían por la subasta pública de la que fue adjudicataria Forestalia”.
Cambiar Monzón quiere señalar que “la inseguridad sobre la afección a la salud de las personas” siempre ha sido el mayor problema que presentó este proyecto dada la cercanía al casco urbano, cercanía que una granja porcina no podría tener. Cambiar Monzón mantiene que la legislación en materia de contaminación atmosférica va por detrás de las recomendaciones sobre ciertos contaminantes que establece la Organización Mundial de la Salud, por lo que “decir sobre el papel de un proyecto que cumples las normas de emisiones ambientales y que este proyecto no afecte a la salud, son cosas muy distintas”.
Además del problema de salud, indican, la implantación del proyecto siempre tuvo dudas razonables para Cambiar Monzón, como si existían verdaderos compromisos con los agricultores para abandonar sus cultivos tradicionales y poner leñosos perjudicando sus suelos, sobre cuánto empleo en sectores agroganaderos como arroz o alfalfa se podía perder en caso de cambiarse cultivos o por qué, si tanto interés había en el proyecto, no se buscó una alternativa a la polémica ubicación, a unos 600 metros de la ciudad.
Cambiar Monzón resalta que éste ha sido el proyecto más polémico que ha afectado a Monzón en los últimos años y su anunciada paralización obedece, por encima de todo, a un importante rechazo social dentro de la población, “rechazo que se ha materializado en movilizaciones y actuaciones administrativas y judiciales que hubieran sido del todo innecesarias si la anterior corporación no hubiera otorgado interés público para implantar esta central a la puerta de nuestras casas y si la empresa promotora hubiera buscado una ubicación alternativa seria alejada de la ciudad”.
