El sector aragonés de la fruta dulce al límite

Los y las productoras aragonesas de fruta se encuentran en una situación más que delicada, debido a los bajos precios de compra en origen, los cupos impuestos por la Unión Europea y la pérdida de Rusia como cliente

Portesta de agricultores ante un supermercado ALDI el pasado viernes 28 de julio.

El sector frutícola aragonés vive una situación muy delicada. La temporada arrancaba con una huelga de temporeros en Zaidín, secundada por la mitad de los trabajadores, en la que solicitaban derechos como el alojamiento, el abono de los salarios pactados en el convenio colectivo y el respeto de las condiciones laborales en lo referente a la jornada.

El pasado fin de semana eran sus contratadores, agricultores de la zona del Baix Cinca y Lleida, quienes protestaban ante supermercados ilerdenses de las grandes cadenas alimentarias por los bajos precios a los que se ven obligados a vender su producción.

Sin duda ambos, productores y trabajadores del campo, son los perjudicados de un sector que ha visto como la caída de la demanda venía acompañada de una caída en los precios de compra en origen. Ambos factores vienen poniendo en riesgo a los y las agricultoras, en muchos casos endeudados, contribuyendo a la precariedad de los y las temporeras.

Huelga de temporeros en Zaidín.
Huelga de temporeros en Zaidín.

En plena campaña los precios medios en el campo se sitúan cerca, e incluso por debajo, de los costes de producción, entregando fruta a las centrales incluso sin precio y sin contrato. Por poner un ejemplo, el precio de compra a un productor de un kilo de nectarina ronda los 40 céntimos de euro, llegando a comercializarse entre 3 y 4 euros, o en el caso de productos premium, a más de 6 euros el kilo. Unos precios de compra en origen que suponen una caída del 50% con respecto a 2016, y que son sin duda insostenibles en el tiempo.

La solución no parece sencilla pues requiere de la redistribución del beneficio, algo a lo que el capitalismo no está acostumbrado. “Los fundamentos del mercado -oferta y demanda- no funcionan, al final es el agricultor el que acaba vendiendo a pérdidas y con la rentabilidad de su explotación dañada. Esta situación nos aboca a un cambio de modelo: o se reparte de forma equitativa el valor a lo largo de la cadena o a medio plazo tendremos un fruticultura sin agricultores o llevado al extremo una progresiva desaparición de la producción de fruta de verano”, vaticinaba a mediados de julio el responsable de Fruta Dulce de COAG, David Borda.

Los agricultores denuncian inacción política

Algunos de los productores denuncian la “falta de voluntad política” en busca de una solución. Los Estados parecen plegados a los dictados de la Unión Europea, y las administraciones territoriales a los mandatos de los gobiernos centrales.

El Gobierno de Aragón se reunía este martes con las principales Organizaciones Profesionales Agrarias de Aragón en una cita en la que los productores han solicitado ampliar los cupos de retirada, mientras que el Departamento se mostraba escéptico ante la posibilidad de ampliación de estos ya que depende de Europa. Los productores recordaban al departamento que de las 18.000 toneladas autorizadas en el Estado español, el 40% se producen en Aragón, siendo un sector que da trabajo a 15.000 personas en territorio aragonés, instándole a una defensa más vehemente de sus intereses.

Tras la reunión, el director general de Producción Agraria del departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, José María Salamero, enviaba este miércoles una carta al director general de Producciones y Mercados Agrarios del Ministerio de Agricultura, Fernando Miranda, para trasladarle la situación de la presente campaña de fruta dulce en Aragón, pidiendo que transmita a la Comisión Europea y solicite al mismo tiempo una nueva asignación de cupos para la retirada de fruta del mercado en Aragón.

Una medida que ya había propuesto el grupo parlamentario de Podemos Aragón, instando también al Gobierno de Aragón a activar también las subvenciones, aprobadas en una enmienda de la formación, con el fin de facilitar el excedente de fruta a las Redes de Solidaridad Popular y los Bancos de Alimentos.

Protesta de agricultores aragoneses y catalanes ante un Mercadona en Lleida.
Protesta de agricultores aragoneses y catalanes ante un Mercadona en Lleida.

Rusia, el gran consumidor perdido

Nadie podría imaginar que el conflicto en Ucrania podría tener relación con la actual situación del sector de la fruta dulce en Aragón, de hecho nadie lo nombra, si acaso alguna referencia al veto ruso.

La revuelta de Maidan, alentada desde la Unión Europea y Estados Unidos, determinó un golpe de estado y una guerra civil que todavía se desarrolla en territorio ucraniano. El apoyo ruso a la autodeterminación de Crimea y las provincias del Donbass generaron una escalada de sanciones financieras y económicas a Rusia, que respondía con el veto a productos alimentarios europeos por valor de 5.300 millones de euros.

En el mercado ruso se comercializaban anualmente más de 200.000 toneladas de fruta procedente del Estado español. Entre las partidas más importantes se hallaban unas 65.000 toneladas de melocotones y nectarinas de las que un porcentaje muy alto eran producidas en Aragón.

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