Broche de oro al Pirineos Sur

Kase O hizo una demostración de experiencia sobre las tablas mediante su lírica y mediante la técnica de R de Rumba que le acompañó a los platos y que, como él dijo: "es un hombre que habla con las manos"

Foto: Festival Pirineos Sur

Como suele decirse "todo lo bueno llega a su fin", y este pasado fin de semana llegó la hora del cierre de la XXVI edición del Festival Internacional de las Culturas Pirineos Sur. Aunque en este caso "lo bueno" ha durado más que suficiente con las dos semanas llenas de interesantes propuestas que ha mostrado su cartel de este año.

La noche del viernes 28 el anfiteatro de Lanuza acogió una variada representación inglesa. Los primeros en salir al escenario fueron United Vibrations, que practicaron un pop suave y sofisticado que toma infinidad de préstamos de otros géneros y tradiciones. El grupo no volvió loco al público, tampoco era de lo que buscaba su propuesta, pero sí que pusieron las primeras piedras en el camino para despertarlo.

El segundo turno corrió a cargo de Family Atlántica, que dieron un cambio de tono radical. Definir su estilo es complicado porque las etiquetas se les quedan cortas. En una canción parecía que hacían funky, en la siguiente música afrocubana y en la siguiente ya se habían pasado a la samba. Casi todo cantado es castellano, gracias a su vocalista venezolana Luzmila Zerpa. El sentido inagotable del ritmo que desplegaron consiguió mover a los presentes y dejar el auditorio listo para los cabezas de cartel de la noche.

Crystal Fighters vienen viviendo años de éxito desde que publicaron Star of Love en 2010, un álbum lleno de canciones que muchos hemos tarareado alguna vez en un bar aunque ni fuéramos conscientes en el momento. Esta popularidad se podía palpar en que entre el público era fácil identificar que numerosos asistentes habían acudido al festival de propio para ver su actuación. Con unas condiciones tan favorables es difícil dar una mala actuación y no fue éste el caso. Pero además, la efectista propuesta musical de Crystal Fighters en la que se mezcla el indie pop de aires folkys con la electrónica consiguió acabar convirtiendo su actuación en toda una fiesta.

Al día siguiente al encargado de cerrar el festival: el zaragozano Kase O. Para empezar, ya fue agradable el poder ver a un paisano en un lugar tan destacado, aunque sólo fuera por derrumbar el mito de que nadie es profeta en su tierra. Y así fue, porque esa noche Pirineos Sur colgó el pocas veces visto cartel de "no quedan entradas".

El Mc zaragozano está todavía en la gira de presentación de su disco en solitario "El Círculo" pero entre el repertorio que tocó también coló antiguos temas anteriores y alguno de Violadores del Verso. Para ayudarle con ellos tuvo a Momo, al que ha llevado consigo toda la gira, pero también aparecieron Xhelazz y Sho-Hai que le dieron la réplica en "Viejos Ciegos".

Kase O hizo una demostración de experiencia sobre las tablas mediante su lírica y mediante la técnica de R de Rumba que le acompañó a los platos y que, como él dijo: "es un hombre que habla con las manos". El rapero también aprovechó para reivindicar la vieja escuela y a los que han estado en el hip-hop desde el principio frente a algunos recién llegados que creen haber descubierto el Mediterráneo.

Lo anterior quedó reflejado mejor que en cualquier otra cosa en la interpretación de "Basureta". En este tema de seis minutos, Kaseo O se queda solo en el escenario y sentado en una banqueta de perfil hacia el público va desnudándose hasta lo más íntimo con la letra, todo bajo una luz tenue que sólo deja ver su silueta. Una canción que emocionó al público hasta el punto de dejar a algunos con la duda incluso de si algo así es adecuado para el formato de un concierto. Pero lo que no admitió discusión es que la madurez y la experiencia que exigen hacer algo así no está al alcance de cualquiera.

Y si hubiera que sacar algún aspecto negativo de la actuación sería que, a pesar de la insistencia del público en pedírsela, Kase O se fue sin cantar "Soy de Aragón", cosa que sí hizo en su concierto del pasado marzo en Zaragoza. Pero bueno, ver triunfar de esta forma a un paisano fue el mejor recordatorio que pudo haber sobre de dónde somos.

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