Cerrado por vacaciones

Deben ser estos días de agosto en que igual hace tanto calor que los sesos te hierven o tras una noche en que con un poco de suerte has podido dormir sin liarte con las sabanas, te levantas más o menos alegre y optimista. Pero no tengo remedio, es leer la prensa o escuchar la radio y de un momento para otro el buen humor mañanero se va tornando en un enorme cabreo al constatar la inacción y el “morro” de algunos de esos personajes que se hacen llamar clase política en España.

No sé a vosotras, pero a mí me resulta cuando menos insultante y bochornoso que nuestro “presidente en disfunciones”, Mariano Rajoy, se declare agotado y se vaya unos días de vacaciones tras ese “primer paso” dado según él estos días en pos la investidura.

¿De verdad se merece Rajoy unos días de asueto? ¿De verdad este pasado curso político han sido sus esfuerzos tantos y tan bien dirigidos al bien común de los y las ciudadanas de este país como para que en medio de unas negociaciones para la segunda investidura que se vislumbran como duras y poco productivas, meta bañador y chanclas en la maleta y se vaya a descansar a Galicia?

¿No os parecen una tomadura de pelo, otra más, todo este espectáculo de reuniones fantasmas, encuentros en la tercera fase y declaraciones pomposas que no aclaran nada y que a la postre lo que revelan es la incapacidad de toda la clase política para tomar decisiones que favorezcan los intereses y el futuro de quienes vivimos en este país y no los suyos propios y los de sus partidos?

El presidente Rajoy  ha suspendido el curso político, por tanto debería esforzarse estos meses de verano en repasar su asignatura, ya le vale, y presentarse en septiembre listo para aprobar y con nota, o bien dejar que otros hagan el examen en su lugar. Lejos de eso, prefiere irse a su tierra a descansar, debe pensar que merecidamente, y si acaso, ya hará alguna llamadita puntual si lo considera de necesidad extrema. De no darse esa situación el presidente cierra el tinglado por vacaciones hasta septiembre.

Al líder del PP parece que le preocupa poco o casi nada, que este año y van ya ocho, la cosa siga pintando fatal para los y las ciudadanas. Ahí es nada, ¿qué son más de 8 meses de interinidad sin gobierno? Nada que le motive para quedarse a trabajar en Madrid este agosto.

Cual María Antonieta gallega, Rajoy cambia los brioches por el pulpo y las queimadas  y parece que nos lanza el mensaje de “que os den a los de a pie, yo me largo de vacaciones” Hubiera sido mucho esperar que Mariano, maestro en eso que se ha dado en llamar el “tancredismo”, considerará de vital importancia concretar en este agosto el debate de investidura. Mejor dejarlo para septiembre y a ser posible, tras las elecciones gallegas y vascas, a ver si hay suerte y de puro aburrimiento cambian las tornas.

Perplejos e impotentes ante todo este teatrillo, aguantamos cómo podemos la maldita crisis que se agarra como una garrapata dispuesta a chuparnos hasta la última gota. Nos hemos convertido en expertos en intentar seguir adelante mientras mantenemos ese equilibrio funambulesco en que han convertido nuestras vidas.

Rajoy se marcha unos días de vacaciones y con él no se sabe cuántos representes de la clase política. Pero no se apuren, nuestros próceres no tienen prisa y han decidido dejar los asuntos más importantes para el país y sus gentes para septiembre. Estarán todo el mes de agosto mareando la perdiz, entre declaraciones cada vez más insoportables por lo marxianas, -de Groucho Marx claro- y ocuparan este mes en idas y venidas a las playas, visitas a los chiringuitos más molones o paseos haciendo como que hacen deporte.

¡Hay que dejarse ver, viva el postureo político! Que el personal piense que se lo merecen, no faltaba más y a la vuelta de septiembre no tengan/mos la tentación, merecidísima, de mandarlos a todos a su casa.

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