Dale Vida al Luis Buñuel se soñó en el corazón del 15M, por eso la participación y la repolitización son su esencia. No es casual que esto surgiera en el Gancho, barrio que puede estar orgulloso de su capacidad para convivir en la diversidad y su resiliencia.
Como buen proceso de transformación, comenzamos con mucha energía y sin tener muy claro hacia dónde queríamos ir. Hemos inventado el camino según las personas que estábamos y los momentos que vivíamos, adaptando la estructura del proyecto a nuestras necesidades y aprendiendo de los errores.
Hoy, cuando abres la puerta del CSC Luis Buñuel, puedes encontrar unas paredes que se van llenando de color y arte, muebles y objetos donados o reciclados, y un montón de cuerpos que bailan, hablan, ríen, descansan, leen... a su ritmo y desde sus intereses, pero con evidentes lazos de interdependencia.
El Buñuel es un espacio de encuentro entre personas diversas. No quisimos vivirnos colectivo, sino comunidad, para cuestionar las fronteras entre adentro y afuera, las que hacemos política y las que no. La vida del barrio y la ciudad entra, y en un espacio cuidado, experimenta, crece, se autocuestiona y se transforma.
Hemos tejido redes comunitarias de afectos y saberes. Saberes que ya estaban allí, que son de la gente, que son comunes. No inventamos nada, sólo desaprendemos las lógicas interiorizadas del capital, para poder crear y ser lo que queremos ser. SOLO QUEREMOS TODO. Una vida que merezca la pena ser vivida. Por eso, no creemos en un mundo mejor, sencillamente lo creamos.