A la altura

Foto: @Congreso_es

Se ha cumplido el trámite protocolario, o casi. Ha finalizado una de las altas tareas que tiene encomendadas la Jefatura del Estado: Reunirse con los representantes de las fuerzas políticas que han obtenido representación parlamentaria con la obvia finalidad de encomendar al líder de la formación más votada la responsabilidad de intentar formar gobierno.

Las tracas y laudos por lo bien que el Borbón ha desempeñado su tarea de “photo cool” son unánimes. En este país se aplaude la inutilidad con la misma pasión que se perdona la sinvergonzonería.

En esta ocasión Rajoy no ha declinado en directo, ha hecho un cese en diferido y ha dicho sí a la encomienda, pero un sí con matices; si no le aseguran el resultado él no juega.

Al igual que todos los ventajistas quiere tener las cartas marcadas antes de empezar los envites y no nos engañemos, no es el temor a la derrota lo que le asusta, es el pavor que le provoca el escuchar en directo que es un inútil, un incapaz y un fraude. Ese es el motivo por el cual dilatará la comparecencia, se esconderá en la ambigüedad y buscará auxilios extranjeros para acometer su segunda legislatura.

En los últimos tiempos se han dado pocas ocasiones tan propicias para llevar a cabo una limpieza a fondo de la vida político-social de este experimento de país.

A poco que los líderes de las formaciones contrarias al PP tuvieran un mínimo de visión de Estado se darían cuenta que ésta es el momento para empezar la construcción de una nueva sociedad basada en la honradez, la justicia social, la igualdad de oportunidades, la decencia y el decoro.

Seguramente llegar a acuerdos globales de conformación de la sociedad es muy complicado, pero obligar al partido promotor de la miseria nacional a regenerarse para poder seguir siendo una alternativa lícita es muy sencillo, mucho. Solamente hay que enviarle a los banquillos de la oposición, la pandilla de delincuentes que han expoliado este país no se van a regenerar, es necesario expulsarles de la vida política, a ellos y a sus valedores. La única manera de hacerlo es que dejen de tocar las teclas del poder y que pasen la travesía del desierto vagando por la oscuridad del anonimato.

Es una generación manchada, vendida a intereses particulares, burladora de los ciudadanos, una recua de busca vidas y charlatanes que han antepuesto los fines de sus dueños por delante de la aspiraciones de sus votantes.

El nudo lo pueden deshacer Pedro, Pablo y Albert, ¿Querrán?

Sinceramente: No creo.

Pedro Sánchez es un preso de su codiciosa imagen, se siente un disminuido político ante la fortaleza del clan Felipista encarnado en Susana Díaz, no dará el paso y su inmovilidad le llevará al anonimato histórico, será un remedo de Zapatero. Ambos pudieron haber sido la solución  y ladinamente  cobardes no fueron más que un triste remiendo.

Albert Rivera tiene en sus manos poner en marcha la arriesgada apuesta que han hecho por él sus mentores del panorama económico nacional. Ahora bien; estos mecenas no le van a dar nada a cambio de nada, ¿le van a permitir que defenestre sus privilegios sin contrapartidas? Me acaba de dar un ataque de risa que casi me impide continuar.

Podemos es la tercera fuerza que se necesita para expulsar al PP de la Moncloa y forzarle a abrir las ventanas, limpiar bajo las alfombras y recuperar la decencia democrática  si es que alguna vez la ha tenido ¿Serán en Unidad Popular capaces de alcanzar sentido de Estado y abandonar las escaramuzas con mindundis como Inda o Marhuenda? La falta absoluta de responsables intermedios con un ápice de formación e ideología les va a obligar a repensar el partido que quieren y necesitan. Mientras, los esperanzados inscritos y simpatizantes desearán que el partido no acabe en Pablo, Iñigo o Carolina y vaya más allá, un poquito más allá. Un partido que camine  al  encuentro de personas capaces de plasmar sus inquietudes y dar forma a sus anhelos.

Con la confluencia puntual de estos tres actores bastaría para forzar una regeneración profunda del PP, la desaparición de las familias corrompidas y corruptoras, la devolución de la dignidad a las instituciones, la apertura de un proceso constituyente, la búsqueda de la separación de poderes,  la recuperación de la soberanía nacional en el marco de los acuerdos internacionales y de la Unión Europea. Por otra parte los partidos nacionalistas tendrían el peso que se corresponde con su número de votos y que lógicamente tienen que tener  en clave de política estatal pero no más.

¿Es posible? Sí, ¿Realizable? Lo dudo. Para ello deberían de estar a la altura que proclaman los líderes del PP y demás fuerzas. La economía del lenguaje lleva a dejar las frases a medias, se pasó de hablar de medios de comunicación a “medios” sin especificar de qué tipo. No se sabe  si se refieren a los medios centros de un equipo de futbol, a los medios de una plaza de toros o a qué otra clase de medios.

Con la altura pasa igual, no nos aclaran si es altura de miras, a la altura de las circunstancias o a la altura del betún que es donde creo que se van a colocar.

Autor/Autora

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de nuestra política de cookies, pincha el enlace para más información.

ACEPTAR
Aviso de cookies