Monseñor y otras especies

Desde mi tierna infancia sospechaba que el ente "dios" no debía de estar muy satisfecho con sus portavoces, las palabras de Monseñor Echevarría vienen a corroborar el recelo

Hace tiempo, mucho tiempo ya, que decidí no prestar atención a determinadas ocurrencias. Unas por inapropiadas, otras por insulsas y las que dejé de seguir de inmediato fueron las regaladas desde los púlpitos por clérigos mendaces que buscan insistentemente interferir en nuestros hábitos y costumbres de vida únicamente para tener relevancia, poder, privilegios o prebendas.

He leído una diatriba de Monseñor Echevarría a la sazón Prelado de la prefectura de los mandamases del OPUS Dei. Este buen hombre se descuelga diciendo:

"Discapacitados y subnormales son castigos de Dios a los padres que no han guardado pureza antes de contraer matrimonio". Y con clerical cachaza establece el porcentaje del 90% de los discapacitados como reos de semejante castigo. Después de decir esto descansó. Naturalmente, como cada vez que se critica la "enfermiza obsesión" de los príncipes de la Iglesia, alega en un comunicado que sus palabras fueron malinterpretadas.

Desde mi tierna infancia sospechaba que el ente "dios" no debía de estar muy satisfecho con sus portavoces, las palabras de Echevarría vienen a corroborar el recelo. Vayamos por partes:

En primer lugar nos muestra el Obispo a un dios vengativo y cobarde ¿Por qué castiga a los hijos si los libertinos son los padres? es ¿Castigo o venganza?

En segundo lugar, ya nos suena raro que el Supremo dicte semejante escarmiento a los impuros usando como penados a los hijos cuando lo mínimo que se debe exigir del justiciero Todopoderoso es algo de equidad. Si los padres han faltado al mandamiento de la pureza sexual y dan rienda suelta a sus pasiones antes del matrimonio, lo lógico sería que el Sumo hacedor les hiciera a ellos acreedores de su ira, pero no, en lugar de eso manda una ración de discapacidades para sus vástagos.

Estoy en un sin vivir por conocer que les tiene reservado a los sátiros con sotana ya que oficialmente carecen de descendencia penable.

Los curas y religiosos pederastas, violadores de niños y niñas ¿Qué tipo de castigo merecen en esta vida según juzga el incongruente dios de Echevarría? ¿La dura penitencia de rezar unos padrenuestros postrados de hinojos?

Quizás el prelado todavía no ha caído en la cuenta de que son los niños abusados los que resultan  castigados mientras los libertinos delincuentes siguen oficiando.

O tal vez sí lo haya pensado y sea de la opinión de que los niños manoseados lo son por que provocan con sus impúdicos culitos a los portadores de sotanas; opiniones que por otra parte están bastante arraigadas entre los purpurados.

Dios, "en su justicia infinita”, aparece un poco desproporcionado con el castigo de unos y otros, si a unos pecadores les organiza una prole discapacitada ¿por qué no castra con bisturí roñoso a los religiosos abusadores? y además ¡que fijación ha pillado con la pureza carnal!

Saltarse el mandato virtuoso te condena a sufrir dolor en la desgracia de tu descendencia, si robas, matas, expolias, tiranizas, humillas, esclavizas, exterminas, asesinas, mientes, falseas, engañas, vilipendias, desprecias, odias o incitas al odio, exacerbas... vamos te saltas todos y cada uno de los mandamientos divinos, según Echevarría dios ni se inmuta, eso lo deja para que en la intimidad del confesionario el párroco te imponga una penitencia.

Estos barítonos de la autentica "Verdad" ni siquiera aciertan atribuyéndole poderes al celestial, le hacen aparecer como un ser despiadado y morboso, más preocupado del uso que su creación hace de la sexualidad que de la dignidad humana y la justicia social.

No es el primer caso de Obispo lenguaraz y desgraciadamente no será el último, su colega en la Archidiócesis de Valencia, Monseñor Cañizares, se ha visto obligado a rectificar y pedir perdón por unas lamentables declaraciones en contra de las personas. No voy a matizar que personas, no quiero contribuir a seguir distinguiendo entre los que viven su sexualidad de una manera y los que la viven de otra.

Esta muy bien que haya pedido disculpas a los afectados y concernidas, no obstante esperemos el dictamen judicial para corroborar que la incitación al odio, la homofobia, la calumnia y la difamación tienen respuesta jurídica por mucha Capa Magna y Mitra Obispal que se porte.

Todas estas aberraciones las cometen los prelados sirviéndose de los micrófonos de la cadena COPE, de las cámaras de 13TV o de los púlpitos parroquiales, medios de difusión sufragados a través de las generosas aportaciones que el Estado hace a la Iglesia Católica, directamente, por medio de la famosa X de la declaración de la renta o con la artimaña de utilizar oenegés de ámbito eclesiástico. Así acaban recolectando por los dos lados.

Ni siquiera en ese punto siguen las Sagradas escrituras, preocupados como están por la pureza del comportamiento carnal son incapaces de atisbar otros muchos consejos que sus estatutos bíblicos recogen, o  ¿Ya no recuerdan lo de dar al Cesar lo que es del Cesar y a dios lo que es de dios?

El Cesar en la actualidad es el  Estado, dios sigue siendo la misma entelequia celestial ¿Acaso dios no se hace cargo de los gastos de la institución y tiene el Cesar que solventar el desfase presupuestario? y ¿Qué hacen emisarios del Cesar arrodillándose ante representantes de dios?  Habíamos quedado que cada uno rendía cuentas separadas: Al Cesar lo que es del Cesar... etc.

Vamos a ver si arrojamos algo de luz con un ejercicio fácil de resolver, no es una adivinanza, es una mera exposición de hechos para que nuestros amiguitos los niños de tres añitos contesten:

Si de una situación (acuerdo) entre dos partes una tiene un beneficio y la otra un quebranto financiero, que parte “NO” va a querer que se revise el Concordato ¿La que paga o la que cobra?

A la criaturita que resuelva el problema le daremos un cupón premiado que podrá canjear si cuando sea mayor alguna vez yace en pecado. Haciendo efectivo este premio evitará que dios le envíe un hijo parecido a Monseñor Echevarría.

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