136 menores saharauis llegan a Zaragoza dentro del proyecto ‘Vacaciones en Paz’

A través del proyecto también se busca la sensibilización de la población aragonesa ante estas realidades sociales, y la creación de vínculos afectivos entre las dos familias.

Foto: Arapaz

El programa ‘Vacaciones en Paz’ consiste en la acogida temporal de 30 niños y niñas de entre 10 y 12 años procedentes de los Campamentos de Personas Refugiadas Saharauis en Tindouf, (Argelia), siendo acogidos y acogidas por familias aragonesas, en concreto, de la zona de Zaragoza.

El proyecto pretende dar a los niños y niñas saharauis la posibilidad de mejorar sustancialmente su salud, a través de la mejora de la dieta y las revisiones médicas, la posibilidad de tener otra imagen del mundo, distinta de las que les aporta su realidad cotidiana en el desierto y, en general, cubrir las principales carencias de estos menores, viviendo unos meses lejos de las duras condiciones de los campamentos.

A través del proyecto también se busca la sensibilización de la población aragonesa ante estas realidades sociales, y la creación de vínculos afectivos entre las dos familias.

La edad oscila entre los 10 y 12 años, y normalmente el periodo de estancia va desde finales de junio a finales de agosto. “Se les trae en esas fechas porque el verano allí es muy caluroso y supera fácilmente los 50 grados”, señalan desde las asociaciones que organizan el programa.

Asimismo, los niños y niñas tienen visitas médicas, odontológicas y oftalmológicas para tener controlado su estado de salud y solucionar cualquier problema que puedan tener (cosas que aquí son fáciles de tratar y allí, sin embargo, complicadas, por falta de materiales y recursos).

Familias de acogida

Las familias que les acogen, ya sean parejas o personas solas, lo hacen en régimen de acogida y no pueden adoptarles, ya que se trata de niños y niñas que tienen familia en los campamentos de personas refugiadas.

“Estas familias de acogida les tratan como si fueran uno más de la familia y los menores deben respetar las normas que se tengan en casa, eso sí, hay que respetar sus diferencias con nosotros (sobre todo en cuestiones de religión, rechazo a comer cerdo, etcétera) y ser comprensivos con ellos, ya que cuando llegan (sobre todos los más pequeños) pasan un par de semanas de adaptación en la que se sentirán tristes y quizá algo desorientados”, recalcan.

“Lo bueno es que al ser menores, se aclimatan rápido al nuevo ambiente y una vez adaptados a la familia (y la familia a ellos) suelen repetir verano tras verano; además, luego las familias de acogida tienen la oportunidad un par de veces al año (en diciembre y/o Semana Santa) de visitar los campamentos de refugiados para vivir ‘in situ’ las condiciones de vida en las que se encuentran”, reconocen.

El proyecto es financiado por el ayuntamiento de Zaragoza y el coste que asume la familia es la manutención del menor o la menor durante los dos meses de estancia, y las asociaciones que participan en el programa son, Alouda (Uesca), Lestifta y ASAPS (Teruel) y Umdraiga y Arapaz (Zaragoza).

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